(Por Leandro Sequeiros) Durante más de 40 años, los socios y los amigos de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) se han reunido anualmente. En mayo de 2020 la Asamblea de Socios ha renovado la Junta Directiva con nuevas ideas dentro de los nuevos escenarios de nuestra sociedad española. Según sus Estatutos (Artículo 2) ASINJA nació con una vocación “interdisciplinar”. ¿Estamos satisfechos de la tarea realizada? ¿Creemos haber construido pensamiento interdisciplinar? En una sociedad de fragmentariedad de saberes, ¿tiene sentido el intento de integración de los saberes? Estas preguntas son propias de FronterasCTR dentro de la cultura interdisciplinar de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión.
En nuestra sociedad se suele hablar con frecuencia de una metodología y de una cultura de la interdisciplinariedad, especialmente en ambientes intelectuales. Con ocasión de la gran pandemia del COVID-19 a partir de marzo de 2020, los expertos han insistido en que había que abordar el tema del Coronavirus desde una óptica “interdisciplinar”, en la que debían tenerse muy presentes las dimensiones sanitarias, científicas, sociológicas, económicas, morales, políticas y culturales de la nueva realidad que se nos venía encima.
En el entorno plural de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA), la dimensión interdisciplinar no solo está en el título dela Asociación sino que, como veremos, es su objetivo metodológico e intelectual fundamental: la respuesta interdisciplinar a los grandes problemas y retos de nuestra sociedad occidental.
Interdisciplinariedad
Pero ¿qué es la interdisciplinariedad? No cabe duda de que hay multitud de sinónimos y sentidos muy diferentes. Desde luego se puede encontrar una enorme diversidad en la interpretación y definición de lo que es esta palabra. En primer lugar, es una tarea. Y además, un proyecto intelectual, una opción epistemológica.
El término interdisciplinariedad surge por primera vez en 1937 y le atribuyen su invención al sociólogo Louis Wirtz.
De las muchas definiciones de este concepto, consideramos que la definición más cercana a los objetivos de ASINJA y que forma parte del consenso del grupo es la que se trasluce de este texto del filósofo empirista lógico y epistemólogo Carl Gustav Hempel (1905-1997):
“Tal vez la palabra clave sea la de “integración”: diversos saberes, epistemológicamente distintos, se pueden integrar sistémicamente en una unidad superior de conocimiento que supone mayor unidad. Progresivamente, el esfuerzo de muchos investigadores se dirige hacia la construcción de puentes conceptuales, metodológicos y epistemológicos que sitúan determinados aspectos del conocimiento de la realidad en niveles superiores del saber.La sistematización científica requiere el conocimiento de diversas conexiones, mediante leyes o principios teóricos, entre diferentes aspectos del mundo empírico que se caracterizan mediante conceptos científicos. Así los conceptos de la ciencia son nudos en una red de interrelaciones sistemáticas en la que las leyes y los principios teoréticos constituyen los hilos… Cuantos más hilos converjan o partan de un nudo conceptual, tanto más importante será su papel sistematizado o su alcance sistemático” (Carl Hempel, Philosophy of natural science, Prentice-Hall, 1966). |
Siguiendo a Hempel, ¿qué es lo que hemos hecho (o al menos lo hemos intentado) en ASINJA durante más de 40 años? Repasemos los objetivos o Propósitos Básicos de la Interdisciplinariedad:
- Lograr que los conocimientos de las disciplinas se integren en un sistema conceptuales. De categorías, leyes, teorías, que contribuyan a la formación intelectual de los estudiantes.
- Establecer una relación interdisciplinaria basada en la obtención de habilidades y valores, no reducida a la simple transmisión de conocimientos.
- Ampliar de forma científica el conocimiento y cultura general, siempre basado en la investigación, sin perder el carácter propio de cada disciplina
- El carácter de interdisciplinariedad se fortalece cada día y prueba de esto es que se aspira a la elaboración de un pensamiento integrador, que es otra forma de llamar la interdisciplinariedad.
