En la primera entrega hablábamos de la intrahistoria cotidiana de los procesos de pluralismo religioso con la presencia de inmigrantes en España. Ahora ahondamos más en las relaciones entre la inmigración y la religión.
«Ha sido mi primera vez en un campamento de refugiados y he tenido una mezcla de sentimientos». Alejandra Álvarez, desde sus prácticas con SJR Sudáfrica.
¡Hola de nuevo! Han pasado casi cuatro meses desde que llegué a Johannesburgo, a desarrollar mis prácticas con SJR Sudáfrica con las becas de Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos. Al fin puedo decir que me encuentro totalmente instalada y adaptada a la ciudad y al trabajo.
«Los inmigrantes bajan la calidad de la enseñanza: mitos y realidades.» Por Mercedes Fernández.
En España, a 1 de enero de 2018, había un total de 724.972 extranjeros menores de 17 años empadronados, lo cual supone un 10% del total de la población residente en el país de esa misma franja etaria.
En el curso 2017-2018 el número de extranjeros matriculados en enseñanzas no universitarias ascendió a 748.429 individuos, un 8,8% del total de los alumnos matriculados. El 79% del alumnado extranjero de enseñanzas de Régimen General no universitarias está escolarizado en centros públicos y el resto en enseñanza concertada o privada. La Comunidad catalana tiene la mayor concentración de alumnado extranjero: 13 de cada 100 alumnos son de nacionalidad no española.
En camino: «Mi beca en Bruselas con SJR ya va por más de la mitad. ¿Cuál es el balance hasta ahora?. Por Cinzia Fenu.
Mi beca en Bruselas con el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) Europa ya va por más de la mitad.
¿El balance hasta ahora?
Muchas cosas han pasado en estos meses: se han puesto en marcha nuevos proyectos, he participado en muchas reuniones y he tenido la oportunidad de viajar a Barcelona y encontrar buena parte del equipo europeo del SJR.
Contrato en prácticas en Asociación Claver con la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos. Por Adriana Gullón.
Desde hace algo más de 7 meses vivo una experiencia increíble en la Asociación Claver SJM, Sevilla. Cuando me refiero a la experiencia que estoy viviendo, me estoy refiriendo a todo lo que implica pertenecer al equipo de Claver, desde las tareas diarias que es mejor evitar que se acumulen (gestión de datos, atención e información…) hasta el acompañamiento de personas tanto fuera como dentro de la oficina, las reuniones de equipo o las jornadas en fin de semana. Y cómo no, el café de media mañana, al cual se intenta no fallar a pesar de que no son pocos los días que ni uno se acuerda de lo entretenida que puede llegar a ser la oficina.
Cambiar el cambio. Por María José Castaño y María Laín Hernandez.
“Vosotros solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo a ser impopulares. Pero a mí no me importa ser popular, me importa la justicia climática y el Planeta Vivo”. A sus quince años, la activista sueca Greta Thunberg rompía con estas palabras, – y una serenidad inusual para su edad – los esquemas de todos los asistentes a la Conferencia del Cambio Climático de la ONU, famosamente celebrada en Katowice, Polonia, en diciembre de 2018. Su discurso, convertido hoy en un símbolo de la lucha por el clima, llegó a oídos de Anuna de Wever, una joven belga que, con solo 17 años, consiguió movilizar hacia la huelga estudiantil a 70.000 personas en Bruselas. A partir de ese momento, el movimiento solo ha ido en aumento, llegándose a convocar la primera Huelga Internacional por el Clima el pasado 15 de marzo,[1] en la que participaron más de cincuenta países de todo el mundo, a la que también se sumaron los jóvenes españoles.
¡RUMBO A JOHANNESBURGO! Por Alejandra Álvarez Aguirre
¡Hola! Soy Alejandra y escribo estas líneas desde Johannesburgo, una de las grandes ciudades de Sudáfrica y la que será mi hogar durante el próximo año. Todavía a veces lo pienso y aun no me creo que por fin esté aquí. Y digo por fin, porque ha costado lo suyo. Desde que el pasado octubre me dijeron que había sido seleccionada para la Beca de prácticas ofrecida por la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos, han pasado casi cuatro meses de papeleo y de nervios e incertidumbre, tras una primera denegación de visado, hasta que al fin he pisado suelo sudafricano.