La belleza de la fermentación


La belleza de fermentar
Mario Castro, profesor

Fermentar es una de mis pasiones. No requiere habilidad, ni ser un cocinero de primera, ni siquiera una cocina perfectamente equipada. Sólo paciencia y confianza: las bacterias del ambiente harán su trabajo. Cualquiera que haya olvidado guardar un brick de leche una noche ha experimentado con la fermentación.

¿Qué tiene que ver esto con el medio ambiente se preguntará el lector? Hace unos días estaba preparando un pan de masa madre (receta: harina, agua y paciencia) y vi la conexión claramente. En occidente nos sentimos cocineros: medimos escrupulosamente los ingredientes, los mezclamos en el orden adecuado y controlamos el proceso con rigor científico (180º, no 170º ni 190º). Durante el proceso somos los jefes (¡chefs!) de la cocina y nosotros ponemos las reglas.

Creo que con este punto de vista afrontamos el cuidado del planeta. ¡Salvemos la Tierra! Como si fuese tan solo un bizcocho que se está quemando. La fermentación nos  proporciona otro punto de vista. Por ejemplo, verduras, tiempo y bacterias trabajan simbióticamente para producir chukrut. Nosotros comemos ese alimento y contribuimos a otro ecosistema de bacterias: nuestra microflora intestinal. Así ha sido durante millones de años. De este modo, los humanos, los animales, las bacterias, los vegetales o el agua que fluye por la Tierra (un nuevo «Nosotros» con mayúscula) nos beneficiamos simbióticaticamente.

Después de una década intentando despertar a los incrédulos y los burócratas sobre el cambio climático, quizá sea momento de adoptar un enfoque distinto. No se trata de «salvar» el planeta, sino de salvarnos a Nosotros (ese Nosotros global). Enseñemos a nuestros hijos que esa separación entre el hombre y la naturaleza no sólo es simplista sino que es incorrecta. Mientras tanto, disfrutemos de la belleza que nos rodea y de un buen pedazo de pan casero…

Incoherencias

Incoherencias
Esther Pompa, Servicio de Pastoral

¿Es posible ser absolutamente coherente en los comportamientos individuales ante la emergencia climática?

¿Cómo viajar, conocer los lugares más hermosos, visitar a familiares y amigos en cada rincón del planeta sabiendo que cada avión que despega, sobrevuela y aterriza acorta la vida de nuestro mundo?

¿Cómo conseguir, en estas fiestas navideñas, ofrecer regalos y sorpresas a tus seres más queridos e intentar hacerles felices y encontrar el equilibrio entre el detalle y el consumismo, entre el cariño y el despilfarro al que somos invitados?

¿Cuánto cuesta no dejarse llevar por el tsunami del “Black Friday” sin sentirte un extraterrestre, sin vivirte cuestionado por familia, amigos y conocidos e incluso criticado por “desaprovechar” las ventajas y súper descuentos al alcance de tu mano?

¿Cómo realizar tus compras habituales en comercio justo, en tiendas de barrio, en establecimientos sin plástico, en huertos ecológicos con presupuestos reducidos de familias sencillas y con tiempos limitadísimos para dedicar a las compras, a cocinar y al cuidado de la familia cuándo las tiendas on-line ofrecen precios reducidísimos y todas las facilidades de entrega a domicilio?

¿Cómo es posible vivir en este mundo, participar de la rutina diaria, sin caer en las trampas permanentes de la sociedad materialista que nos rodea?

Cada paso, por pequeño que sea, será importante. Sensibilicemos, motivemos, contagiemos a nuestro entorno, transmitamos la responsabilidad individual para no escondernos en la responsabilidad de empresas y gobiernos. Gestionemos, como podamos, nuestras propias incoherencias, sin bloquearnos, sin que supongan un obstáculo si no una forma de cuestionarnos permanentemente para seguir en el camino del cambio. ¡Es tiempo de actuar!

Necesitamos muchos José Marías


Necesitamos muchos José Marías
Carmen Valor, profesora

Hoy ha salido una noticia en prensa que me ha conmovido profundamente. José María tiró la basura. Al subir a casa se dio cuenta que había tirado la bolsa en el cubo inadecuado. Como le remordía la conciencia, aunque estaba lloviendo a cántaros, bajó a poner la bolsa en el cubo adecuado. Al hacerlo, le dio un infarto. Estoy segura de que ahora está con los buenos.

Esta historia no había trascendido si no hubiera muerto José María. Y lo que debería trascender es este heroísmo de las cosas pequeñas. Porque habría sido más fácil decir que total, que impacto iba a tener una bolsa de basura equivocada. Si además dicen que al final mezclan toda la basura. Que ya pago mis impuestos para que se ocupe el gobierno de esto, no yo. Pero José María no dijo nada de esto. Me imagino yo que dijo: si no arrimamos el hombro entre todos, esto [el colapso] no habrá quién lo pare. Que dónde vamos a ir a parar si todos hacemos de nuestra capa un sayo y ninguno se preocupa por la casa común.

Y bajó a poner la bolsa en el cubo adecuado.

Me da pena que se haya ido porque este mundo necesita a muchos como usted, D. José María.

The Great Transition

THE GREAT TRANSITION

«Our mission is to help catalyze personal and social awakening to the critical challenges to humanity’s future and to foster a relational consciousness grounded in our connection with a living Universe»

Proyecto construido sobre el informe de Duane Elgin, Humanity’s Great Transition: A Middle Path to a Sustainable and Surpassing Future, con el objetivo de contribuir a que las personas nos movamos desde la negación y la distracción a la aceptación realista de los profundos desafíos a los que nos enfrentamos.