ASINJA y la interdisciplinariedad
Pero volvamos a ASINJA, la Asociación Interdisciplinar José de Acosta. El hecho de habernos podido reunir anualmente durante 43 años un grupo de hombres y mujeres bajo las siglas de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta), procedentes de muy diversas disciplinas (tanto de ciencias de la naturaleza, ciencias humanas y sociales, e ingenierías) para dialogar sobre los retos que plantean diversas situaciones de nuestra época desde diversas perspectivas, ¿nos constituye ya en grupo interdisciplinar? ¿Es interdisciplinar cualquier esfuerzo de diálogo entre personas con una cultura de nivel universitario?
Estas son las preguntas de fondo que se han hecho los componentes el grupo durante todo estos años. ¿Creemos que tratar a fondo sobre un tema social, científico, humanístico o religioso; charlar, discutir, dialogar, escuchar críticamente las perspectivas de todos y cada uno nos constituye en Asociación Interdisciplinar? ¿Hemos construido conocimientos nuevos o simplemente hemos acumulado información? ¿Ha emergido algo diferente? ¿Hemos hecho interdisciplinariedad o transdisciplinariedad? ¿Hubo emergencia integradora o acumulación cuantitativa de conocimientos? ¿No habrá sido más bien una ceremonia narcisista de confusión, una mezcla de elementos que no eran homogéneos?
Desde el punto de vista epistemológico ¿hemos aceptado el pluralismo en las metodologías y en los conocimientos? ¿Hemos navegado en el sano relativismo, en el perspectivismo, en la tolerancia? ¿Creemos que es posible la interdisciplinariedad? ¿Qué concepto de verdad estaba debajo de nuestra búsqueda? ¿Hemos soportado la diferencia en los enfoques, metodologías, perspectivas? ¿Creemos que todos los conocimientos humanos tienen el mismo rango? ¿Hemos superado el obstáculo de las dos culturas? ¿Nos situamos en la “tercera cultura” de Brockman(o en su versión española de Cultura3.0) en la que la ciencia subsume todos los demás conocimientos? ¿Hemos respetado la autonomía epistemológica de las ciencias sociales?
ASINJA: ¿Qué interdisciplinariedad? Evaluación de 43 años de actividad y de Jornadas anuales
Durante 43 años (desde el año 1974, que fue la primera reunión, hasta la última celebrada, que fue en el año 2016), un grupo de personas procedentes de áreas disciplinares, culturas, tradiciones religiosas y contextos geográficos, ha intentado ofrecer una reflexión interdisciplinar de carácter anual. Constituidos en Asociación Interdisciplinar José de Acosta desde 1974.
No está hecho aún elaborado un estudio completo del desarrollo de las metodologías y contenidos estas 43 reuniones. Se puede consultar un libro que contiene los índices de los libros de actas publicados puntualmente cada año, gracias a la ayuda de la Universidad Pontificia Comillas.
Según la metodología de la Asociación, todos los años, en la Asamblea de Socios, se elige democráticamente el tema para la siguiente reunión. ¿Qué mecanismos psicológicos y qué intereses conscientes o inconscientes han ido marcando la ruta de temas durante estos 43 años?
No aventuramos ninguna hipótesis. Lo que sí parece claro es que la navegación no ha sido errática. Existe un hilo conductor sutil: el deseo de poner a un grupo de hombres y mujeres de procedencia intelectual suficientemente diversa en disposición de responder a los ecos de unas ponencias desde la perspectiva de su propia formación científica, tanto en ciencias de la naturaleza, ingenierías, ciencias sociales incluidas la teología.
La metodología ha variado poco desde los inicios. A partir del tema propuesto, la Junta Directiva elabora un proyecto breve. A partir de este se separan diferentes temáticas, se invita a ponentes y se da a conocer el programa. Por supuesto, siempre hubo cabida para comunicaciones libres de los asistentes. Las ponencias y las comunicaciones ocupan un lugar importante. Pero el protagonista es el diálogo, el intercambio de pareceres desde la perspectiva de cada uno. En un ambiente distendido, dialogante y empático – imposible de reflejar en las Actas- los asistentes han ido, a lo largo de 40 años, elaborando una cosmovisión abierta que permite la participación de nuevos miembros.
