Antropofobia. Inteligencia artificial y crueldad calculada

[José Fernando Juan Santos] Provocador, desafiante y descorazonador. Ignacio Castro presenta un nuevo ensayo en Pre-Textos con su habitual pluma cargada de imágenes y conceptos. En la misma tónica que viene desarrollando, nota que el devenir de nuestros tiempos desprovee al ser humano de su humanidad para confundirlo y engañarlo con endiosamientos y perfeccionamientos imposibles y desgarradores. Y así contempla la Inteligencia Artificial, y su penetración impúdica y violenta en cada rincón de la existencia, incluido el espacio, en otro tiempo sagrado, de la conciencia. Todo queda a la vista de este gran ojo que mastica datos y escupe promesas de una eternidad light y de cortapega. La luz no entra suficientemente en los entresijos de las políticas, las técnicas y las ciencias que están aupando irresponsablemente su aplicación en todo lo humano.

Más allá de la queja y la denuncia constante, de frases brillantes que obligan al lector a pensar sin ir demasiado rápido, hay que subrayar en el libro precisamente aquello que permanece silenciosamente en el fondo: el ser humano, su condición frágil, su vitalidad próxima al otro, su entusiasmo analógico, sus placeres y disfrutes mundanos. Porque se trata en verdad de esto. De una nostalgia anticipada por las múltiples pérdidas, y sacrificios idolátricos a nuevos dioses, que hay en el mundo y continente digital. Quizá se pueden hacer las cosas de otro modo, quizá se trata de usar de otra manera tanta tecnología, pero el coste humano y espiritual de la entrada en semejante universo se le antoja al autor excesiva, e incalculable.

Siendo la tónica similar, el ensayo se organiza en cuatro capítulos de temáticas adversas. Con el primero de ellos, “Los números”, resquebraja este mundo de apariencias que se está montando, donde estos nuevos lenguajes de datos y códigos van sustituyendo impunemente lo humano. Y los humanos, inconscientes e ignorantes, encantados y atrapados por las dulces músicas que todo lo envuelven, aceptan rebajar su condición y existir como esclavos y competidores. Aún así, parece avanzar una cierta victoria permanente de lo concreto en la carne.

En los siguientes capítulos se desarrolla y expande esta intuición fundamental. Y así seguir deshilvanando la camisa de fuerza que la Inteligencia Artificial va imponiendo tan democrática como silenciosamente. La euforia digital coincide con el tiempo de la depresión analógica. Cuanta mayor participación y compromiso con las nuevas relaciones en redes sociales, cuanto mayor apego hay a las pantallas y a lo fácil que ponen todo, mayores son también los índices de depresión, de desaliento y de desfondamiento vital. Crece la insensibilidad futurista, al tiempo que sólo la presión de lo real nos sujeta para que no dejemos de vivir. El ideal poshumano de una vida sin vínculos, sin ataduras, sin compromisos se queja siempre de esta realidad tan tozuda que nos insiste en lo concretos que somos.

De este modo, en el tercer capítulo, la violencia ha transmutado, como los valores. La imposición de las nuevas reglas de vida se hace a través de medios de guante blanco, de pacíficas imposiciones y de obligaciones insalvables. Como un caramelo, así se venden y se compran, así se comercia con lo gratuito y con el ser humano mismo. Lo violento ignorado es lo ultradependiente que está siendo todo de un único referente. La concentración de una serie de pensamientos únicos y polarizados que se comunican y difunden rápidamente hasta conquistar las mentes de unos y otros. La digitalización es, a juicio del autor, una forma más de insensibilidad, de inmaterialidad y de carencia de lo concreto. Es así como, al igual que Arendt lamentaba en su tiempo la pérdida de discurso entre los humanos, nos vamos convirtiendo en gente general, abstracta y aislada, que ha roto con su propia materialidad y que sueña con ser solo alma divagando por el universo sideral. Este paraíso digital tiene, por supuesto, un infierno analógico al que no queremos mirar de frente, pero que está en todos los rincones de la tierra.

Por último, lo inconsciente tecnológico. ¿Qué hay de fondo? ¿Qué hay de no dicho? ¿Quién maneja los hilos? ¿Quién desarrolla tecnología y para qué? ¿Quién la soporta y cómo? Este capítulo es un desvelamiento de una represión conocida, un espacio libre para contar sin cortapisas las heridas recibidas y los deseos moribundos de una generación que clama que hubo otra realidad posible. Y así es como llegamos al Epílogo, que promete continuación. Ignacio Castro seguirá en la misma línea de sus últimos libros desarmando estos conflictos, para quien quiera escuchar y ver, por si quedase alguien con interrogantes en el neoliberalismo que abrazan hoy derechas e izquierdas en un imparable avance histórico. Lejos de permanecer al borde del camino, levanta la voz y pide auxilio. En parte por aquellos que carecen de su ocasión y oportunidad.

El libro es indiscutiblemente bello. Como digo al inicio, es una prosa exigente y provocadora. Cada párrafo reúne muchas ideas y conceptos que trabajan en una misma dirección, pero que separadamente darían para otros tantos ensayos. No se puede hacer una lectura rápida, se resiste al utilitarismo de otros ensayos más informativos y de posición más ambigua. Aquí se escribe de frentes, sin ambages y para quien quiera y soporte escucharlo. Porque no es fácil sostenerse en la recepción de una denuncia que nos hace cómplices impunes y cómodos burgueses ante la humanidad que se autodestruye, o que elige la vida para unos pocos privilegiados frente a masas importantísimas de población atiborradas de ideología y de causas precocinadas.

Personalmente, incluso compartiendo gran parte de las lamentaciones del libro y de sus análisis, me cuesta no reconocer una alternativa más salvífica, más gozosa y más iluminadora. De algún modo, también esta realidad debe ser reconciliada y ser buena. No todo puede ser tan negro y desalentador. Esta foto es un negativo revelado antes de tiempo. E insisto en el punto de lectura que considero crucial: lo más humano de este libro, lo todavía -y permanentemente- humano que hay en sus páginas, que en ocasiones cobran tanto color como sabor y olor.

*Recensión del libro de Ignacio CASTRO REY: Antropofobia. Inteligencia artificial y crueldad calculada, Pre-Textos, 2024, 228 pp. ISBN: 978-84-19633-84-2.