[Hana Ayala] La evolución trasciende el mundo natural ajena a las fronteras políticas. Y es en la escala transnacional del patrimonio evolutivo de la tierra donde aguardan descubrimientos científicos transformadores. Al descubrir las trayectorias evolutivas más relevantes se hace cada vez más evidente el potencial que estos descubrimientos tienen para reforzar la salud y la resistencia del medio ambiente. Sin embargo, se ha pasado por alto esa megareserva de maravillas sin fronteras que se desvela a lo largo de estas trayectorias y que suplica ser reconocida y aprovechada como fuente inigualable para trazar un camino global hacia un futuro sostenible. El artículo respalda esta afirmación con un modelo de negocio diseñado para generar una industria mundial de turismo de nueva generación que abra fronteras transnacionales a la confluencia de la apreciación y la protección de la naturaleza basadas en la ciencia, el arte y la fe. Este modelo refuerza con un añadido de energía económica la inspiración extraída del compromiso de Francisco J. Ayala con el arte para tender puentes entre la evolución, la creatividad y el futuro de la humanidad, así como de su tratamiento de la ciencia y la religión como ventanas complementarias a la comprensión humana del mundo.
Volvamos a entrar en el teatro evolutivo del mundo natural, un gigantesco repositorio de materia prima de conocimiento que podría impulsar a la emergente economía global del conocimiento de forma tan profunda como el petróleo definió la economía industrial, duplicando al tiempo su valor como una infinita red de maravillas que podría revolucionar la sofisticación, las recompensas y el propósito de los viajes por el mundo.
El modelo de resort transnacional pretende servir de catalizador para un replanteamiento radical —sobre la premisa de una economía rigurosa—, del potencial de las infraestructuras hoteleras tanto existentes como venideras, que proliferan en los entornos naturales más extraordinarios de todo el planeta. Para llevar a cabo este cambio de paradigma, es fundamental diseñar de forma proactiva carteras de resorts transnacionales basados en temas científicos con audaz ambición de investigación y alcance geográfico, en los que se adquiera una capacidad transformadora global para vincular la ciencia, la conservación y el desarrollo económico como nunca se había intentado. La ventaja colateral de aprovechar la creciente tendencia de la ecofilantropía y la filantropía científica a gran escala (Verdon et al., 2021; Gruby et al., 2023), a través de la oferta de nuevas oportunidades de inversión a escala multinacional, tampoco tendrá precedentes.
Como portales vivenciales hacia rutas sin restricciones geográficas para el avance científico, los resorts transnacionales adquirirán la capacidad de sobresalir como cunas de la diplomacia científica y vías de acceso a rutas de colaboración internacional. Estos estarán en una posición singular para acoger a pintores, compositores y otros artistas, sirviendo así de terreno propicio para la creatividad artística que ensalce y celebre la complejidad sin fronteras de los sistemas de soporte vital de este planeta. Qué inspiradora consonancia con la premisa de Francisco Ayala de que la ciencia, el arte y la creatividad son dimensiones extraordinarias de la vida humana que merecen llevarse a cabo en concierto y al máximo.
Considero que la rápida transformación de la economía mundial en una economía basada en el conocimiento es una oportunidad trascendental para activar el potencial colectivo de la empresa turística internacional y convertirla en la fuerza más poderosa para moldear el progreso del mundo hacia la sostenibilidad. Esta visión enmarca mi misión de trazar el camino de su implementación. Acojo con satisfacción la perspectiva de aunar este camino con la excelencia de la Universidad Pontificia Comillas en la creación de competencias para el desarrollo sostenible, y con el compromiso de esta universidad de cultivar la ciencia y promover el intercambio de conocimiento científico, al tiempo que se educa a una nueva generación de líderes para transformar el mundo a través de sus contribuciones al bienestar de la humanidad.
La inspiración con la que Francisco ha enriquecido profundamente mi misión seguirá dando forma a su trayectoria y objetivo para hacer converger y reforzar mis logros con su legado vivo. La colección de arte que nutrió y entrelazó nuestras pasiones profesionales y aspiraciones humanitarias —y cuya donación, a mi fallecimiento, a la Universidad de Comillas reafirmo hoy— será el emblema de esta convergencia. Esta colección puede además desempeñar otro papel, en el espíritu de la aspiración que compartimos Francisco y yo de tender puentes entre disciplinas, sectores y naciones. Puede convertirse en el pilar de un puente transnacional enormemente simbólico e inspirador que permita revelar, perpetuar y aumentar de forma única el legado polifacético de Francisco en su conjunto.
El pasado mes de noviembre tuve el honor de asistir, invitada por el Dr. Robert Hauser, a la Reunión General de Otoño de la distinguida Sociedad Filosófica Americana (APS en inglés). Dicha Sociedad es uno de los legados más destacados de su fundador, Benjamin Franklin, quien fuera también uno de los padres fundadores de los Estados Unidos. Entre las misiones de la sociedad está “ponerse al servicio de los especialistas a través de una biblioteca de investigación de manuscritos y otras colecciones reconocidas internacionalmente por su valor histórico imperecedero»2. Entre las joyas que alberga se encuentran el borrador manuscrito antiesclavista de la Declaración de Independencia de Thomas Jefferson y la primera impresión anotada de la Constitución de los Estados Unidos escrita por Benjamin Franklin. Francisco atesoraba el honor de haber sido elegido miembro de la APS y yo atesoro el honor de que los papeles de Francisco formen ahora parte de la inestimable colección de su biblioteca. Por esta razón, me embargó la emoción cuando, acompañada por David Gary, director asociado de las Colecciones de la Biblioteca y el Museo, tuve el privilegio de reunirme con los manuscritos, cartas y otros testimonios de la trayectoria profesional de Francisco (que abarcan unos 61 metros), y que ahora se conservan allí para siempre.
Nuestra colección de arte es el complemento esencial para la comprensión de la creatividad de Francisco Ayala, del enriquecimiento intelectual que extrajo del arte, de su perfil como ser humano completo. Esta complementariedad ha iluminado mi visión de crear un puente único, totalmente simbólico pero inmensamente inspirador, entre la Sociedad Filosófica Americana y la Universidad Pontificia Comillas como depositarios de dos partes inseparables del legado inmortal de este gran hombre, legado que será accesible a los estudiosos en su complejidad y en su potencial —aún no plenamente realizado—, para trazar vías ambientales y socialmente transformadoras con el objeto de usar el conocimiento en beneficio de toda la humanidad.
*Extracto del final del discurso de Hana Ayala «Aprovechar el don de la evolución de las maravillas transfronterizas para abrir nuevas fronteras económicas a la sostenibilidad mundial. Una visión, una hoja de ruta y un compromiso inspirados en la pasión de Francisco J. Ayala por la ciencia y el arte», con ocasión del homenaje en el 90 aniversario del nacimiento de Francisco J. Ayala, en la U.P. Comillas, y publicado en Razón y Fe, n.º 1464.