Numerosos estudios señalan que el índice de motorización (número de vehículos por habitante) es un indicador de la situación económica de un país y que el crecimiento económico implica un aumento de dicho índice. Actualmente, las tendencias están cambiando, por las políticas fiscales hacia la carretera y el cambio de preferencias en los modos de transporte, así como por la mejora de la oferta y la calidad de los servicios del ferrocarril y del avión. Si bien es verdad que en los países que están en las primeras etapas de desarrollo aumenta el índice de motorización al ritmo de su economía, la motorización llega a estabilizarse en los países europeos desarrollados, y el nivel de riqueza se refleja más en la calidad y antigüedad del parque que en su tamaño. Esto es posible porque los países más ricos cuentan con una oferta alternativa al coche, con servicios de transporte público de calidad, lo que reduce su dependencia del automóvil en buena parte de los casos.
En la UE-15, el índice de motorización oscila entre los 385 y los 618 vehículos por 1.000 habitantes; es decir, más o menos un vehículo por cada dos personas. Las diferencias corresponden a distintas estructuras territoriales, políticas de transporte y estilos de vida. En el gráfico 8 se comparan los índices de motorización de los países europeos y su nivel de riqueza. Como puede observarse, no hay una relación evidente entre el nivel económico y los índices de motorización. España, con 482 vehículos por millar de habitantes, ocupa un lugar próximo a la media europea, que se sitúa en los 473 vehículos.
Gráfico 8 – Índice de motorización y PIB per cápita en los países de la UE-15. 2010
(1) PIB per cápita en miles de euros. (2) Vehículos por 1.000 habitantes. (3) Datos de 2002. (4) Datos de 2005. (5) Datos de 2009.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de datos de UNECE y Eurostat.
Si se observa la evolución del índice de motorización en España (gráfico 9), se descubre que apenas ha variado y que se mantiene bastante constante desde el año 2000. Sin embargo, la compra de vehículos (gráfico 10) sí ha sufrido grandes variaciones, con un crecimiento rápido hasta 2007 y un decrecimiento aún más rápido desde ese año hasta la actualidad, siguiendo las tendencias de la evolución de la riqueza del país, pero con subidas y caídas más radicales, que responden tanto a las expectativas de futuro como a la situación económica real. La recesión en el número de ventas afecta igualmente a los vehículos de uso privado y a los de tipo industrial.
Gráfico 9 – Evolución del índice de motorización y del PIB per cápita en España. 2000-2010
(*) Vehículos por 1.000 habitantes.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de datos de UNECE y Eurostat.
Gráfico 10 – Evolución de la matriculación de vehículos y del PIB per cápita en España. 2000-2011
Nota: Datos a 31 de diciembre de cada año.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de datos del Ministerio de Fomento y Eurostat.
Gráfico 11 – Evolución del parque de vehículos por antigüedad. En millones. 2000-2011
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de Ministerio de Fomento, Anuario estadístico, varios años.
Como consecuencia de esta situación, el parque de vehículos no aumenta ni disminuye, pero en los años de crisis no se compran vehículos nuevos, porque los ciudadanos no los sustituyen, lo que hace que envejezca el parque de vehículos del país. Este hecho –que también queda patente en el análisis de los presupuestos familiares– se refleja en el gráfico 11. A partir de 2007, el parque de vehículos de menos de dos años empieza a descender, mientras que los vehículos de más de cinco años van aumentando preocupantemente, sobre todo los más viejos. En 2011, un 46% de los vehículos tenía más de una década de antigüedad, por lo que deberían ser renovados.
Este peligroso envejecimiento conlleva un aumento de las externalidades asociadas a su uso: contaminación, gases de efecto invernadero, accidentes, etc.