Mesa redonda CITA 5 sobre el mercado laboral para los recién llegados al mundo de la TAV
El viernes 19 de octubre, dentro de la CITA V, tuvo lugar la mesa redonda sobre el mercado laboral para los recién llegados al mundo de la TAV.
La mesa estaba compuesta por ocho profesionales con trayectorias variadas y entre 3 y 15 años de experiencia, una muestra perfecta para comprobar que es posible hacerse un hueco en poco tiempo y conseguir encargos importantes. Los participantes fueron: Fernando Castillo, Eric Escribano, Marc J. Miarnau, Herminia Páez, Olga Parera, Mario Pérez, Iris C. Permuy e Inca Vallés. La mesa estuvo moderada por Reyes Bermejo, nuestra profesora de Traducción Audiovisual. En este enlace se puede ver la mesa completa.
Aunque la mayoría de los ponentes se dedica ahora en exclusiva a la TAV y muchos de ellos empezaron directamente traduciendo para voz superpuesta, doblaje o audiodescripción, varios se dedicaron en un principio a una salida laboral que recomiendan, el control de calidad. Otros compaginan con trabajos de vendor management de agencias del sector, de traducción publicitaria, dirección de doblaje, audiodescripción, terminología o traducción institucional. Inca afirmó: «cada especialidad me aporta lo suyo y me ayuda a mejorar en cada campo».
Las experiencias de estos profesionales dieron muchas pistas interesantes sobre cómo empezar en la TAV. Se mencionaron los golpes de suerte, que muchas veces no lo son tanto porque consisten en estar disponible en verano, cuando los clientes tienen escasez de traductores y es más probable que decidan encargarle algo a los recién llegados. Hay que «estar ahí y haber hablado con todo el mundo», nos dijo Herminia. Eso sí, una vez llegan los encargos, hay que dejarse las pestañas para que la calidad sea impecable. Esta es la verdadera carta de presentación. En la mesa se dieron muchos consejos sobre cómo compaginar la TAV al principio con otra actividad que permita, como dijo Iris, «no conformarse con cualquier cliente, sino solo con los que me pagaban lo que yo quería que me pagasen».
Al hablar de cómo habían llegado hasta allí, cómo había cambiado el perfil de sus clientes y su ritmo de trabajo en esos primeros años, todos coincidieron en que al inicio hay que aceptar todo lo que llegue, pero que hay que ir filtrando y encontrando mejores clientes para «trabajar menos y facturar más», como aconsejó Fernando, porque, aunque parezca imposible al principio, llega un momento en que no se da abasto. Inca coincidió, y añadió: «vas aplicando el filtro: viendo lo que te sale más rentable, con quién te interesa trabajar, con quién no y reemplazando clientes y mejorando». Se hizo hincapié también en lo importante que es poder diversificar los servicios. Olga nos habló de «la redefinición del fin de semana». Los calendarios, que nunca se cumplen y que a veces exigen trabajar el fin de semana y tener libres del lunes al miércoles. Gajes del oficio. Hay picos de trabajo y hay que prepararse, como dijo Herminia, «en los meses buenos para los meses malos». Mario, en cambio, habló de la «rueda de hámster» en la que se puede caer cuando se junta una temporada con la otra y se solapan las entregas… y de lo difícil que es crearse una rutina de trabajo ordenada, respetando fines de semana, fiestas y vida personal.
Herminia recomendó asociarse, unirse a los grupos y quedadas del gremio y apuntarse a reuniones, conferencias, charlas… Conocer gente, relacionarse y hacer contactos es esencial. El primer encargo o el contacto determinante de una carrera puede llegar así. A veces, se empieza con un ritmo y unas tarifas que no son sostenibles en el tiempo y cuando el traductor se asocia y empieza a trabajar con otros traductores —cosa que todos recomendaron— se cambia el rumbo. Mario afirmó que los contactos son importantísimos, que también se consiguen clientes por recomendaciones de compañeros. De hecho, el compañerismo de la profesión salió a relucir en varias ocasiones.
Se recomienda enviar muchos currículos, crearse una imagen como profesional (tarjetas, perfiles en portales, página web…) y empezar a moverse. No obstante, como Olga indicó, hay que acostumbrarse a llamar a muchas puertas y no obtener respuesta la mayor parte de las veces. Se hizo mucho hincapié en la importancia de tener presencia en internet y en las redes sociales y cambiar la mentalidad de «buscar trabajo» a «ofrecer un servicio», según Fernando. Lo mejor es presentarse como un profesional y explicar los servicios que se ofrecen. Linkedin se perfiló como una de las mejores vías para escribir a los clientes, en opinión de Fernando, Eric y Marc. Marc reveló que los vendor managers están buscando traductores constantemente y no tienen suficiente con Linkedin. De hecho, cuentan con páginas de pago para poder encontrar buenos profesionales. «Saber moverse es esencial», recalcó Eric.
