[Marta Medina Balguerías] Es innegable que la propuesta transhumanista está ganando fuerza y apoyos en la actualidad y que, por lo tanto, cualquier reflexión sobre la naturaleza humana debe confrontarse con ella. Este libro de Roberto Esteban Duque es una buena ayuda para iniciarse en el pensamiento transhumanista y, sobre todo, para delinear algunas de las críticas más importantes que pueden hacerse a esta corriente.
El título del libro ha sido extraído de un texto de F.M. Esfandiary (Are you a transhuman?, Warner Books, New York 1989): “soy una persona del siglo XXI que ha sido arrojada accidentalmente en el siglo XX. Tengo una profunda nostalgia de futuro” (citado en p. 60). Así, explica Esteban Duque que el transhumano “es aquel que tiene conciencia de su alienación histórica, vive a destiempo. Su mente tiene conciencia de que ha sido arrojado hacia atrás, hacia el pasado, y que el futuro es, en realidad, su auténtico presente” (p. 61), idea que califica como un ‘existencialismo al revés’. El transhumanismo busca superar el presente, trascender los límites, y dar el salto al futuro al que pertenecemos. Para ello defiende el empleo de la ciencia y la tecnología con el objeto de mejorar al ser humano para que pueda trascenderse a sí mismo y superar los límites que atentan contra sus deseos o que le resultan indeseables.
La obra se divide en cinco capítulos. En el primero, que es el más extenso, el autor realiza una aproximación al transhumanismo. Allí se abordan cuestiones muy variadas. Al comienzo se explican conceptos de esta corriente de pensamiento como la tesis de la mente extendida, la idea del mejoramiento humano y la convergencia tecnológica. Después se estudia la génesis histórica del transhumanismo, se describe su relación con la Ilustración, con la ciencia ficción y con la utopía, y se delinean las diversas corrientes transhumanistas (que, pese a compartir algunos elementos, se diferencian en otros), además de mencionar los autores principales del transhumanismo, de abordar la relación del transhumanismo con el deseo y apuntar al espacio cultural que favorece esta corriente de pensamiento. A través de estos temas el autor ayuda a conocer lo principal de la corriente transhumanista al tiempo que intenta mostrar la pluralidad que hay también dentro de ella.
El segundo capítulo analiza varios textos transhumanistas, en concreto Letter from Utopia (2008), de Nick Bostrom, Happy Morning in Hedonistia-2050 (2011), de Hank Pellissier y Neurociencia utópica-La superficialidad (2008), de David Pearce. Resulta interesante que, al buscar explicitar las lógicas presentes en estos discursos, Esteban Duque las interrogue y ponga de relieve las cuestiones no resueltas o silenciadas desde los planteamientos transhumanistas.
Sigue un capítulo sobre los desafíos del transhumanismo y del posthumanismo, donde el autor compara ambas corrientes y explora autores que defienden (Sloterdijk, Stock) y que critican (Fukuyama, Habermas) el posthumanismo.
El capítulo cuatro contiene la crítica que el autor hace al transhumanismo pero que, en realidad, ha ido poniendo sobre la mesa a lo largo de los capítulos anteriores. Destacamos algunas de las críticas que Roberto Esteban ofrece tanto en este cuarto capítulo de manera recapituladora como a lo largo de todo el ensayo. Una de ellas está relacionada con la complejidad y la incertidumbre que supone el carácter inédito de los desafíos que el transhumanismo plantea. Los autores transhumanistas muchas veces no ponen esto de relieve y asumen que cualquier cambio será a mejor, cuando es algo que debe por lo menos cuestionarse.
Otra nota crítica interesante es la cuestión social: ¿quién tendrá acceso a las mejoras transhumanistas? ¿No derivaría su implemento en una sociedad cada vez más jerarquizada en la que quienes no tengan acceso a los adelantos tecnológicos quedarían marginados o descartados del sistema?
El mayor núcleo de cuestiones que el autor aborda tiene que ver con la antropología. Al partir de una concepción materialista, el transhumanismo no tiene en cuenta la dimensión espiritual y de sentido del ser humano. Además, como no reconoce que haya una naturaleza humana como tal, pierde la referencia necesaria para poder hacer juicios sobre lo que supone o no una mejora. En opinión de Esteban Duque, esta referencia es necesaria para discernir el uso de la técnica de manera que redunde en una mejora de la vida humana y que no deshumanice.