Sería de gran interés cuantificar la procedencia, formación, asiduidad, participación y, sobre todo, formación humana e intelectual de los asistentes. No tenemos esos datos. Pero si se puede afirmar que ha existido bastante variedad, dentro de una gama amplia. Mentiríamos si afirmáramos que hubo espacio para las posturas extremas, tanto en lo intelectual como en lo social, político y religioso. Pero hubo un suficiente pluralismo y libertad para expresar opiniones a veces enfrentadas.
La intuición inicial del jesuita y matemático Alberto Dou (1915-2009)
ASINJA, como Asociación Civil, nace hace 43 años impulsada por los vientos de un grupo de jesuitas, profesores entonces en Universidades Públicas. Tal vez se deba a Alberto Dou (1915-2009) la feliz iniciativa. Pero tengamos en cuenta que ASINJA se inserta en la tradición científica interdisciplinar de la Compañía de Jesús.
Ya desde sus inicios, en los tiempos del fundador, Ignacio de Loyola, la Compañía de Jesús tuvo un sesgo intelectual. La Compañía de Jesús nació con una mirada hacia las culturas emergentes. Y siempre procuró estar en los debates culturales y científicos de la modernidad. La emergencia del protestantismo exigía armas intelectuales, más que de fuego, para defender la fe. Y desde el inicio, esa presencia de los jesuitas fue muy significativa en los medios científicos.
En esa convocatoria al debate intelectual hay que colocar a ASINJA. Pero acerquémonos a los últimos años. En los documentos recientes de la Compañía, la ciencia (entendida en un sentido amplio como conocimiento racional que se infiere de la investigación y el estudio) no está ausente. La XXXI Congregación General de la Compañía de Jesús, de 1965, dedica uno de sus Decretos (el número 29) al trabajo y a la investigación científica, a fin de exhortar a la dedicación en este campo. Se trata de estar presentes en los cambios culturales del mundo contemporáneo con el espíritu del Concilio Vaticano II, que estaba acabando.
Tal vez de la llamada del Papa Pablo VI a luchar contra el ateísmo y este Decreto 29 de la Congregación General XXXI de 1965, marcan el embrión de lo que luego sería ASINJA.
El texto del decreto 29 (CG XXXI) comienza por recordar la importancia de ello:
«Aprecien en gran manera los jesuitas el trabajo científico y en especial el de la auténtica investigación, y considérenlo como uno de los ministerios de la Compañía más necesarios. Es un apostolado muy eficaz, del todo conforme con la antigua tradición de la Compañía, y responder plenamente a las recomendaciones tantas veces reiteradas de los Sumos Pontífices, en particular durante el último siglo. Se adapta además muy bien a las exigencias de los hombres de nuestro tiempo, pues constituye una excelente base para iniciar y continuar el diálogo, incluso con los no creyentes, y sirve de medio para ganar su confianza en la Iglesia y para elaborar y enseñarles a realizar la síntesis de la fe con la vida» [Congregación General XXXI (1965), Decreto 29 (“Investigación Científica”), número 1].
Años más tarde, la Congregación General XXXIV de la Compañía de Jesús (celebrada en el año 1995), en su Decreto 16 alude a la tradición intelectual y a la presencia de los jesuitas en ambientes intelectuales. Esto implicaba una sólida formación universitaria junto a una profunda espiritualidad. Y además, esto no es una tarea de unos cuantos, sino una dimensión transversal de la Misión de la Compañía. Y esta Misión no puede separarse de la promoción de la justicia, la ecología y la espiritualidad.
Los senderos ocultos que tejen la historia de ASINJA
Pero volvamos a la tradición interdisciplinar de ASINJA. La que fue llamada “I Reunión Interdisciplinar de jesuitas españoles” tuvo lugar en Los Molinos (Madrid) en 1974 y las Actas, con el título “Ciencia y humanismo”, se publicaron en 1975. En el tomo II (“Configuración de la sociedad futura”, 1977) leemos en la presentación (firmada por Alberto Dou): “El presente texto constituye las Actas de la II Reunión Interdisciplinar de jesuitas españoles, que tuvo lugar en Zaragoza del 9 al 13 de setiembre de 1975”. A ella asistieron 15 jesuitas.
