Recuerdo que mientras escribía los dos anteriores posts que hice en el blog, siempre evitaba pensar que algún día sería el momento de escribir el último. Me daba tristeza pensar en el momento en el que estar en Colombia llegase a su fin. Hoy me encuentro a un mes de volver a España y finalizar mi experiencia aquí, y por supuesto que ese sentimiento me va a acompañar estas últimas semanas, pero sobre todo me siento plena, feliz y orgullosa de todo lo que me llevo de vuelta, ¡y eso define perfectamente el tiempo aquí!
¡Hola a todos, espero que estéis fenomenal! Imagino que ya en el trayecto final del máster y a punto de entregar los TFM’s. ¡Os va a ir genial!
Me da mucha pena contaros, que yo también estoy en la etapa final de mi experiencia en Grecia y después de 9 meses puedo afirmaros convencida que es una de las mejores experiencias de mi vida. No os imagináis cuantas cosas he aprendido. No sólo a nivel laboral, sino también a nivel personal, y por ello estoy muy agradecida.
En tiempos de crisis e incertidumbre, cuando las dificultades parecen multiplicarse y los recursos escasean, la cooperación al desarrollo se enfrenta al reto de no perder el ánimo. Nos enfrentamos a guerras prolongadas, discursos de odio y narrativas anti inmigratorias que se imponen desde occidente, desde EE. UU. principalmente, y que la sociedad adopta como propias inconscientemente, tiempos de crisis humanitarias complejas y cada vez más prolongadas y desigualdades estructurales que parecen insalvables e invisibles para muchos, pero en medio de todo ello, hay una razón fundamental para seguir adelante: la esperanza.