[Jaime Tatay y Amparo Merino] Los Lugares Naturales Sagrados (LNS) son valiosos enclaves bioculturales y zonas importantes para la conservación de la naturaleza que en las últimas décadas han atraído la atención en un número creciente de foros académicos, políticos y de gestión. La relevancia y las implicaciones del carácter sagrado de estos lugares para los múltiples agentes implicados en su gestión son ampliamente reconocidas. Sin embargo, las complejidades y ambigüedades que rodean la noción de «lo sagrado» en el ámbito científico no se han investigado en profundidad, a pesar de que es un tema que tiene implicaciones para la conservación y la gestión de la naturaleza, así como para las comunidades que habitan estos enclaves. El interés por investigar esta cuestión ha llevado a realizar una revisión sistemática de la literatura, cuyos resultados aparecen en un artículo recientemente publicado en la revista Ecology & Society.
El contexto
Desde principios del siglo XXI, los conservacionistas, los antropólogos culturales y los gestores de áreas protegidas (AP) han mostrado un renovado interés por los paisajes sagrados y los lugares naturales sagrados (LNS) como instituciones sociales que han preservado eficazmente la naturaleza y la cultura a lo largo del tiempo.
Instituciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) han reconocido que los LNS no sólo son ricos depósitos de diversidad biocultural y constituyen una importante “red oculta” de conservación, sino que incluso pueden ofrecer mejor protección que las AP «seculares» gestionadas científicamente como los Parques Nacionales.
Los LNS se relacionan con elementos naturales, o grandes extensiones de tierra o agua, que tienen un significado espiritual especial para los pueblos y las comunidades. En las últimas dos décadas, muchos de estos sitios también están siendo reconocidos como «áreas conservadas por pueblos indígenas y comunidades locales» (abreviadas como ICCA, por sus siglas en inglés) preservadas a través de lo que la 10ª Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB 2010) denominó «otras medidas eficaces de conservación basadas en áreas» (OECM, por sus siglas en inglés).
Las redes de LNS se encuentran en todos los continentes, varían mucho en tamaño, suelen estar gestionadas por «pueblos indígenas y comunidades locales» y el CDB reconoce su importancia. Además, en algunas jurisdicciones se está reconociendo a las entidades espirituales-naturales como personas jurídicas, lo que convierte a los ríos o montañas sagrados (e incluso a la Madre Tierra) en entidades jurídicas. Sin embargo, la necesidad de una mayor investigación, conservación y desarrollo de directrices complementarias sobre las ICCA y las OECM aún debe explicitarse en muchos países.
En relación con los LNS, la investigación se ha centrado principalmente en los efectos protectores de los valores culturales y espirituales de la comunidad en la naturaleza, pasando por alto en gran medida los múltiples y complejos significados que transmite la noción de lo sagrado. En los trabajos de investigación más citados, «lo sagrado» suele representarse como un concepto vago relacionado con tabúes y prohibiciones restrictivas. Los muy diversos significados, enfoques y funciones que desempeña lo sagrado en la sociedad parecen estar poco investigados en la literatura sobre LNS.
Quizás lo sagrado y lo espiritual están conceptualizados de forma muy pobre en el ámbito académico de la conservación porque el término LNS fue acuñado y difundido por conservacionistas y no por estudiosos de la religión. Sin embargo, al abordar el mundo natural como una realidad socioecológica arraigada en las culturas locales, la variedad de significados que subyacen a lo sagrado tiene profundas implicaciones para la conservación, en la medida en que la noción es clave para comprender las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza y los correspondientes valores relacionales y prácticas culturales.
Es importante reconocer también que, en los últimos 70 años, las nociones de lo espiritual, lo santo y lo sagrado han sido términos relevantes en ciencias sociales y en campos de estudio humanísticos que van desde la antropología, la arqueología y los estudios turísticos hasta la sociología, la psicología y la investigación sobre el terrorismo. El interés de los científicos naturales por este concepto, sin embargo, ha sido mucho más limitado y esporádico. No obstante, como hemos señalado, los LNS son repositorios biológicos y culturales en los que las creencias espirituales y las prácticas religiosas han apoyado su conservación, abriendo así un espacio potencialmente productivo para la investigación sobre el papel de lo sagrado en la preservación de culturas, lugares, paisajes y ecosistemas. Llegados a este punto, conviene señalar que la distinción sagrado-profano presupone una cosmovisión religiosa occidental que no siempre tiene sentido en otras culturas y tradiciones espirituales.
Los conservacionistas y gestores de AP destacan como una rara excepción por su interés en la relación entre los lugares sagrados y la conservación de la naturaleza. En las dos últimas décadas, una abundante “literatura gris” de profesionales y gestores de la conservación ha abordado el amplio espectro de cuestiones relacionadas con los LNS. Sin embargo, aunque en la creciente bibliografía sobre LNS se hace referencia a ciertos lugares naturales como «sagrados», no existe una narrativa exhaustiva sobre qué hace que un sitio en particular sea «sagrado» y qué elementos articulan su «sacralidad». Aunque su uso esté cada vez más extendido, el significado de lo sagrado no se enuncia explícitamente o es un significante vacío que permanece indefinido.
Como afirma un artículo citado frecuentemente: «El significado completo de sagrado ha desafiado a los pensadores durante milenios. Afortunadamente, no tenemos que entender el concepto en su totalidad para reconocer su importancia para la conservación». Sin embargo, dada la naturaleza controvertida de este concepto —incluso dentro de las tradiciones religiosas— su ausencia en algunos contextos culturales y las múltiples conceptualizaciones posibles de la sacralidad, las suposiciones y significados que hacen los investigadores de los LNS al tratar con un constructo tan significativo para la conservación merecen una mayor exploración.
En resumen, sostenemos que poner en diálogo las ciencias que se ocupan de la conservación de la naturaleza y las ciencias de las religiones puede arrojar luz sobre esta cuestión interdisciplinar con fuertes implicaciones en la gestión del territorio y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El objetivo de esta investigación ha sido llenar este vacío arrojando luz sobre el potencial de los LNS para la conservación y abriendo nuevas vías de investigación sobre este importante tema.
Algunas conclusiones preliminares
Las conclusiones más importantes del estudio son: (1) Los conservacionistas y los gestores de áreas protegidas han prestado mucha más atención a los LNS que los científicos sociales y los estudiosos de las religiones; (2) El concepto de lo sagrado tiende a asociarse predominantemente con tabúes, prohibiciones y regulaciones de los recursos gestionados por la comunidad local; (3) Lo sagrado es un concepto muy complejo que a menudo se utiliza de forma binaria y dicotómica, en contraposición a lo profano y relacionado con “lo salvaje”; (4) Una visión instrumental de lo sagrado puede limitar el potencial para incluir otros valores intangibles en la gestión y excluir algunos actores relevantes; (5) Las perspectivas de la antropología cultural, la ecología política y las ciencias de la religión desvelan las dinámicas de poder y los supuestos ocultos que a menudo pasan desapercibidos en la bibliografía científica. Estas perspectivas deberían incluirse en la gestión de los LNS y en la elaboración de las políticas de conservación.