¿Qué cosmovisiones se fueron tejiendo a lo largo de estos 40 años? ¿Qué senderos ocultos han facilitado la pervivencia de 40 años de reuniones? No es fácil diseñarlo. Lo que sí es claro es que el peso intelectual de Alberto Dou (alma de las reuniones durante veinte años) ha configurado el estilo y el talante de las jornadas.
ASINJA empezó a “hacer interdisciplinariedad” sin haberse puesto de acuerdo sobre lo que esta palabra significaba. De ello hablaremos más tarde. Lo que si planteamos como hipótesis es que la ruta ha sido orientada por algunas de las ponencias de las reuniones iniciales. Desde mi punto de vista –siempre subjetivo y revisable – las intuiciones de Dou y su personalidad arrolladora y algunas de las ponencias han ido configurando el marco epistemológico.
Veamos algunos ejemplos. En el volumen XI (“Fragmentariedad de las Ciencias”,1985), leemos en la Presentación de Alberto Dou: “El presente texto contiene las Actas de la XI Reunión Interdisciplinar José de Acosta que tuvo lugar en Collado Villalba (Madrid) del 5 al 9 de septiembre de 1984. Estas reuniones vienen celebrándose anualmente y sin interrupción desde 1974”. Según consta en el volumen, asistieron 36 jesuitas y no jesuitas.
Y al final de esta presentación leemos: “Por primera vez estas Reuniones Interdisciplinares reciben el apelativo “José de Acosta”. La razón es que el grupo de profesores universitarios que organiza estas Reuniones se constituyó jurídicamente el 13 de enero de 1984 en la Asociación Interdisciplinar José de Acosta y ha dado su nombre a las Reuniones Interdisciplinares. La Asociación, al igual que todas las once Reuniones Interdisciplinares ya celebradas, se propone promover el diálogo entre la fe y la cultura contemporánea al servicio de los hombres de nuestro tiempo. Se trata de una asociación cultural; para ser miembro numerario se requiere ser profesor universitario o tener el grado de doctor. La primera Asamblea General de la Asociación tuvo lugar en Collado-Villalba en septiembre de 1984; en ella se eligió la primera Junta Directiva: Alberto Dou (Presidente), José Ramón Masaguer (Vicepresidente), Augusto Hortal (Secretario), Mª del Camino Cañón (Tesorera), Fernando Riaza y Miguel Lorente (vocales). José de Acosta (1540-1600) fue un jesuita, científico, historiador y filósofo de las ciencias naturales y comprometido misionero (de 1571 a 1578 estuvo en América). A. Udías y M. Lorente presentaron en esta Reunión sendas comunicaciones sobre Acosta, y ha parecido oportuno incluirlas en estas Actas al comienzo mismo del texto antes de la primera ponencia” (Actas, p. 15).
En los Estatutos de ASINJA leemos: Estatutos: objetivos y métodos. Artículo 2. – 1ª – El fin de la «Asociación Interdisciplinar José de Acosta» es el de fomentar el intercambio intelectual entre personas dedicadas a las ciencias de la naturaleza, a las ciencias humanas y a las disciplinas teológicas y filosóficas, en orden a promover un esclarecimiento de los problemas humanos y formulaciones del mensaje cristiano que favorezcan el diálogo entre la fe y la cultura contemporánea al servicio de los hombres de nuestro tiempo.
ASINJA y la “fragmentación del conocimiento humano”
Los miembros de la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) siempre han sido sensibles a lo que se ha dado en llamar la “fragmentación del conocimiento humano”. En el tríptico de difusión de la identidad de ASINJA, editado hacia 2000, leemos:
“Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA) – En colaboración con la Universidad Comillas, Madrid. La fragmentación del conocimiento humano ha hecho perder la comprensión de la realidad. En ámbitos científicos y humanistas se detecta la necesidad de crear espacios en los que sea posible el intercambio entre las distintas ramas del conocimiento humano. Ante este reto, la Asociación Interdisciplinar José de Acosta (ASINJA), se constituye como una asociación cultural sin ánimo de lucro, que pretende fomentar el diálogo interdisciplinar. ASINJA, cuyos comienzos estuvieron impulsados por una iniciativa nacida de miembros de la Compañía de Jesús, dentro de un amplio pluralismo ideológico, se declara respetuosa con el ámbito interreligioso en general y con el humanismo cristiano en particular”.
