Crear vínculos en un entorno VICA. Por Jennifer Gómez

Me atrevería a afirmar que hoy a nadie se le ocurre poner en duda que asistimos a escenarios sociales, económicos y políticos profundamente cambiantes y ambiguos (tensiones geopolíticas, ruptura del proyecto europeo, inestabilidad económica, aumento de discursos de odio, COVID-19, cambio climático, etc.) de hecho, este último año y medio ha sido una muy buena evidencia de que estos cambios ocurren rápidamente alcanzando escalas globales. Al mismo tiempo creo que somos conscientes de que al menos, el 2020/21 ha conseguido que de alguna u otra forma nos pongamos cara a cara con nuestra vulnerabilidad (personal y social), con nuestras miserias y fragilidades que han venido a desvelar mucho de las luces y sombras que como sociedad tenemos.

A este estado de situaciones se le ha denominado entorno VUCA (VICA en español), y es el acrónimo de Volatility, Uncertainty, Complexity, and Ambiguity (Volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad). El origen del concepto VICA sigue en discusión por varias fuentes; sin embargo, se puede decir que aparece por primera en libros sobre gestión más o menos en los años 80, aunque alcanza algo más de relevancia después de la caída del muro de Berlín. Con todo esto, afirma Ben Baran que fue Herbert Barber quien en 1991 lo hizo más público presentando varias de sus ideas en una conferencia que debatía los nuevos liderazgos en entornos complejos (como el nuestro).

A partir de entonces, el concepto VICA se ha estudiado y desarrollado en diferentes ambientes como la empresa (estrategia y gestión), corporativos, tecnológicos y hasta educativos; de hecho, la Harvard Business School propone en su programa de liderazgo la gestión VICA. Dicho sea de paso, creo que este entorno sitúa a los profesionales e investigadores (incluidos los que nos dedicamos a temas migratorios) en espacios donde se hace necesario crear ambientes de reflexión, escucha, investigación, flexibilidad, comprensión y liderazgo para poder hacer frente a los desafíos que traen consigo los tiempos actuales.

Se preguntará el lector, ¿qué tiene esto que ver con el fenómeno migratorio?; ¿existe alguna relación y/o conexión entre el entorno VICA y las migraciones?, pues bien, este pequeño articulo pretende lanzar algunas ideas en torno a estos asuntos, y aunque quizás no alcancemos a responder con minuciosidad las cuestiones, probablemente encontremos la oportunidad de abrir caminos de reflexión.

La volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad parecen ser calificativos adecuados para hacernos una idea de nuestro mundo, ofrecen una fotografía amplia de las situaciones que vivimos. La volatilidad nos hace pensar en esos picos de crisis que se hacen cada vez más constantes; la incertidumbre nos aboca a lo desconocido, lo que genera inseguridad; la complejidad nos lleva a pensar en esas situaciones que se tornan difíciles de resolver; y la ambigüedad nos lleva por el camino de los factores no evidentes, del no saber cómo interpretar situaciones porque se tornan variadas y confusas.  Atendiendo a esto, parece evidente intuir que también en el ámbito migratorio el entorno VICA cobra hoy mucho sentido, volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad es el pan de cada día de muchas personas, también de los migrantes y refugiados sobre todo de los más vulnerables que al no encontrar más salida que la huida, dejan sus lugares de origen y caminan por el mundo buscando oportunidades para un mejor futuro, y en muchos casos para salvar la vida.

Como bien indica el Papa Francisco “no se trata solo de los migrantes se trata de la persona en su totalidad, de todas las personas”, por eso en entornos VICA es muy importante trazar líneas de acción que miren hacia el futuro, pero un futuro conjunto, que nos lleve a crear actividades políticas, económicas y sociales que pongan a las personas en el centro, logrando así el desarrollo integral de mujeres y hombres, sin importar su condición social, religiosa y/o étnica ni su proyecto migratorio.

Así entonces, en tiempos VICA, cobra mayor relevancia la hospitalidad, la integración, la creación de vínculos, la acogida, el encuentro, la creación de políticas inclusivas y de mirada amplia, nuevos liderazgos que piensen comunitariamente y no individualmente. Me viene a la cabeza la importancia que tiene hoy el pensamiento filosófico de Emmanuel Levinas, para quien el encuentro es piedra angular y se refleja en la comprensión de la otredad. Levinas estaba convencido de que es en el encuentro donde los seres humanos establecemos vínculos, y es ese encuentro el que necesariamente nos impulsa a la responsabilidad ante los otros, dicha responsabilidad se manifiesta en la hospitalidad y en la acogida, y a todo este proceso es a lo que el autor denomina la ética primera, es decir, la ética del encuentro.

Será necesario volver a pensar sobre aquello que nos estamos jugando, porque en entornos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos urge poner sobre la mesa todo nuestro potencial humano, rescatando esa ética primera que nos impulsa a salir de nosotros mismos para asumir el desafío que implica el encuentro con los demás, estoy convencida de que solo a través del vínculo, de la hospitalidad, de la integración y de nuevas prácticas políticas y económicas podremos hacer frente a la incertidumbre, haciendo realidad eso de “no dejar a nadie atrás”.

 

Jennifer Gómez Torres

Responsable de Migraciones en CONFER

Teóloga / Doctoranda en Migraciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo en IUEM

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