Cada día amanezco con más preguntas. Por Isabel Porras

Cada día amanezco con más preguntas. Muchas tienen que ver con la función de un técnico de cooperación internacional. Tantos intentos de definir esta labor…

Un técnico escucha, procesa lo escuchado, formula, traduce necesidades del otro lado de más allá del planeta para que sean entendidas al otro lado del más acá. Se desespera, sonríe, vuelve a escuchar y vuelve a escribir. Elabora presupuestos, justifica cada palabra y decisión que toma para pedir ayuda. Un baile de empatía. A veces siente que los papeles y las facturas le hacen perder de vista a las personas pero no le cuesta mucho recordar.

Un técnico tiene que aprender un lenguaje nuevo cada vez que entra a un proceso nuevo, sea este sobre las terribles necesidades de educación de un niño o sobre el urgente apoyo psicológico a personas en fronteras, sobre el fortalecimiento de las capacidades de una comunidad que busca prosperar o sobre la justicia socioambiental. Veo a mi alrededor personas entregadas y me pregunto, ¿en qué momento se les ocurrió que esto era una buena idea?

Iba yo el otro día, cavilando… estas son personas que han escogido, con la voluntad por delante, profesionalizarse en la ayuda a los demás, en olvidarse un poco de sí mismos y tratar de empujar esta balsa en pos de la búsqueda de una suerte de libertad. Y yo tengo la suerte de estar allí. No voy a negar que ocurren mucha clase de pensamientos. No todos los días uno desea escribirle a un ordenador en vez de hablar a una persona y sin embargo, al final del día, agradezco que haya sido así y quiero seguir formándome.

La educación, el desarrollo en capacidades, son el indiscutible punto de apoyo de una palanca imaginaria que podría provocar algún cambio en nuestras sociedades, por pequeño que fuera. El equipo de Entreculturas me ha estado ofreciendo, día a día de estos tres-cuatro meses que llevo aquí, crecer en estas capacidades. Escribo este post justo a la vez que una de las primeras formulaciones de proyecto que realizo, con la ilusión (y pequeño temor por la responsabilidad que conlleva) de que trabajo donde quiero estar, de que voy a seguir conociendo todo, experimentando… viviendo.

 

Isabel Porras es egresada del Máster en Cooperación Internacional de la Universidad Pontificia Comillas. Actualmente está realizando un contrato en prácticas para la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos INDITEX del IUEM en la fundación ENTRECULTURAS. 

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