La epistemología oculta de ASINJA: ¿qué interdisciplinariedad?
No es fácil encontrar en los 41 volúmenes de Actas de las reuniones de ASINJA una definición precisa de lo que se entiende por “interdisciplinariedad”. Desde el primer volumen (1975) se usa esta palabra y se alude a ella como un intento de diálogo entre diferentes disciplinas. E incluso, en el volumen XI, en la presentación de Alberto Dou, se lee “La Asociación, al igual que todas las once Reuniones Interdisciplinares ya celebradas, se propone promover el diálogo entre la fe y la cultura contemporánea al servicio de los hombres de nuestro tiempo”.
Da la impresión de que se entendía por interdisciplinariedad el “diálogo entre la fe y la cultura”. Pero, ¿qué se quería decir con esta expresión? ¿Qué epistemología oculta?
Se daba por supuesto que la fe (se supone que fe religiosa, y cristiana porque nunca –que sepamos- hubo representación de otras religiones) tiene un componente racional. Y que, por tanto, está legitimada para “dialogar” –como se entienda – con la “cultura” (que en este caso se suponía que era la cultura universitaria, la cultura científica, la racionalidad científico-técnica. Y además, al hablar de ciencia, en los primeros años se tenía una visión restringida a las ciencias experimentales y lógico-matemáticas. Más posteriormente (tal vez por influjo de Popper) se incorporaron las ciencias sociales (aunque algunos miembros no lo entendieron demasiado).
Superados los conflictos que promovió Snow en 1959 con “las dos culturas” y los debates entre Wilson y Gould sobre la asimilación o no de las humanidades por las ciencias naturales, los socios y amigos de ASINJA han podido dialogar (entendido como intercambio de opiniones, sin más) en un ambiente plural. Tal vez el único escollo que ASINJA ha tenido –al igual que sucede en la Cátedra Ciencia, Tecnología, Religión (ICAI, Universidad Comillas) ha sido la escasa incorporación de los teólogos.
Pero a lo largo de 40 años, ¿se ha reducido su horizonte a este intento de diálogo? ¿Hubo algo más? Describimos más adelante este intento como de “rebelde interdisciplinariedad”. Pero antes conviene explicitar qué es lo que hoy se entiende por “interdisciplinar”.
La rebelde interdisciplinariedad: historia de un intento de domesticación
En el volumen XI (“Fragmentariedad de las Ciencias”,1985) se contiene una ponencia que, en mi opinión, ha marcado profundamente el futuro de las reuniones. Se trata de “Laguna de la Ciencia o lagunas de Ciencia: la fragmentariedad y lagunas de la ciencia vista desde la Sociología”cuya autora es la profesora Rosa Aparicio.
La autora describe así el enfoque por el que ha optado:
“No quisiera detenerme excesivamente en mostrar cómo, una vez considerados sociológicamente los datos disponibles sobre la producción científica, aparecen ciertos vacíos y determinadas lagunas en el inmenso panorama de la ciencia moderna (…). Me ocuparé de aclarar por qué, según el punto de vista sociológico no pueden menos de aparecer en la ciencia fragmentariedad y lagunas. O expresándolo de una manera más positiva: según mi apreciación, las aportaciones que más interesan de la sociología de la ciencia para nuestras presentes jornadas consistirían en lo siguiente:
|
La ponencia de Rosa Aparicio se divide en cuatro partes (pág- 31 ss): en la primera presenta los supuestos metodológicos sobre los que se apoya; en la segunda, justifica cómo la investigación sociológica conduce a “contar con que siempre todo trabajo científico forzosamente dejará inexploradas muchas posibilidades de lo que podemos llamar el orden real. Este terreno inexplorado da lugar a que siempre haya lagunas en la ciencia”. En la tercera parte, la ponencia se detiene a acotar el significado de esas lagunas para la comprensión de la actividad científica; y en último lugar (pág. 54 ss) la ponencia plantea algunas consideraciones “acerca de las consecuencias que esto tiene para una filosofía del trabajo científico y para la ética del saber”.
