Seguimos en terreno. Por Elena Martínez

¡Hola a todos de nuevo!

Ya son cuatro meses los que llevo trabajando en la gestión de proyectos del Servicio Jesuita a Migrantes España (SJME), aunque parece que fue ayer cuando salí del metro de Ventilla lista para empezar el primer día.

Durante este tiempo, he ido participando en la justificación de diferentes proyectos que tiene la organización, dándome la oportunidad de conocer a todas las entidades que trabajan en red que hacen que nuestra importantísima labor llegue a quien más la necesita. Ellas están presentes en el día a día de las personas migradas que llegan buscando algún tipo de ayuda, y se convierten no solamente en un proveedor de servicios sino en el puente entre recién llegados y las comunidades locales.

Durante la Asamblea del SJM 2021 hablábamos de la importancia de celebrar en comunidad. Celebrar cumpleaños, fiestas religiosas, celebrar que una persona que acompañamos consiga un trabajo o termine una etapa formativa, pero también celebrar pequeños hitos cotidianos como terminar una tarea que antes costaba sudor y lágrimas, las primeras frases correctas de alguien que chapurrea castellano o el conocer a un amigo que haga que la acogida plena esté un poco más cerca. Celebrar estas pequeñas victorias para que sean el motor que nos mueva a seguir trabajando y dar lo mejor de nuestros equipos, aunque desde la oficina técnica no podamos vivirlo en primera persona.

Considero que esta es una de las características del SJME que más la definen: El hacer que los ‘’usuarios’’ no sean solamente un número y un expediente que pasa por un itinerario estándar, sino hacer un esfuerzo para que el acompañamiento sea lo más individualizado posible y  que ponga a la persona en el centro de la toma de decisiones. Me gusta saber que estamos trabajando para que nuestro trabajo no sea necesario, valga la redundancia,   ya que eso significa que las personas que acompañamos son independientes y  protagonistas de sus propios procesos de acogida.

Enlazado con esto último, otra lección que ya llevo aprendida gracias a esta beca y a mi paso en el SJM es la necesidad que tenemos de gestionar la frustración y las expectativas que ponemos en el proceso de acompañamiento de una persona. Conseguir que ellos sean ‘’protagonistas de sus propios procesos de acogida’’ va unido a su capacidad de toma de decisiones, con la posibilidad de que estas no se alineen con el proyecto que habíamos diseñado. Y está bien.

Por último, he de confesar que al principio tenía una concepción de las migraciones en las que ponía más peso a la ayuda en origen o durante el tránsito por la dureza de las condiciones que sufren las personas migrantes. Gracias a compartir espacio con grandes profesionales, he podido conocer nuevas realidades y contextos que antes daba por ‘’fáciles’’ o menos complicados que los mencionados, simplemente por el hecho de ser países de origen como podría ser Melilla o la propia península.  Las condiciones y retos son diferentes, pero no más fáciles, muchas personas y situaciones necesitan aún de apoyo y acompañamiento.

¡Seguimos trabajando!

 

Elena Martínez tiene Contrato en Prácticas en terreno de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos de la Universidad Pontificia Comillas y es egresada del Máster en Cooperación Internacional de esta Universidad.

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