Este estudio de Halfon y colaboradores demuestra que los modos de hablar de padres y madres con sus hijos mientras juegan son relevantes y, al parecer, diferentes. Mientras que los padres varones hablan promoviendo la interacción dentro del juego, las madres hablan sobre el estado mental para regular el afecto de sus hijos mientras juegan. Esto parece apuntar a funciones socioeducativas diferentes que tienden a distribuirse en función del sexo (o del rol asumido) y que probablemente inciden en aspectos distintos del desarrollo del menor.
Otra interesantísima observación realizada por este equipo es que, cuando los actos mentalizadores de los padres se salían del marco simbólico del juego para focalizar directamente en el estado mental del niño mientras este juega, estos comentarios se asocian a mayores problemas de conducta. ¿Qué implicaciones tiene esto para nuestra comprensión de la mentalización parental? ¿Hay formas o versiones de la mentalización que, en vez de aumentar la auto-regulación del niño, la comprometen?