«Decía hace unos meses el Papa Francisco en un discurso a la FAO que “el hambriento no pide limosna, sino respeto a su dignidad”. En aceptar o no esta afirmación está el cómo uno se sitúa ante los pobres de la tierra. La lucha contra pobreza que daña a las personas afecta a lo esencial de los derechos humanos y, por tanto, en ella nos jugamos el respeto…»
Lee al Rector, Julio L. Martínez, SJ, en la Tercera de ABC.