[Pedro Castelao] En una coyuntura histórica en la que las sociedades occidentales están tomando decisiones y legislando sobre aspectos fundamentales de la vida humana que se concretan, sobre todo, en las cuestiones relacionadas con su comienzo y su final, se agradecen y son siempre bienvenidas las reflexiones fundamentales que, con claridad y competencia, amplían la mirada, agrandan el marco de reflexión y acercan al gran público el enorme caudal de sentido y significación que tiene la tradición cristiana*.
Y esto, principalmente, por cuanto que dichas decisiones se enmarcan en una concepción global del ser humano que, en el debate político, en las noticias de actualidad y en la vida diaria, suele camuflarse y, así, pasar desapercibida.
Es un mérito importante de este libro hacer emerger esa concepción estructural implícita sin dedicarle ningún capítulo ni ningún epígrafe, sino únicamente mostrándola como trasfondo, de forma puntual, pero muy efectiva, al ir exponiendo los centros neurálgicos de la concepción cristiana del ser humano. El lector que quiera profundizar en dicho marco ambiental puede leer Después de la modernidad. La cultura posmoderna en perspectiva teológica, Sal Terrae, Santander, 2020, escrito, también, por Emilio J. Justo.
Libre del más amplio desarrollo y del más voluminoso aparato bibliográfico que allí utilizó, el autor opta ahora por una exposición más personal, más limpia y cristalina que busca la cercanía, la sencillez y la ligereza siempre gratas al lector no especialista. Su intención es adentrarse en aspectos centrales de la antropología, desde la perspectiva de la teología, pero de forma que todo el mundo pueda comprenderlo, sin necesidad de estar versado en los detalles más particulares y concretos de la teología sistemática.
Lo que quiere es mostrar al hombre, sin reduccionismos, tal cual es: como un ser complejo, en su dimorfismo sexual, no reductible a ser un algo, sino un alguien personal, singular, consciente, libre, social y espiritual, siempre abierto —lo sepa o no— al misterio fundante del amor de Dios.
Por ello, frente, por un lado, a una concepción unidimensional del ser humano que lo reduzca meramente a sus sustratos bioquímicos y le niegue la libertad, la singularidad y hasta la conciencia y frente, por el otro, a una concepción prometeica que lo convierta en principio absoluto de sí mismo, de modo que fíe a su propia tecnología la derrota completa y definitiva de todo mal, e incluso la superación de la muerte —como sueña el transhumanismo— Emilio J. Justo propone una idea de la vida humana mucho más modesta y, a la vez, mucho más radical.
Al concebirlo, en el capítulo primero, como un ser creado por Dios —a saber: ontológicamente dependiente de una manera absoluta e inefable— el ser humano se descubre realidad donada, fundada en la gratuidad de Dios, a cuya imagen y semejanza es puesto en el ser.
Por eso, en el capítulo segundo, el autor despliega una concepción de la humanidad que ahonda en su carácter personal, en su singularidad, en su corporalidad, en su libertad, en su vocación al amor y en la necesidad de un proyecto vital o de una misión en la que él mismo se realice con decisiones y acciones. Lo cual no significa, de ninguna manera, que el autor caiga en una idea complaciente o ingenua de lo que es ser hombre o ser mujer.
En el capítulo tercero, en consecuencia, aborda la cuestión de la fragilidad humana y recorre las huellas de la finitud concretadas en un análisis de la vulnerabilidad, la muerte y el mal. Y es que se trata, en el caso del ser humano, de una criatura que habita la paradoja, pues en la mayor de las desgracias —como ya dijo Pascal— es superior al universo entero tan solo por su saberse desgraciado.
Es a esta dimensión intelectual y multiforme a la que se dedica el capítulo cuarto, donde el autor reflexiona sobre la palabra, la ciencia, el pensamiento y la creatividad. Algo que, como es obvio, no puede concebirse cabalmente desde una concepción aislada del ser humano, sino únicamente atendiendo a su esencial estructura comunitaria.
A esto va el capítulo quinto, que se centra en la condición relacional, solidaria, comunitaria y política del ser humano.
Como no podría ser de otra manera el libro finaliza con un sexto capítulo y un breve epílogo en los que el autor se asoma a la dimensión teologal de la existencia en la que se afronta de cara lo que, por lo demás, ha sido una característica transversal de toda la reflexión de este libro: el anhelo de infinito, la interlocución con Dios, la necesidad de la salvación y la esperanza en una vida eterna de dicha y plenitud inimaginable.
El libro termina con una útil indicación bibliográfica en la que se ofrece una breve sinopsis de diez títulos que invitan a seguir leyendo. Quien quiera acercarse de forma concisa y clara a cuestiones centrales de la antropología cristiana tiene en esta nueva publicación de Emilio J. Justo un instrumento sumamente útil y recomendable.
*Recensión del libro de Emilio J. JUSTO, La belleza del ser humano. Reflexiones desde la teología, Sígueme, Salamanca 2022, publicada en Razón y Fe, 2023.