[Leandro Sequeiros, SJ] En el blog de la Cátedra Hana y Francisco J. Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión, FronterasCTR, con el título “El regalo de Darwin a la ciencia y a la religión” publicamos un extenso artículo sobre Francisco J. Ayala.
Francisco J. Ayala, el biólogo español afincado en EE.UU., fue uno de los discípulos aventajados del gran experto en genética Theodosius Dobzhansky (1900-1975) —uno de los padres de la síntesis neodarwinista moderna—, ucraniano-estadounidense y ferviente seguidor de la iglesia ortodoxa rusa y miembro de la Academia Nacional Americana de Ciencias. Y precisamente, en el año 1973, hace ya 50 años, Dobzhansky publicó un artículo que se ha convertido en un clásico: “Nothing in biology makes sense except in the light of evolution”. Aunque esta expresión ya la había difundido muchos años antes y es el concepto estructurante de toda su extensa obra científica.
Tal vez fue este también el lema científico que orientó toda la labor científica y divulgadora de Ayala, que ha fallecido el 4 de marzo de 2023. Posiblemente estos dos acontecimientos (medio siglo del lema de Dobzhansky y la pérdida de Ayala) son los que han impulsado ahora la traducción al castellano de su ensayo Darwin ́s Gift to Science and Religion (Joseph Henry Press, Washington, 2007) cuyo contenido sigue teniendo frescura y actualidad.
El volumen que aquí comentamos es —según su autor— “una versión muy ampliada de mi obra Darwin and Intelligent Design (Fortress Press, Minneapolis, 2006)”. Como escribe Francisco J. Ayala en el Prefacio de este volumen, “el mensaje que transmite este libro puede expresarse de forma sencilla: la ciencia y las creencias religiosas no tienen por qué estar en contradicción. Si se entienden bien, no pueden estar en contradicción, porque la ciencia y la religión se refieren a cuestiones diferentes”. Aunque esta formulación es similar a la de S. J. Gould no deben confundirse. Para Gould, son “magisterios que no se superponen, MANS”, mientras que para Ayala es posible —e incluso necesario— tender puentes epistemológicos entre ambos.
Pero Ayala va mucho más allá de Gould, cuando escribe: “Excluye el darwinismo las creencias religiosas? ¿Es la ciencia fundamentalmente materialista? La respuesta a la primera pregunta es no. A la segunda pregunta podemos responder que depende. Es decir, depende de si se refiere al ámbito y a la metodología científicos o a las concepciones metafísicas”.
Ayala, como la gran mayoría de los filósofos de la biología de su generación, suele identificar a Darwin y el darwinismo con la evolución biológica y pueden dar la impresión de que Darwin tenía todas las respuestas. Aunque fiel a la llamada síntesis neodarwinista moderna, siempre mantuvo reservas hacia los emergentes postulados de los equilibrios intermitentes (Eldredge y Gould, 1972) y se mantuvo en la ortodoxia del gradualismo. Aun así, Ayala mantuvo una mente abierta hacia los paradigmas geobiológicos emergentes a partir de los años setenta. Para más información, en un número anterior de Razón y Fe se ha publicado la recensión de otro ensayo de Ayala [Lo que nos hace humanos. Biología, medicina, lenguaje, mente, ética y religión, Universidad P. Comillas-Sal Terrae, Santander, 2021, enero-abril 2023, n.º 1.461, t. 287].
El volumen está estructurado en diez capítulos, referentes a otros tantos problemas científicos, filosóficos y teológicos a los que responde la comunidad seguidora de la síntesis neodarwinista moderna. Esta comunidad ha logrado la unificación interdisciplinar de saberes (bioquímicos, genéticos, paleontológicos) que vertebran la biología evolutiva moderna cuyas raíces se hunden en la fecunda tierra del cerebro y del laboratorio casero de Charles Darwin (1809-1882).
El texto viene precedido por un breve Prefacio, que concluye con estas palabras: “La teoría de la evolución de Darwin es un don para la ciencia, y también para la religión. Este libro expone mis razones. Espero que los lectores las encuentren coherentes y las acepten con convicción” (p. XV).
El texto transparenta un cierto tono apologético. Cuando fue escrito, en Estados Unidos estaba muy vivo el debate sobre el llamado diseño inteligente, según el cual la complejidad irreductible (tal como afirma Behe) de los mecanismos biológicos, es decir, la improbabilidad de la aparición y desarrollo al azar de muchos de los órganos de los seres vivos (como los ojos) exige científicamente la existencia de un diseñador. Un grupo de padres acudió a los tribunales para obligar a enseñar el diseño inteligente en las escuelas como teoría científica.
Tras un largo juicio en los tribunales, el 20 de diciembre de 2005, el juez John E. Jones III emitió su decisión sobre la cuestión de hecho y conclusiones de 139 páginas, dictaminando que “el DI (diseño inteligente) es nada menos que la progenie del creacionismo […] una visión religiosa, un mero reetiquetado del creacionismo y no una teoría científica” y concluyó declarando como “inconstitucional enseñar DI como una alternativa a la evolución en un aula de ciencias de una escuela pública” del Distrito Central de Pensilvania.
Este tema es recurrente en el ensayo que comentamos. Para Ayala, la gran “revolución de Darwin” es poder explicar el diseño sin necesidad de acudir a un diseñador, sino a causas naturales. Esto da pie a reflexiones interdisciplinares sobre “La selección natural”, “La evolución humana”, las aportaciones de “La biología molecular”, “Más allá de la biología” sobre los aspectos teológicos de la evolución biológica. Concluye el volumen con un capítulo (“Epílogo para los entendidos”) en que desarrolla los aspectos epistemológicos de la evolución biológica.
El texto está fundamentado en un gran número de extensas notas explicativas que se sitúan al final del volumen. Para el lector que desee una visión rigurosa del pensamiento de Ayala, recomendamos el trabajo de Diego Cano Espinosa, resumen de su tesis doctoral, revisada por el propio Ayala, Autonomía y no reduccionismo de la biología en el pensamiento biofilosófico de Francisco J. Ayala [en Pensamiento: Revista de investigación e Información filosófica, vol. 64, n.º 240, 2008, pp. 267-287]
Esta recensión fue publicada en Razón y fe.