Los planes de transporte de los últimos gobiernos han pretendido lograr un mejor equilibrio entre modos, impulsando el ferrocarril como el transporte más respetuoso con el medio ambiente. Por ello, desde el comienzo de este siglo se han ido incrementando las cantidades destinadas al tren, alcanzando más del 40% de las inversiones totales.
La tabla 5 muestra la distribución del gasto efectuado en transporte ferroviario en los últimos años. Se puede observar que la mayor parte se ha destinado a la nueva infraestructura, gestionada por ADIF. La gran mayoría de estos fondos se ha invertido en la construcción de corredores de alta velocidad: Madrid-Levante y Madrid-Frontera Francesa, especialmente. El objetivo era conseguir una red de alta velocidad con muy buenas prestaciones. Desde 2005 hasta 2010 se ha realizado el mayor esfuerzo inversor en el sistema ferroviario en la historia de España en un período de tiempo equivalente. La inversión en alta velocidad, que asciende a casi 24.000 millones de euros (gráfico 17), ha conseguido mejorar la red y ampliarla: en 2010 había más de 2.800 kilómetros, triplicando la existente en 2005 (gráfico 18), con lo que España se convirtió en el primer país de Europa y en el segundo del mundo en kilómetros de ferrocarril de alta velocidad, según fuentes de ADIF.
Gráfico 17 – Distribución de la inversión en infraestructura ferroviaria. En porcentaje. 2005-2010
Notas: Se incluye dentro de la Alta velocidad el tramo Ourense-Santiago (1.715 millones de euros). En la categoría “Otros” se incluyen los gastos comunes a varios ejes.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de ADIF, Memoria económica, varios años.
Gráfico 18 – Evolución de los kilómetros de la red de ferrocarriles por tipo de red en España. 2005-2010
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de ADIF (2012): Declaración de la Red 2010.
En este contexto, el tráfico de viajeros en la red de alta velocidad ha crecido enormemente; en 2011 fue 2,8 veces mayor que en 2005. Este esfuerzo en la red de AVE, junto con otras mejoras, ha hecho que el tráfico global de pasajeros de ferrocarril haya aumentado un 5,4% (tabla 6), a pesar de la crisis, iniciando una senda de crecimiento positiva, aunque aún muy distante de la media europea: los más de 22.400 millones de viajeros-kilómetro de España en 2010 suponen aproximadamente un cuarto de la demanda de Alemania o Francia, y la mitad de la de Italia.
No se puede decir lo mismo de la evolución del transporte de mercancías por ferrocarril en el período 2005-2011, que ha decrecido un 31,1% (tabla 7). Este descenso es muy preocupante, incluso en un contexto de crisis, pues la carretera ha perdido en el mismo lapso “sólo” un 14,4% de su demanda. Esto indica que el ferrocarril no ha sabido fidelizar a sus clientes, ni aprovechar la crisis para hacer una oferta más competitiva.
Por lo tanto, tras estos años en los que el ferrocarril ha sido el protagonista de las políticas de transporte, se ha mantenido la red total -longitud similar a la de 2005-, pero de mayor calidad, con 2.849 kilómetros de alta velocidad (lo que nos sitúa a la cabeza de Europa), por la que circula un 181% más de tráfico que en 2005. Cabe, por tanto, señalar que se está consiguiendo el objetivo de aumentar la eficiencia en el uso de las infraestructuras, aunque aún estamos lejos de los flujos de los grandes países europeos.
Sin embargo, los viajeros de la red convencional, de cercanías y, sobre todo, el tráfico de mercancías han disminuido durante estos años. Quizá se deberían planificar actuaciones en estos frentes para lograr una estructura más equilibrada del sector transporte.