
“Vosotros solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo a ser impopulares. Pero a mí no me importa ser popular, me importa la justicia climática y el Planeta Vivo”. A sus quince años, la activista sueca Greta Thunberg rompía con estas palabras, – y una serenidad inusual para su edad – los esquemas de todos los asistentes a la Conferencia del Cambio Climático de la ONU, famosamente celebrada en Katowice, Polonia, en diciembre de 2018. Su discurso, convertido hoy en un símbolo de la lucha por el clima, llegó a oídos de Anuna de Wever, una joven belga que, con solo 17 años, consiguió movilizar hacia la huelga estudiantil a 70.000 personas en Bruselas. A partir de ese momento, el movimiento solo ha ido en aumento, llegándose a convocar la primera Huelga Internacional por el Clima el pasado 15 de marzo,[1] en la que participaron más de cincuenta países de todo el mundo, a la que también se sumaron los jóvenes españoles.