Este texto de la ponencia nos ha parecido especialmente iluminador: “Entonces la fragmentariedad de todo saber científico, no ya de la sociología, no se deriva simplemente de un exceso de datos que superan las capacidades de intercomunicación y sistematización de la comunidad científica. Se deriva del hecho de que la constructividad humana siempre es algo encarnado, de forma parcial, finita y cambiante, en la realidad envolvente. Y las lagunas del saber no son simplemente hechos que aún no hayamos descubierto dentro del orden que históricamente ha venido a producirse; hay lagunas quizás, que se abren sobre los abismos de posibilidades absolutamente no contactadas por el hombre en su historia, abismos de que a veces sospechamos al meditar sobre fracturas e irregularidades de nuestro modo de convivir”.
Todo este planteamiento conduce a dos mensajes: “Por una parte, insiste en que para las ciencias de la sociedad, y para la sociedad misma, es insuficiente hablar de verdades científicas e ignorancias parciales, si no se trata inmediatamente de la pertinencia de esas verdades e ignorancias con relación a determinadas formas de vivir. Por otra parte, recalca la conexión que existe entre las distintas formas científicas y no científicas de encaminamiento hacia una reconstrucción simbólica del mundo. Los especialistas tendemos con excesiva frecuencia a olvidar lo que de esto puede afectarnos y a situarnos por encima de una sociedad y de una historia llamadas a ser juzgadas y a ser enseñadas por nosotros” (pág. 53).
Y concluye: “Llaman la atención las conclusiones convergentes de los estudios empíricos, e incluso de informes de gobiernos, sobre el pésimo nivel de intercomunicación vigente entre los profesionales de la ciencia. Esto nos invita a preguntarnos sobre nuestro nivel de intercomunicación disciplinar e extradisciplinar y sobre lo que ello puede representar para nuestra inserción cultural y nuestra fecundidad intelectual” (pág. 55) (…) “Entonces, a nosotros en particular la sociología de la ciencia nos invita a preguntarnos si en la docencia de nuestros ambientes [y en la tarea de ASINJA] se transparenta lo que la ciencia tiene de procesualidad, movilidad e incardinación cultural, o si se da en ella una imagen mitológicamente descarnada, con las consecuencias que nos parezca que ello puede tener para la salud intelectual de la sociedad del futuro” (pág. 56).
Algunas aportaciones de la sociología del conocimiento
Estos textos son suficientemente expresivos, peroconviene explicarlos más minuciosamente. La sociología del conocimiento es consciente que, con el transcurrir del tiempo, el propio desarrollo científico-técnico hizo que fueran surgiendo paulatinamente numerosas ramas científicas. En general empezaron a aparecer especialistas en cada una de esas disciplinas que no eran especialistas en otras áreas de conocimiento, por lo que ciertos estudios que requerían de conocimientos en diversas áreas eran inasequibles a la mayoría de científicos especializados en una cierta área. Y ello se relaciona con la historia del esfuerzo humano para unir e integrar situaciones y aspectos que su propia práctica científica y social separan.
Demanda el conocimiento del objeto de estudio de forma integral, estimulando la elaboración de nuevos enfoques metodológicos más idóneos para la solución de los problemas, aunque su organización resulta compleja, ante la particularidad de cada disciplina científica, que posee sus propios métodos, normas y lenguajes.
Es en fin una filosofía y marco metodológico que podría caracterizar la práctica científica consistente en la búsqueda sistemática de integración de las teorías, métodos, instrumentos, y, en general, fórmulas de acción científica de diferentes disciplinas, a partir de una concepción multidimensional de los fenómenos, y del reconocimiento del carácter relativo de los enfoques científicos por separado. Es considerada una apuesta por la pluralidad de perspectivas en la base de la investigación.
El trabajo interdisciplinar es una postura que conlleva al desafío de superar las visiones fragmentadas y asumir una posición más radical con el objetivo de erradicar las fronteras entre las disciplinas, el trabajo interdisciplinar lleva implícito romper las barreras entre la teoría y práctica. Por lo que la interdisciplinariedad esencialmente, consiste en un trabajo colectivo teniendo presente la interacción de las disciplinas científicas, de sus conceptos directrices, de su metodología, de sus procedimientos, de sus datos y de la organización en la enseñanza.