En esa búsqueda de clientes, se habló de la elaboración del currículo, las pruebas de selección, y sobre qué valoran los clientes y cómo abordarlos. Todos ellos contaron que han hecho pruebas, pero que no todos los clientes las exigen porque, a veces, tienen una necesidad urgente y contratan a alguien directamente. «Y cuando las hagas, hazlas bien, como si tu vida dependiera de ello», apuntó Herminia. Olga explicó en qué consisten las pruebas para la traducción publicitaria y quiso recalcar la importancia de releer bien lo que se escribe, no conformarse si la frase no se entiende o no suena natural y leerla en voz alta para ver lo que falla. Mario añadió que, una vez que empiezas a trabajar, «tu trabajo habla por ti», ya no te piden pruebas y los clientes se limitan a confiar en las recomendaciones, ver la trayectoria profesional y los productos traducidos. Hay que tener en cuenta que hay clientes en todo el mundo. En el ámbito internacional sí es más habitual que pidan pruebas y abran procesos de selección. Eric y Marc recomendaron que el currículo no fuera «el de toda la vida», gris y anticuado, sino aportarle un elemento diferenciador para que entre por los ojos y capte la atención de quien realiza la selección (con color, bien estructurado, en vídeo, en verso, contando una historia). Marc explicó que no le gusta ver fotos en los currículos y que lo que busca son habilidades, ver en qué puedes servirle, no tanto dónde estudiaste, sino lo último que hiciste, qué sabes hacer y cuánta experiencia tienes. Ah, y recordó que hay que sospechar de las pruebas demasiado largas. Antes de hacer una prueba, Inca advirtió que conviene preguntar qué están dispuestos a pagar, qué tipo de encargos van a tener, etc. Iris recomendó tener varios currículos, compartimentados, o uno en bruto del que ir seleccionando lo que le puede interesar al cliente en cuestión.
Marc también dijo que es importante «tener morro», con lo que la mesa estuvo totalmente de acuerdo y Herminia reformuló como «ser valiente». Y saber a quién te diriges y explicar por qué te necesitan, investigar sobre la empresa y sus necesidades o requisitos antes de escribirles. Que sepáis con quién estáis hablando y lo demostréis. Y muchísimo cuidado por el detalle (faltas, dobles espacios…).
Herminia dijo que se le da mejor «echarle morro» en directo que en diferido. También utiliza Linkedin y cotillea los perfiles de otros traductores para encontrar empresas interesantes, preguntar con quién tiene que hablar y enviar el currículo a quien tiene que recibirlo, no a un interlocutor indefinido y genérico.
Ya en la ronda de preguntas, surgió la duda de cómo elaborar ese primer currículo cuando uno no tiene mucha trayectoria que contar. Marc recomendó centrarse en las habilidades, en lo que uno puede ofrecer, incluso aunque sea algo que no has hecho nunca, pero crees que se te puede dar bien. Tus intereses, tu ilusión, tus ganas. Solo con que algo te guste, puede ser un punto de partida. Herminia añadió que se puede ir adquiriendo experiencia con trabajos por afición, o por divertirse, solo para practicar, sin que medie un cliente en el encargo. Usar tus aficiones y tus habilidades, de las que también se aprenden muchas cosas que pueden resultarle útiles a los clientes si se las cuentas como es debido. Eric apuntó que hay mucha demanda y muchas formas de adquirir experiencia, desde las prácticas hasta los primeros trabajos con estudios pequeños, que si tienen necesidad, van a contratarte rápido. Fernando quiso dejar claro que no hay que creerse menos por ser recién llegado, porque no funciona así. Hay gente que lleva poco tiempo en el mercado y ha conseguido encargos muy jugosos. El día menos pensado te llega la oportunidad. Iris habló también de que hay un montón de ramas en las que trabajar, no solo las películas y series más populares, de las que también se puede vivir. Hay que llamar a todas las puertas. Eric sumó la rama del testeo lingüístico y el control de calidad.
Otra de las preguntas del público fue sobre el vértigo y la indecisión al lanzarse al mercado laboral. Olga contestó hablando de tener planes B, C… para poder diversificar y multiplicar las opciones. Ser polivalente. Al hilo de la siguiente pregunta, Mario sugirió que a los clientes se les puede «dejar caer» información sobre nuestros intereses, filias y fobias para que los tengan en cuenta a la hora de asignarnos un encargo. Y nos ayuda para que no nos «encasillen» en determinado tipo de producto, género, etc. La última pregunta se centró en el trabajo no remunerado, hasta qué punto es una forma de adquirir experiencia o una explotación. Herminia recomendó fijarse en para quién y con qué garantías se hace. Y todo el trabajo que uno haga, ya sea para practicar o de forma voluntaria para alguien, es experiencia adquirida y da muestra del trabajo.
Reyes Bermejo