La Doctrina social de la Iglesia, es la aplicación de las enseñanzas de Jesucristo, a la siempre cambiante y, cada vez más compleja, realidad social (económica, política, ecológica etc.). Sus documentos forman una extensísima colección, que recoge en primer lugar las Encíclicas de los Papas y, también, en otro orden de importancia, las cartas pastorales de los Obispos, Conferencias episcopales, Pontificios Consejos etc.
La primera Encíclica social de la Iglesia es la “Rerum novarum” (De las cosas nuevas) publicada el 15.V.1891, en la que el Papa, conocedor de la situación de miseria, a la que eran, sometidos los obreros, por unente al socialismo, defensa de la propiedad privada capitalismo salvaje, que sólo aceptaba la ley de la oferta y la demanda; expone la doctrina católica: fr; frente al liberalismo (causante de la actual situación), recuerda que el trabajador tiene el derecho a un salario, que le permita mantener a su familia, y expone que le corresponden; presenta las asociaciones como una tarea fundamental para trabajadores y empresarios; y termina pidiendo un Estado no liberal. La recepción de la Encíclica fue desigual. Para los que el Papa Benedicto XVI, en su Encíclica “Spe Salvi” (En esperanza fuimos salvados, 30.XI.2007), llama “cristianismo burgués”, el rechazo fue frontal. La acogida fue muy <buena, para los que deseaban fórmulas nuevas para cambiar las penosas situaciones de los obreros. Además, la Rerum Novarum ha sido fuente de inspiración, para iniciativas en numerosos parlamentos europeos, que se pueden considerar el punto de partida, de los logros del Estado social de Derecho.
Pio XII, el 15.V.1941 emitió un radio mensaje: La Solemnitá, pidiendo a las partes beligerantes en la II Guerra Mundial (1939/45) la paz; pero su clamor no fue escuchado, muriendo millones de personas.
También San Juan XXIII publicó documentos sociales: La Mater et Magistra (La Iglesia Madre y Maestra, 15.V.1961), analiza cómo la socialización es un fenómeno condicionante.
En el tema de la propiedad, inicia un punto de inflexión, al afirmar que sobre la propiedad pesan condicionamientos sociales.
En la Encíclica “Pacem in terris”, (11.IV.1963), cuyo aniversario celebramos ahora; es la primera en ser dirigida a todos los hombres, no solo a los católicos hace ver como la paz, supone respeto al orden establecido por Dios, y la dignidad de la persona humana.
El Concilio Vaticano II (1962/65) marcó un giro sustancial, para la vida de la Iglesia, que lógicamente también afectó a la DSI. La Constitución Pastoral “Gaudium et spes” (7.XII.1965) Sobre la Iglesia en el mundo actual, recoge tantos temas que no resulta posible ni enumerarlos; pero basta señalar que fue publicado la víspera de la clausura del Concilio.
San Pablo VI es también el autor de “Populorum progessio”(26.III.1967) en estrecha continuidad con “Gaudium et spes” ,es posiblemente el documento de Magisterio social de la Iglesia, que ha tenido una mejor acogida. Su objetivo no es tanto propiamente doctrinal como práctico: convencer al mundo de la necesidad de una acción solidaria, por la que los países ricos ayuden a los pobres a salir de su situación de miseria; porque si no se produce este proceso, los países ricos serán cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres. Palabras proféticas (dimensión importante de la DSI) que se corresponden con la situación de muchos países de tercer mundo.
También escribió San Pablo VI, La Carta Apostólica “Octogesima Adveniens” (14.V.1981), en la que trata cuestiones muy importantes, como la colaboración entre católicos y comunistas, en la acción política; pero me parece aún más importante el planteamiento que hace para el futuro de la DSI: viene a decir, que ya no es posible desde Roma, dar soluciones para los diversísimos problemas que se presentan a las iglesias particulares, y que son éstas, las que tienen que plantearse y tratar de resolverlos. ¿No es éste el planteamiento del Papa Francisco en Laudato si” (2015), cuando recoge la aportación de todas las Coferenciass Episcopales”?
Parece evidente, que el Magisterio social de San Juan Pablo II, es el más completo y profundo. El Papa polaco, venido de un país comunista escribe, de su puño y letra, la Encíclica “Laborem exercens” (14.IX.1981).
Todas las Encíclicas anteriores, se sirven de la ayuda de borradores etc. de expertos (Cfr.” Doctrina Social de la Iglesia, una aproximación histórica”, Ildefonso Cuadrado, Ediciones paulinas, Madrid 1991(
La buena recepción de es esta Encíclica supera incluso a la “Populorum progressio”, y es una profunda reflexión sobre lo que supone para el hombre el trabajo; escrita por un filósofo de profesión, que en su juventud tuvo que trabajar para sobrevivir.
Para la DSI, este documento supuso una revitalización, pues desde la Encíclica “Populorum progressio” (1967), no se había escrito otra.
La Encíclica “Sollicitudo rei socialis” , (La preocupación por las cuestiones sociales, 30.XII.1987), a los 20 años de la “Populorum progressio”. Comienza situando la DSI en el ámbito de la Teología moral, lo que supone establecer el status epistemológico (estatuto científico) en un campo propio y nuevo. Habla de las estructuras de pecado que se dan en las realidades sociales y desarrolla varios temas: la solidaridad, la paz como obra de la justicia etc. Curiosamente, siendo un gran conocedor de la situación de los países comunistas, en Europa, sigue planteando la división bloques del este y oeste; parece que no intuye la caída del muro de Berlín y las sucesivas revoluciones en Checoslovaquia, Rumania etc.
Entiendo que la Encíclica que ha aportado más profundas novedades a la DSI es la “Centesimus annus” (15.V.1991), porque se refiere a acontecimientos históricos recientes: “las revueltas polacas en nombre de la solidaridad”; también porque, por primera vez en un documento de DSI, se habla del mercado, para ajustar la oferta y la demanda, matizando que “la ideología radical de tipo capitalista, que de forma fideista, confía la solución de los problemas de ingentes muchedumbres al libre desarrollo de las fuerzas del mercado”, no resuelve los problemas. Por último, recuerda que el hombre es el camino de la Iglesia.
Añadiría que la la Iglesia no tiene una doctrina sobre la economía, ni sobre la política, tiene una doctrina sobre el hombre (antropología) y, a la luz de ésta, una palabra que decir sobre la economía, o sobre la política.
El Papa Benedicto XVI, teólogo de profesión en su Encíclica “Caritas in veritate” (29,VI,2009) profundiza en el desarrollo humano integral, aportando sus intuiciones y desarrollos.
Por último, el Papa actual nos ha hecho tomar mayor conciencia, en la Encíclica “Laudato si”(24.V.2005) de la importancia de cuidar de la casa común, por sus múltiples derivaciones
Eusebio de Basauri
Lcdo. En Ciencias Políticas y Sociología, Madrid, 1974
Lcdo. En Ciencias Económicas, Bilbao, 1974
Doctor en Teología, Navarra, 1979
Experto en Doctrina Social de la Iglesia