Se estanca la práctica de deportes de aventura

La aparición y consolidación de nuevas y viejas formas de actividades de ocio en espacios naturales durante las dos últimas décadas del siglo XX significó el desarrollo de nuevas fuentes de actividad social y económica en un mundo rural cada vez más despoblado y con actividades agropecuarias menguantes. El uso recreativo de los espacios naturales por parte de los residentes en las medianas y grandes ciudades se convirtió en un flujo regular y temporal de nuevas actividades, entre las que comenzaron a destacar un conjunto heterogéneo de modalidades deportivas caracterizadas por su dinamismo, que pronto se convirtió en ejemplo paradigmático de las actividades físicas de ocio y recreación propias de la posmodernidad.

Estas actividades físicas y deportivas se diversificaron con rapidez y adoptaron denominaciones como deportes en libertad, deportes de aventura, deportes californianos, deportes tecno-ecológicos, actividades deslizantes de aventura y sensación en la naturaleza, actividades deportivas de esparcimiento, recreo y turísticas de aventura. Tal como se puede comprobar con los resultados que se presentan en la tabla 10, el porcentaje de población que en 2010 realiza actividades de aventura en la naturaleza apenas ha variado con relación a encuestas anteriores. Un 15% de las personas que practican algún tipo de deporte realizan actividades en la naturaleza, el mismo porcentaje que se registró en la encuesta de 2005 y un punto menos que en las encuestas de 2000 y 1995.

Tabla 10 – Evolución de la frecuencia con la que se realizan actividades de aventura en la naturaleza. En porcentaje. 1995-2010

1995
2000
2005
2010
Pasea con el propósito de hacer ejercicio físico (1)
16
16
15
15
No
84
84
85
84
No contesta
0
0
0
1
Total
100
100
100
100
¿Sobre qué medio natural realiza principalmente esta actividad
Tierra (ciclismo, todo terreno, trekking , etc.)
86
76
75
77
Aire (ala delta, puenting , cuerda elástica)
4
5
6
6
Agua (descenso de barrancos, rafting )
9
16
18
15
No contesta
1
3
2
2
Total
100
100
100
100

Notas: (1) La pregunta es “¿Realiza algún tipo de actividad física de aventura en la naturaleza? Nos referimos a actividades como el ciclismo todo terreno, ala delta, ‘puenting’, descenso de aguas rápidas, etc.”. (2) Esta pregunta sólo se hacía a los que habían respondido sí en la anterior.
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de CIS (1995): Estudio 2.198. Los hábitos deportivos de los españoles (I); CIS (2000): Estudio 2.397. Los hábitos deportivos de los españoles (II); CIS (2005): Estudio 2.599. Los hábitos deportivos de los españoles (III); y CIS (2010): Estudio 2.833. Hábitos deportivos en España (IV).

La evolución señalada es una tendencia que se podría esperar en el contexto de la compleja crisis económica que están viviendo las economías de los países occidentales, y España de manera especial, en la segunda mitad de la primera década del siglo XXI. Como se ha señalado de manera repetida, la dimensión turística fue desde el comienzo un componente esencial de estas nuevas manifestaciones deportivas, cuya práctica suele comportar gastos económicos, por los desplazamientos desde los centros urbanos hacia las áreas rurales que implica. Por ello, su realización está condicionada por la coyuntura económica general.

La tabla 10 también contiene información sobre el medio natural en el que se lleva a cabo la actividad física en la naturaleza. La mayoría de las actividades se realizan sobre tierra –ciclismo y motociclismo todo terreno, trekking…–, según afirma el 77% de los entrevistados, dos puntos más que en 2005, aunque once menos que en 1995. Por tanto, tres de cada cuatro practicantes de actividades en la naturaleza lo hacen sobre tierra, que es la forma en principio más asequible, segura o menos arriesgada, según se quiera ver, de realizarlas. El segundo grupo más numeroso (15%) practica actividades en el agua como, por ejemplo, los espectaculares descensos de barrancos (rafting), que disminuyen tres puntos con respecto a la encuesta de 2005, una clara manifestación de los efectos disuasorios de la crisis económica sobre estas actividades. El tercer y último grupo de actividades, las que se hacen en el aire (la cuerda elástica, el ala delta, el puenting, etc.), son las más minoritarias, pues sólo el 6% dice practicarlas.

En definitiva, los datos ponen de manifiesto que, tras adquirir cierta popularidad en la última década del siglo XX, la realización de actividades físicas en la naturaleza como práctica deportiva apenas ha incrementado su nivel en la primera década del siglo XXI.

En cuanto al perfil sociodemográfico de sus practicantes, los hombres (19%) duplican la presencia de las mujeres (9%), una pauta que suele acompañar a los deportes que comportan cierta exigencia física. La edad también es un factor discriminante, de tal manera que entre los jóvenes es más habitual que entre las personas de mayor edad (20% de practicantes en el grupo de edad de 15 a 34 años; 14% en el de 35 a 54; 7% en el de 55 a 64 y un 1% entre los que tienen más de 65 años). También establecen diferencias significativas el nivel de estudios y el estatus socioeconómico: hay un 19% de practicantes entre los que tienen estudios universitarios y un 20% entre la clase alta-media alta, mientras que se sitúa en el 11% entre las personas con estudios primarios y ocupaciones no cualificadas. Es, pues, otra manifestación de la influencia del coste económico en la realización de este tipo de actividades, aunque algunas de ellas, como por ejemplo el ciclismo todo terreno, son económicamente más asequibles que las realizadas en medios acuáticos. Por su parte, el tamaño del municipio no parece ser un factor discriminatorio, pues son semejantes los porcentajes de práctica en municipios rurales, de menos de 10.000 habitantes (15%) que en las grandes ciudades de más de 400.000 habitantes (16%).

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