[Javier Sánchez] Fue en 1994 cuando Manuel Fraijó, catedrático emérito de Filosofía de la religión en la UNED, editaba un libro titulado Filosofía de la religión. Estudios y textos, publicado en la editorial Trotta. En aquel libro participaban muchos pensadores que, de alguna u otra manera, se habían dedicado a estudiar el tema religioso desde sus respectivas áreas de conocimiento: José Gómez Caffarena, Juan Martín Velasco, José María Mardones, etc.
El libro tocaba todos los palos de la Filosofía de la religión, centrándose en dos cuestiones principalmente: las ciencias de la religión (fenomenología, antropología, psicología y sociología) y los filósofos de la religión (comenzando obviamente por Hume, hasta llegar al momento actual). Esta obra se convirtió inmediatamente en referente para todas las personas que, de una forma u otra, querían acercarse a esta disciplina filosófica, y, cómo no, para todos los estudiantes universitarios de Filosofía. Realmente una auténtica maravilla, solo igualada por la también extraordinaria obra de José Gómez Caffarena, El enigma y el misterio (publicada igualmente en Trotta).
La obra Filosofía de la religión. Historia, contenidos, perspectivas, de 2022, es bien diferente a la de 1994. Fundamentalmente porque esta obra ha sido escrita exclusivamente por Manuel Freijó con un objetivo: narrar pormenorizadamente las peripecias de la reflexión filosófica sobre la religión. Así, a lo largo de sus doce capítulos y un apéndice, el autor hace un recorrido por toda la historia del pensamiento tratando de dar respuesta a determinadas cuestiones que han marcado efectivamente el planteamiento de los distintos filósofos a lo largo del tiempo: ¿cómo surgió la Filosofía de la religión?, ¿qué factores históricos provocaron su aparición?, ¿cómo se ha concretado el estudio de la religión y de lo religioso a lo largo de la historia, desde Hume hasta nuestros días?, ¿qué nuevas perspectivas han aportado las distintas disciplinas en su análisis de lo religioso?
Así, en los capítulos primero y segundo, “estudio introductorio” y “precursores e iniciadores”, Fraijó nos presenta a Hume, Kant y Hegel, pensadores que aparecerán insistentemente a lo largo de la obra, y que fueron los iniciadores de esta disciplina a partir de la influencia que otros (Nicolás de Cusa, Leibniz o Herder) ejercieron sobre ellos.
En el capítulo tercero, el autor trata de lanzarse “a la búsqueda de una definición” de Filosofía de la religión. Para ello, parte de un análisis descriptivo de esta disciplina y de los factores que se dieron para su aparición: el giro antropológico, el descubrimiento de otras religiones, la quiebra del pensamiento dogmático y el debilitamiento de la fe en Dios.
Desde ahí (capítulo cuarto, “estudio positivo del hecho religioso”), trata de acercarse al estudio de la religión desde otros saberes, como la sociología, la psicología, la antropología y la historia, para posteriormente (capítulo quinto, “aproximación fenomenológica al hecho religioso”) analizarla desde dentro y descubrir las situaciones humanas en las que se manifiesta lo sagrado: las llamadas “hierofanías”.
En el capítulo sexto (“fenomenología aplicada”) se da el salto de las situaciones religiosas a las personas que las encarnaron, a sus testigos y estudiosos, a los místicos (como el Maestro Eckhart, santa Teresa o san Juan de la Cruz), y a continuación (capítulo séptimo: “religiones místicas y sapienciales”) al conjunto de religiones que siguen esa estela.
Para culminar el estudio de las distintas religiones, en el capítulo octavo se analizan las “religiones monoteístas”: el judaísmo, el cristianismo y el islam, es decir, las religiones más cercanas culturalmente a nosotros.
El capítulo noveno se centra en “los tres grandes filósofos de la religión”, a saber, Hume, Kant y Hegel. La lista de pensadores culmina en el capítulo décimo (“otros filósofos de la religión”), en el que se estudia el pensamiento de Jaspers, Unamuno, Ortega, Zubiri, Zambrano, Kolakowski, Bloch y Caffarena. En el capítulo posterior (“la religión ante sus críticos”), se presenta la filosofía de algunos de los autores más críticos con la religión, en concreto, Feuerbach, Voltaire, Rousseau, Diderot, Nietzsche… Ellos, con su crítica, han contribuido a que la Filosofía de la religión sea lo que hoy es.
Una de las tareas más importantes que la Filosofía de la religión ha desempeñado ha sido la de combatir el fundamentalismo (capítulo duodécimo, “a modo de epílogo: contra los fundamentalismos”). Se parte de la base de que no hay ninguna “cosa segura” en Filosofía de la religión. Con otras palabras, en el fondo se trata de ir cambiando lo “absoluto” por lo “verdadero” en las religiones. Tarea queda…
El libro termina con un apéndice: “la filosofía de la religión en España”. En el caso español, lo primero que conviene destacar es la estrecha vinculación entre Filosofía de la religión y teología. De hecho, hay un número importante de filósofos de la religión que también han prestado un gran servicio a la teología: Caffarena, Martín Velasco, Fierro… La lista es larga. Obviamente, también hay autores que estudian lo religioso al margen de la filosofía y de la teología, y otros que son muy críticos con lo religioso y que han tratado de acercarse a la religión desde posturas claramente hostiles. El apéndice termina con el estudio de “otros cultivadores actuales de la filosofía de la religión”, entre los que se encuentran Reyes Mate, Sádaba, Torres Queiruga y Estrada.
Como hemos señalado más arriba, nos encontramos ante un libro llamado a ser referente en Filosofía de la religión. Además de estar bien estructurado y pautado en su nivel de complejidad, cuenta con una batería de notas a pie de página que fundamenta e ilustra cada punto que se toca, en los que se citan libros lo más actuales posible y en castellano en su mayoría (aunque también aparecen otros en alemán, francés o inglés).
Entendemos que esta es la obra culmen de un pensador que ha dedicado su vida por completo a la enseñanza de esta disciplina en la universidad. Se nota y se agradece su tono pedagógico. Los actuales alumnos ya no tendrán una excusa para no sacar matrícula de honor.
Esta recensión apareció en la revista Razón y fe.