Es una suerte haber descubierto el Barrio de La Ventilla y toda la vida que hay en él. Por Olaya Vázquez García.

Hace apenas dos meses que Jaime me comunicaba que había sido admitida para disfrutar de la beca de prácticas de comunicación en el Servicio Jesuita a Migrantes en la oficina técnica en Madrid. Desde ese día me levanto por las mañanas para venir a La Ventilla y saludar a todas las personas que forman el equipo de la Casa San Ignacio, la mayoría forman parte de Jesuitas Social.

Para mí, la oportunidad de esta beca es conocer todos los rostros y labores que se desarrollan. En estos dos meses he conocido a María, nuestra compañera abogada de vocación, que intenta llevar a cabo con éxito algunos casos de asilo y refugio. Están Jaime y mi compañera de beca Alicia, que trabajan en la financiación y los proyectos para que todo esto sea posible. Alberto Ares, jesuita “pluriempleado” que siempre tiene un espacio en el día para implicarse más y mejor en la defensa de las personas migrantes. Por último, y no menos importante, está Dani, mi compañero del alma, con el que intento comunicar todo lo que hacemos.

Trabajamos codo con codo con las organizaciones del SJM repartidas por España: Migra Studium, Claver, SJM Valencia, Ellacuría, Íncola, Pueblos Unidos y Fundación San Juan del Castillo, además de otras como son Atalaya Intercultural, el IUEM, Loiolaetxea, Delegación de migraciones de Tánger y el Centro Padre Lassa. He tenido la suerte de aterrizar en esta beca con la Asamblea Anual del SJM celebrada en Madrid a finales de octubre. En ella he podido poner cara a todas las personas que forman el SJM, pudiendo así seguir “tejiendo red” (lema de la asamblea).

A nivel laboral, me he adentrado en una parte de la cooperación que no conocía tanto, la comunicación sobre migraciones. Gracias a esta beca estoy poniendo en práctica muchos de los conocimientos adquiridos en el Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo de la Universidad Pontificia Comillas: las herramientas del módulo de Comunicación e Incidencia, los conocimientos sobre la asignatura sujetos vulnerables, además del gran bloque de Migraciones.

Mis tareas en esta beca se resumen a aprender, buscar y analizar datos sobre asilo, refugio, migraciones y fatalidades para los informes de asilo que solemos publicar. Por otro lado, intento coordinarme con Dani para crear contenido y ser activos en las redes sociales, publicando en la página web, el boletín, la newsletter y los eventos e informes de la red SJM. He podido lanzar el nuevo Instagram del SJM, lo cual me ha hecho sentir muy útil. Una de las cosas que más me gusta de llevar las redes sociales es estar al tanto de lo que sucede en tema de migraciones, nuevas leyes, datos o mitos sociales difundidos.

Nunca he sido consciente hasta ahora de la importancia para las organizaciones de saber comunicar. En una sociedad tan bombardeada de información como la nuestra, las historias de vida y los mensajes humanistas tienen un reto por delante para ser escuchadas y leídas. Es por eso que desde aquí se apuesta por comunicar cada paso, cada avance en la protección de personas migrantes, cada colaboración con otras entidades, cada charla de sensibilización o cada espacio de participación.

He podido profundizar en las diferentes líneas estratégicas de nuestra organización: CIE, Frontera Sur, Hospitalidad, Mujer Migrante, Ciudadanía y participación, Diálogo Interreligioso. Como figuras referentes en el trabajo que hacen quiero mencionar al jesuita Josep Boades, en su incansable motivación por el Diálogo Interreligioso en Sevilla, o a Brígida Moreta, misionera carmelita entregada a los CIEs y al programa Baobab con jóvenes migrantes en Madrid. Como estas dos personas podría mencionar a muchísimas más que forman la red del SJM.

También es una suerte haber descubierto el Barrio de La Ventilla y toda la vida que hay en él. Para mí ha sido una gran oportunidad conocer el funcionamiento y el equipo de Pueblos Unidos, un ejemplo de programa de atención directa. Fuera del tiempo de trabajo esta beca me ha permitido también disfrutar de los “cafés de los viernes”, las clases de Yoga o las comidas en comunidad. Sin duda me queda mucho por delante en este año que empieza.