Las actividades científicas y tecnológicas en la actualidad no son solamente actividades académicas que se llevan a cabo en instituciones especializadas y relativamente aisladas del resto del mundo. Por el contrario, nos hemos acostumbrado a pensar que la ciencia y la tecnología constituyen elementos esenciales de la actividad económica y son piezas fundamentales para conseguir el bienestar y el crecimiento de la riqueza. En consecuencia, las decisiones políticas en relación con la ciencia y la tecnología adquieren un papel cada vez más importante en la agenda política de las sociedades avanzadas y esto afecta también de forma decisiva a las universidades.
Según un informe de la Royal Society, el sistema de ciencia y tecnología está creciendo rápidamente a escala mundial. De 2002 a 2007, el gasto mundial en I+D creció un 45%, pasando de 790.000 a 1.146.000 millones de dólares. Lo mismo ocurrió con el número de investigadores (de 5,7 a 7,1 millones) y de publicaciones científicas (de 1,09 a 1,58 millones). El mayor potencial científico, tanto por la cantidad de recursos humanos y materiales disponibles como por la importancia de la producción científica y tecnológica, está en Estados Unidos, Europa y Japón. Pero en los últimos años se están produciendo cambios importantes. En primer lugar, los llamados países emergentes, con China a la cabeza, están aumentando su participación en el sistema mundial de ciencia y tecnología de forma acelerada (gráfico 11). Actualmente China es ya el segundo país productor de ciencia, con una cuota media del 10% de la producción mundial en el período 2004-2008 (gráfico 12).
Estos cambios están configurando un nuevo panorama en la distribución de la capacidad científica y tecnológica. Sigue existiendo una gran concentración, tanto del gasto en I+D como de la producción científica y tecnológica, pero están apareciendo nuevos polos que terminarán cambiando la geometría del sistema mundial de ciencia, tecnología e innovación.
Gráfico 11 – Tasa anual de crecimiento del número de publicaciones científicas por los países del G20. 1996-2008
Nota: En gris los países del G8.
Fuente: The Royal Society (2011): Knowledge, Networks and Nations: Global scientific collaboration in the 21st century. Londres: Editorial Elsevier.
Gráfico 12 – Producción científica por países. En porcentaje. 1999-2008
Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de The Royal Society (2011): Knowledge, Networks and Nations: Global scientific collaboration in the 21st century. Londres: Editorial Elsevier.
En segundo lugar, la colaboración internacional entre científicos es cada vez más intensa (gráfico 13) y tiene efectos notables sobre la cantidad y el impacto de la actividad científica. En poco más de diez años, el porcentaje de artículos publicados firmados en colaboración por autores de diferentes países ha pasado del 25% a más del 35%.
Gráfico 13 – Evolución del porcentaje de artículos científicos publicados en colaboración internacional. 1996-2008
Fuente: The Royal Society (2011): Knowledge, Networks and Nations: Global scientific collaboration in the 21st century. Londres: Editorial Elsevier.
El número de citas recibidas por las publicaciones científicas, que se considera una medida del nivel de su impacto efectivo, crece rápidamente en función de la cantidad de países diferentes a los que pertenecen los autores que colaboran en una publicación. Un artículo firmado por autores de cinco países recibe en promedio tres veces más citas que uno sin colaboración internacional.
Y, por último, cada vez son más importantes los temas de la agenda política global que tienen contenidos e interés científico y en los que se involucran diferentes tipos de instituciones (cambio climático, seguridad alimentaria, infraestructuras científicas como el ITER, proyectos filantrópicos sanitarios de alcance global, proyectos de investigación y desarrollo en colaboración con la industria, como los dedicados a investigar sobre captura y almacenamiento de CO2, o incluso proyectos de investigación fundamental como el Colisionador de Hadrones del CERN).
La importancia de la ciencia y la tecnología en el mundo es hoy mayor que en ningún otro momento previo de la historia. También es considerable el nivel de concentración y de competencia internacional que se produce en este ámbito, al mismo tiempo que aparecen nuevos países emergentes y se incrementan las redes internacionales de colaboración. En este panorama, las universidades adquieren un papel relevante como grandes repositorios de capacidades científicas y como centros de formación de nuevos científicos.