En relación con lo anterior, el autor critica el reduccionismo del transhumanismo a la hora de comprender al ser humano. Este reduccionismo, junto con una falta de reflexión antropológica profunda, lleva a sostener la contradicción entre el dualismo antropológico (la mente puede ser separada del cuerpo) y el monismo biológico (nuestra existencia es puramente física) en la comprensión del ser humano. Quizá esta paradoja se explique desde la tendencia que tiene el transhumanismo a reducir toda la realidad a información, de lo que deriva una abstracción que, a juicio de Roberto Esteban, no le hace justica y la despoja de significado.
A lo largo del libro el concepto de ‘hedonismo’ resuena repetidamente. La mejora transhumanista propone maximizar el placer y minimizar el dolor. Sin embargo, al hacerlo propone un ideal de vida humana muy superficial y carente de sentido profundo, y además muestra una tendencia a equiparar los verdaderos males que acechan al ser humano con límites constitutivos de su ser que no tienen por qué ser superados, sino más bien integrados y vividos de manera humanizadora. El límite, para Esteban, es posibilidad, no solo impedimento, como se desprende de la propuesta transhumanista.
El análisis es fino y los argumentos más extensos de lo que aquí hemos podido ofrecer como botón de muestra. Como hizo en la primera parte del escrito, el autor lleva la lógica transhumanista hasta el extremo, mostrando las incoherencias y sobre todo la falta de profundidad antropológica de esta corriente.
Finalmente, en el último capítulo el autor propone una mirada desde la antropología personalista en la que él se sitúa. Primero se detiene en el ámbito antropológico, recuperando conceptos como el carácter teleológico de la vida humana, la dignidad de todo ser humano, la importancia de la identidad personal, el significado de los límites para el ser humano, la dimensión espiritual y corporal de la persona, que necesita del encuentro con los demás, y la libertad abierta a la trascendencia y capaz de buscar la verdad, entre otras. Si bien esta concepción ha ido asomando en su acercamiento crítico al transhumanismo a lo largo de todo el libro, aquí tiene un peso mayor y es abordada de manera más estructurada.
Después trata cuestiones del ámbito bioético. El autor constata que las teorías transhumanistas se basan en un modelo bioético utilitarista unido al individualismo y el materialismo, y las somete críticamente a los principios de totalidad y de responsabilidad. Entra también en el análisis de cuestiones como los fármacos para lograr la estabilidad emocional y la práctica eugenésica. En las consideraciones finales, Esteban Duque propone que para valorar éticamente las tecnologías hay que respetar y promocionar la vida humana, valorar la libertad, valorar cada técnica y cuidar que no vulneren los principios de la bioética, entre ellos el de justicia social. En su opinión, el transhumanismo, aunque se presente como garante del ser humano, en realidad es contrario a él porque parte de una concepción errónea del hombre. Lo que debería quererse, más que la mejora humana, es la mejora de la vida de los seres humanos.
Valgan los aspectos mencionados como invitación a la lectura de un ensayo que es erudito, profundo, provocador y perspicaz. Nostalgia de futuro defiende que pretender mejorarnos sin una reflexión seria y profunda sobre quiénes somos lleva a inevitables callejones sin salida en múltiples ámbitos. El autor es crítico con el hedonismo individualista y reduccionista actual, que reduce al ser humano y lo deja existencialmente incompleto.
Quizá una dificultad del texto es que tiene tanto contenido, que además se repite en distintos lugares, que a veces cuesta situarse en la argumentación o en las diversas posturas que se manejan o se tiene la sensación de ir hacia adelante y hacia atrás. En algunas ocasiones parece que otro orden en la exposición ayudaría a agrupar y sistematizar algunas de las cuestiones para una mejor comprensión de los lectores. En cualquier caso, parte de la dificultad estriba en que el autor ha intentado exponer pensamientos que no siempre llevan las consecuencias lógicas hasta el final y ha intentado compararlos entre sí para mostrarnos la pluralidad que podemos encontrar en esta corriente. Sea como fuere, es una lectura interesante, provechosa, recomendable y que da para profundizar. Requeriría más de una lectura para desgranar las interesantes cuestiones que se ofrecen para nuestra reflexión.
*Recensión del libro de Roberto ESTEBAN DUQUE, Nostalgia de futuro. Transhumanismo y desafíos a la naturaleza humana (Encuentro, Madrid 2022) publicada en Razón y fe, 2023.