Siete meses ya… y contando. Por Pilar Sanz

¡Hola, de nuevo! 

 

Han pasado alrededor de siete meses desde mi primer paso por la Oficina Técnica del SJM en Madrid, siete meses de trabajo con el equipo que me recibió y me ha enseñado y ayudado todo este tiempo (¡También me ha “metido caña” de vez en cuando!). 

 

Pasadas las Navidades, parece que todo ha cogido carrerilla, empieza el año y la lista de objetivos en el área de comunicación se vuelve real y el equipo la recorre con ganas de alcanzarlos todos. Mientras nos reuníamos los primeros días, aprendí la elaboración, los pasos a dar en cada uno de los proyectos que había en la agenda. Proyectos con los que podremos acercar a las personas a nuestro trabajo, transmitir un mensaje cercano y cálido sobre las acciones del SJM para la integración de todas las personas migrantes y refugiadas en la sociedad, y que la sociedad se sienta parte de ello. 

 

Por otro lado, durante todo este tiempo hemos seguido publicando y manteniéndonos presentes en todas las Redes Sociales para que nuestro mensaje llegue al máximo de personas posibles, informando y concienciando, compartiendo y comprometiéndonos con el trabajo de las obras de la red del SJM. 

 

Además, no he dejado de aprender a utilizar nuevas herramientas para la comunicación tanto externa como interna de la red, herramientas que estoy segura me serán de mucha utilidad en un futuro, que permiten hacer llegar la información de manera ordenada, accesible, llamativa, etc. 

 

Por último, en todo este tiempo he aprendido que cada una de las líneas de trabajo del SJM son esenciales para lograr una inclusión plena de las personas migrantes y refugiadas en situación de vulnerabilidad y que, sin el trabajo en equipo entre todas ellas, las cosas no podrían lograrse. De hecho, quisiera transmitiros la gran labor que aún con más empeño la red del SJM ha realizado estos últimos meses cuando, incluso con la difícil situación que vive Europa, nunca ha dejado a un lado las catástrofes mundiales por las que pasan millones de personas migrantes y refugiadas día a día, huyendo de sus hogares desde cualquier lugar del mundo y las cuales, gracias a organizaciones como el Servicio Jesuita a Migrantes, no han sido abandonadas. De hecho, ha encontrado toda su fuerza para apoyar cada uno de los procesos que protejan a estas personas. 

 

Espero poder seguir disfrutando siempre tanto de este trabajo y que, a pesar de encontrar frustraciones en el camino, encuentre la fuerza y las ganas junto a equipos como el mío en la Oficina Técnica del Servicio Jesuita a Migrantes en Madrid. 

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