[Javier Sánchez Villegas] En el blog de la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión, FronterasCTR, con el título “Encontrarse con Dios” publicamos la recensión del libro de Franz Jalics.
Franz Jalics (Budapest, 1927-2021) es un destacado teólogo y escritor jesuita. Enseñó teología en Argentina, donde estuvo secuestrado durante bastante tiempo por los escuadrones de la muerte. Esta experiencia tuvo como consecuencia que su vida diera un giro radical, orientándose hacia la práctica del silencio y la meditación. De hecho, toda ella la ha dedicado prácticamente a dar retiros espirituales y ejercicios a lo largo y ancho de este mundo.
La editorial Sígueme ha iniciado un plan de reedición de la obra completa de Jalics, impulsado por la Asociación de Amigos del Desierto, la cual se declara heredera de su carisma y enseñanza. Hasta este momento, Sígueme ha publicado cuatro obras: Ejercicios de contemplación (1998), Escuchar para ser (2021) y Manual de oración (2022).
Encontrarse con Dios, el libro que estamos presentando, lo ha hecho en 2023, aunque su primera edición vio la luz en 1970 con el título de El encuentro con Dios. Para completar la información sobre la obra en español de Jalics, también conviene citar el libro Jesús, maestro de meditación (PPC, 2014).
Encontrarse con Dios se abre con un “a modo de” prólogo, escrito por Pablo d’Ors, el cual se reconoce desde el principio como un discípulo de Franz Jalics, como un continuador de su misión, a pesar de que considera claramente que la tarea no es nada fácil. Su propósito es intentar poner orden en los papeles de su maestro, lo cual le lleva a tomarse algunas libertades literarias en relación con el manuscrito original. El objetivo es que el resultado final pueda devolverle a la obra una cierta actualidad lingüística que allane el camino a los creyentes y buscadores espirituales de hoy que quieran acercarse a ella.
La obra se estructura en tres partes: “El encuentro personal”, “El encuentro con Dios” y “El encuentro cristiano con Dios”, precedidas de una introducción, en la que se apunta con contundencia los aspectos claves en la espiritualidad de Jalics: “Si lo que se dice sobre Dios no parte de la vida y no aboca a ella, no pasará de ser un discurso que, en el mejor de los casos, amueblará la cabeza, pero ciertamente no alimentará el alma”. “Dios se manifiesta cuando la vida es auténtica”.
- El encuentro personal es esencial para el conocimiento mutuo y la realización de las personas. Este se produce fundamentalmente a través del lenguaje, el cual nos sirve para expresar nuestra interioridad y para comunicarnos con los demás. Sin él, no podríamos conocer, comunicar y crecer como personas. Por este motivo, la interpretación correcta que hagamos del mismo es crucial para comprendernos a nosotros mismos, a los demás y la realidad que nos rodea. Y para desarrollarnos en plenitud.La autenticidad y correspondencia entre lo que pensamos y hacemos fortalece igualmente la relación. El encuentro personal nos libera del aislamiento y nos brinda oportunidades de crecimiento. Es un proceso dinámico que requiere salir de uno mismo y planificar el futuro en conjunto. En el ámbito social, el pluralismo de interpretaciones enriquece el diálogo, pero también puede generar conflictos. Por eso, la cohesión interna de un grupo es fundamental igualmente para su buen funcionamiento.
- El encuentro con Dios se basa en la actitud de fe, esperanza y amor que tenemos hacia los demás. Conocer a Dios implica una búsqueda constante y no conformarnos fácilmente. Aunque Dios es invisible, está presente en todo y en todos de una manera más real que cualquier otra presencia. De hecho, se manifiesta simbólicamente. Los símbolos revelan y ocultan a Dios, y su presencia se percibe como el fundamento del universo. Encontrar a Dios implica encontrar sentido en la vida y una interpretación personal de las manifestaciones divinas. El lenguaje religioso, por su parte, es simbólico y busca expresar lo inefable, porque el encuentro con Dios trae salvación y gracia, y nos libera de la desorientación y el aislamiento. La fe aparece, así, como la respuesta humana al amor de Dios, el cual promueve un encuentro, que siempre es entre personas y tiene un aspecto dinámico y continuo. El aspecto social del encuentro con Dios es relevante, pero debe ser fruto de una elección personal y no impuesta. Ciertamente, todas las religiones tienen derecho a existir y a aprender unas de otras. Pero conviene tener siempre en cuenta que el culto a Dios es simbólico y que debe entenderse en su lenguaje simbólico. Esto, sin embargo, no nos debe hacer olvidar que el verdadero culto a Dios se vive en la vida cotidiana, en espíritu y verdad, de manera espontánea. En definitiva, el encuentro con Dios implica una búsqueda constante y sincera, siendo conscientes de su presencia en todo y en todos.