Aunque la palabra interdisciplinariedad aparece por primera vez en 1937, y su inventor es el sociólogo Louis Wirtz, la Academia Nacional de Ciencia de los Estados Unidos había empleado la expresión «cruce de disciplinas», y el Instituto de Relaciones Humanas de la Universidad de Yale había propuesto el término «demolición de las fronteras disciplinarias«.
Es sorprendente comprobar que Thomas S. Kuhn, en su obra por lo demás capital para la sociología de la ciencia, La Estructura de las Revoluciones científicas (1962) no abordó el problema de la interdisciplinariedad, aunque sí trató el problema de la especialización.
Tampoco hay referencia alguna a la interdisciplinariedad en el libro clásico de Robert Merton sobre la sociología de la ciencia, pero Merton se interesó en este problema a partir de 1963, cuando escribió en su obra «The mosaic of the behavioral sciences» lo siguiente: «los intersticios entre las especialidades se van llenando gradualmente con especialidades interdisciplinarias» (Merton, 253). Obsérvese que Merton habla de «especialidades» y no de «disciplinas».
En la obra monumental publicada por la UNESCO, «Principales tendencias de la investigación en las ciencias sociales y humanas» (1970),el problema de la recombinación de las especialidades se examina apenas de modo fugaz. El capítulo de este libro redactado por Jean Piaget, con el título «Problemas generales de la investigación interdisciplinaria y mecanismos comunes», trata de problemas muy importantes, pero el tema que parece anunciar el título apenas se aborda en las dos últimas páginas, que no obstante tienen el mérito de proponer la expresión «recombinación genética», respecto de las «nuevas ramas del saber» (Piaget, 524).
Otros autores sí mencionan este tema, admitiendo que es difícil de encuadrar. Así, por ejemplo, Edgar Morin dice lo siguiente: «He utilizado sin definirlos los términos de interdisciplinariedad, multi o polidisciplinariedad y transdisciplinariedad. Si no los he definido es porque son polisémicos e imprecisos. Por ejemplo, la interdisciplinariedad puede significar pura y simplemente que distintas disciplinas se consideren al mismo tiempo, del mismo modo que los diferentes países se reúnen en las Naciones Unidas en una misma asamblea sin que puedan hacer más que afirmar, individualmente, sus propios derechos nacionales y sus propias soberanías en relación con la injerencia del vecino”. Es cierto que Morin añade enseguida que «interdisciplinariedad puede significar también intercambio y cooperación», y da algunos ejemplos, en particular el de la colaboración entre el lingüista Jakobson y el antropólogo Levi-Strauss respecto del estructuralismo.
Un autor que ha contribuido intelectualmente a la construcción del paradigma interdisciplinar es Nicolescu, autor, entre otros, del libro “La transdisciplinariedad. Manifiesto”, publicado en 1996 en castellano bajo los auspicios de Edgar Morin.
La aventura epistemológica interdisciplinar
Sin embargo, desde muchos sectores surgen las posturas escépticas sobre la posibilidad de un pensamiento interdisciplinar. Una de las opiniones más seguidas es esta: Hoy en día nadie puede conocer más de una sola disciplina en su totalidad. La ambición de dominar dos o más disciplinas completas es poco realista y utópica. A partir del supuesto de que es posible conocer y combinar disciplinas completas, la noción de interdisciplinariedad induce a engaño.
La dificultad de que un solo científico sea verdaderamente interdisciplinar ha propiciado el trabajo multidisciplinario (suma cuantitativa de disciplinas en la que cada uno aporta una parte al conjunto). Esto ha movido a algunos especialistas en metodología a preconizar el trabajo de equipo. Esto es lo que propuso Pierre de Bieen la obra mencionada de la UNESCO (1970). El trabajo de equipo es productivo en los grandes laboratorios de ciencias naturales, pero con las ciencias sociales es difícil de poner en práctica. Los únicos ejemplos de investigación en equipo que hayan tenido éxito son los relativos a la producción o la recolección de datos, y muy pocas veces ocurre lo mismo con un trabajo de interpretación o de síntesis, excepto en el campo de la arqueología. Y menos aún con metodología interdisciplinar.
