Hiperconectados

Si alguien que murió hace apenas veinte años levantara la cabeza y se diera una vuelta por nuestras calles, nuestras casas, nuestros centros educativos, nuestros lugares de trabajo, nuestros lugares de ocio…, le sorprendería cuánto tiempo pasa la gente absorta –y casi siempre silenciosa– en las pantallas –de todo tipo–, sobre todo los más jóvenes, siempre pendientes de un pequeño dispositivo del tamaño de la palma de su mano sobre el que realizan con una frecuencia casi rítmica un movimiento frenético de los pulgares cuyo significado probablemente se le escaparía.

La convergencia del móvil inteligente, Internet, las redes de alta velocidad en movilidad y las redes sociales nos sumen de lleno en la hiperconectividad y nos cambian la vida. Las líneas de banda ancha fija –fundamentalmente de ADSL– se han incrementado desde 2008 en más de 1,75 millones, al pasar de 9.327.438 en 2008 a 11.083.672; esto supone el 57% del total de los hogares españoles y el 97% de los que tienen conexión a Internet. A finales de 2011 se superaron los 53 millones de líneas de telefonía móvil en nuestro país. Más de la mitad de los móviles son teléfonos inteligentes o smartphones, que permiten la conexión directa a Internet; este índice de penetración nos sitúa en los primeros puestos a nivel mundial. En sólo un año, 2011, se pasó de un 33% a un 49% de penetración de estos aparatos. Como consecuencia de este proceso, el teléfono móvil prácticamente se ha equiparado a los ordenadores como equipo de acceso a Internet: el 64% de los internautas accedían a través de este dispositivo a la Red en el cuarto trimestre de 2011.

Pero no sólo aumenta el número de los que se conectan a Internet, sino también la frecuencia en el uso y el tiempo de conexión. Si en 2004 el 45,2% de los internautas se conectaban diariamente a Internet, en 2011 era el 71,4%. Más del 50% de los internautas declaran utilizar Internet más de dos horas diarias y casi uno de cada tres afirma dedicar más de cuatro. La crisis económica no ha interrumpido la progresión constante de estos indicadores.

La consolidación de la conexión a Internet como un hábito cotidiano para una mayoría creciente de la población se explica por el incremento de las actividades que desarrollamos en la Red. Más del 60% de los españoles hace ya uso de Internet para leer o descargar noticias, periódicos o revistas de actualidad online; buscar información sobre temas de salud o sobre educación, formación u otro tipo de cursos. El boom de las redes sociales en los últimos años se refleja en que en 2011 más de la mitad de los usuarios de Internet lo señalaban como una de sus actividades habituales en la Red. Hasta el recelo que la compra en Internet suscitaba en muchas personas parece haberse superado en gran medida: casi la mitad de los usuarios de Internet en 2011 declaraban que no habían comprado nunca en la Red, en 2004 eran casi ocho de cada diez.

Respecto al uso y aprovechamiento de las redes, hay todavía una brecha de edad, pero cada vez menor en muchos de los servicios que se ofrecen en Internet. No obstante, esos aparatos y redes para los inmigrantes digitales siempre serán un instrumento que facilita múltiples actividades en distintos ámbitos de la vida, un instrumento siempre sometido al escrutinio y a la valoración de sus pros y sus contras. A los nativos digitales, en cambio, les cuesta imaginar un mundo fuera de ellos.

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