- El encuentro cristiano con Dios implica vivir en Jesucristo, el cual nos enseña la importancia de las relaciones humanas en nuestra relación con Dios. Jesús buscaba a Dios y nos invita a hacer lo mismo a través de la oración y el amor. Solo así podremos purificar la imagen que tenemos de Dios, la cual está influida por nuestras experiencias pasadas, para comprender su verdadero amor. Como cristianos, tenemos la responsabilidad de transmitir la fe y compartir el amor de Dios con los demás. La muerte no es el final, sino un cambio, y debemos vivir una existencia superior que trascienda la muerte. Jesucristo es nuestro Señor y su camino es siempre de liberación y servicio, no de obligación. Por ello, la revelación cristiana es un mensaje de Dios que arroja luz sobre nuestra vida y nos invita a una interpretación más profunda del mundo.
La integración en la Iglesia visible es importante en el encuentro cristiano con Dios. Sin embargo, sus estructuras pueden tener deficiencias y estar carentes de comunicación total y fluida. Por ejemplo, la moral eclesiástica debe estar en sintonía con la realidad de las personas y la pastoral. La Iglesia, en definitiva, debe abrirse al diálogo con otras religiones y confesiones y mostrar su servicio a la humanidad.
Por otra parte, es necesario integrarse en las estructuras de la Iglesia de manera reflexiva y responsable. Las relaciones entre los grupos y el papel de los líderes son importantes para asegurar la comunicación y evitar tensiones. La palabra profética y el rol pastoral son clave en la Iglesia, y deben promover la renovación de las estructuras y fomentar la colaboración y la construcción comunitaria.
El sacerdote, así, actúa como mediador entre Dios y los hombres, creando un ambiente de oración y comunión.En definitiva, el encuentro cristiano con Dios implica vivir en Jesucristo, reconocer nuestra culpa y experimentar su redención y gracia. También implica compartir la fe y participar en la vida de la Iglesia, superando las deficiencias de las estructuras y promoviendo la unidad y el servicio a los demás. Por tanto, el encuentro con Dios nos invita a una transformación personal y comunitaria en el amor y la fe.
Encontrarse con Dios termina con un epílogo, en cuyas páginas Jalics señala que ha intentado hacer ver cómo nos conocemos unos a otros y cómo la intención, pensamientos y voluntad de las personas se manifiestan mediante símbolos. Que el verdadero encuentro es lo que nos salva del egoísmo y lo que nos redime de la soledad.
Jalics, a lo largo de su obra, ha hablado de Dios en cuanto misterio invisible, y de que, para llegar a conocerlo, se precisa una actitud personal. Todo encuentro entre personas tiene una dimensión religiosa y constituye un símbolo del encuentro con Dios.
Por otra parte, la búsqueda del sentido de la vida, el silencio interior y la experiencia del mal pueden conducirnos a Dios, si bien jamás nos permitirán alcanzarlo de manera completa. En cualquier caso, todo encuentro con Dios es una invitación a seguir buscándolo. Y tenemos un modelo: Jesús; Él nos inspira un profundo sentido de Dios y nos enseña a orientar nuestra vida desde Él.
Libro profundo, serio y fundamental. Con un lenguaje nada complicado, dado que está orientado a llegar al mayor número posible de personas buscadoras de sí mismas, de los demás y de Dios, Jalics nos ofrece una auténtica joya que iluminará un camino que va del yo interior al tú, y del nosotros al Tú absoluto. Siendo esta la primera obra que escribió el autor, yo recomiendo iniciar el camino espiritual que nos propone a partir de ella. Y proseguir con el resto utilizando un criterio cronológico de descubrimiento, el mismo que motivó a Jalics en su andadura por esta singladura espiritual.
Desde aquí quiero agradecer a la Asociación Amigos del Desierto esta iniciativa de publicar la obra de Jalics. Sin lugar a dudas, ayudará a muchas personas a adentrarse en sus desiertos particulares y a convertirlos en ocasión de encuentro con la Fuente de Vida.