Los grandes programas de las instituciones internacionales o nacionales consisten en general en el fomento y la coordinación de investigaciones que se consideran prioritarias. Las publicaciones resultantes llevan con frecuencia la firma de una sola persona, o a lo sumo de dos o tres, pero pocas veces más.
En la obra de la OCDE sobre «La interdisciplinariedad» (E. JANTSCH. Hacia la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad en la enseñanza y la innovación. En L. Apostel, G. Berger, A. Briggs y G. Michaud. Interdisciplinariedad: problemas de la enseñanza y de la investigación en las Universidades. México. Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior. Pág. 110-144)se lee lo siguiente: «las primeras experiencias analizadas en tres países (Alemania, Francia e Inglaterra) dan una impresión general de fracaso (OCDE, 25). El capítulo de este mismo trabajo titulado «El archipiélago interdisciplinario» acaba reconociendo el «sentimiento de una simple amalgama» (idem, 71). Se habla de la interdisciplinariedad como de un concepto «epistemológicamente ingenuo» (idem, 71).
Para algunas personas, el enfoque interdisciplinar es engañoso porque propugna la división de la realidad en diversos fragmentos. En algunos trabajos se procede por divisiones: enfoque filológico, antropológico, histórico, etnológico, psicológico y sociológico. Este desfile de disciplinas, que no coinciden casi nunca, permite en el mejor de los casos un paralelismo útil, pero no una síntesis ni una unificación de saberes. Esto es lo que hizo el historiador de las religiones Mircea Eliade que, en su búsqueda de los dioses, movilizó a ocho disciplinas: la etnología, la filología, la lingüística, la antropología, la psicología, la historia, la sociología y la filosofía, que no convergen nunca. El autor procede a un erudito paralelismo disciplinario, pero no a una integración de los factores (Eliade).
Con frecuencia sucede, como demuestra la historia de las ciencias, que algunos de estos puntos chocan entre sí haciendo saltar chispas. En este momento, previsto o fortuito, es que se produce el descubrimiento, programado o inesperado. Estos puntos pueden situarse en sectores distintos, a veces alejados entre sí. Se habla entonces de un descubrimiento interdisciplinario. Pero, como en realidad son especialidades y no disciplinas completas las que coinciden, la noción de interdisciplinariedad debería sustituirse por la noción, más adecuada, de transespecialidad o poliespecialidad.
Pese a estas dificultades reales para una metodología interdisciplinar, apostamos por su posibilidad. Un trabajo muy completo sobre esta cuestión es de Carlos Miranda Levy (2009). Postula que la multidisciplinariedad es un elemento clave para la creatividad y la innovación, así como un requisito para una actividad intelectual interdisciplinar y la transdisciplinar.
Conclusiones
La tarea interdisciplinar es difícil y compleja. Pero la ASINJA renovada surgida de la Asamblea de socios de 25 de mayo de 2020 aborda con realismo y con entusiasmo esta tarea.
Según Nicolescu (1996): “La interdisciplinaridad también desborda y supera las disciplinas e incluso contribuye al nacimiento de nuevas disciplinas, pero sigue inscribiéndose dentro de los marcos y los objetivos de la investigación disciplinaria”
Según Tamayo y Tamayo (2004) la interdisciplinariedad es definida como un conjunto de disciplinas conexas entre sí y con relaciones definidas, a fin de que sus actividades no se produzcan en forma aislada, dispersa y fraccionada. También es un proceso dinámico que busca proyectarse, con base en la integración de varias disciplinas, para la búsqueda de soluciones a problemas de investigación, de búsqueda de respuestas interdisciplinares complejas a los grandes retos de la sociedad.
ASINJA, desde sus inicios en 1974 ha buscado el diálogo interdisciplinar dentro de un abanico de pluralismo epistemológico. Tal vez no hemos integrado suficientemente el hecho de que desde cada disciplina se entiende de modo diverso lo que es la interdisciplinariedad. Para otros autores, la interdisciplinariedad, es una relación de reciprocidad, de mutualidad, pues ella no se enseña ni se aprende, apenas se vive, se ejerce, por eso exige una nueva pedagogía, una nueva comunicación.
Leandro Sequeiros, Doctor en Ciencias Geológicas, Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta) y Colaborador de la Cátedra Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión.
Los comentarios están cerrados.