Cuántas veces habremos pensado todo lo que falta en la sociedad que vivimos para que sea mejor? Menos probreza, menos guerras, más recursos …
Déjame decirte que tengo la solución. El cambio empieza en ti.
Soy Sara Sánchez-Bleda Urbiola, alumna de 5° de Derecho y ADE de la Universidad Pontificia Comillas, y además de todos los trabajos, clases y azulejos de la Universidad, Comillas tiene numerosos voluntariados de los que puedes formar parte.
Este último curso, he tenido la oportunidad de participar en uno de ellos: Taller de Español para Refugiados y Migrantes.
Un día a la semana acudía a la Universidad, esta vez no como alumna, sino como profesora de algo que está en mi casi desde que nací: español.
Los estudiantes venían de diferentes países Senegal, Malí, Costa de Marfil, Chad … lo que todos tenían en común era muchas ganas de aprender, bueno y que prácticamente no sabían otra palabra en español a parte de hola.
Al principio no entendía muy bien como poder enseñar español a personas que hablan y piensan en idiomas completamente distintos. Sin un idioma comun entre los estudiantes y yo, porque en mi experiencia al aprender otro idioma la profesora se comunica en español mientras lo enseña. Pero ahora, tras esta nueva experiencia permíteme decir que es más que posible, es genial.
Junto con dos compañeras, llegaba a la clase y con el material que habíamos preparado previamente empezabamos a enseñar. A veces eran verbos, otras vocabulario y en el segundo cuatrimestre cambiamos a talleres de comunicación. Pero independientemente del contenido que enseñaba, en todas las clases he aprendido algo.
A mitad de las clases íbamos a la cafetería, y aunque puede parecer únicamente un descanso, es parte también de la experiencia. Hablabamos de fútbol, de diferentes comidas y nuestros alumnos se esforzaban por demostrar como podian hablar en español. Además de divertido, fue muy gratificante ver cómo partiendo de un “hola” podíamos mantener conversaciones.
«Gracias profesora» es la frase que más se repetía. Cada día al acabar la clase se escuchaba al menos 20 veces, una por cada alumno. Hasta que fue la última.
Nunca me había parado a pensar lo afortunados que somos por saber español, por ir a una Universidad e incluso por contar con materiales como pizarras digitales, que a veces damos por sentado que todo el mundo puede disfrutar de ello.
Todos los estudiantes cargaban dos mochilas, una física con todos los apuntes y otraemocional con todo lo que había supuesto dejar sus países por motivos que afortunamente no nos obligan a nosotros a hacer lo mismo. Y esto es una cosa que no me plantée o no le di la importancia suficiente en el momento que decidí participar en el voluntariado. Pero al ver el interés de todos en aprender español, las ganas de hablar en español y el poder escuchar “gracias profesora” me ha hecho replantearme muchas cosas, además de muy feliz.
Me siento muy afortunada de vivir en España, y como joven considero que la sociedad necesita muchos cambios, yo no puedo hacer esos cambios pero sí contribuir a los mismos.
Estoy muy agradecida por esta experiencia, en la que ademas de disfrutar y aprender he conseguido ayudar a personas compartiendo con ellos las herramientas que necesitan para poder vivir aquí en España: el español.
En todo momento, me he sentido acompañada no solo por las demás voluntarias sino por la profesora Paula que nos proporcionó la formación adecuada, y el material necesario hasta que gracias a ella, aprendimos a crearlo. Colaboramos con las asociaciones de Pueblos Unidos y SERCADE. Es una de las diferentes experiencias de Comillas Solidaria, un proyecto de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos y el Instituto de Idiomas Modernos.
El cambio social esta en nuestras manos, es muy fácil liberar peso de la segunda mochila. ¿Te animas?
Sara Sánchez-Bleda Urbiola, es alumna de 5° de Derecho y ADE de la Universidad Pontificia Comillas y ha sido voluntaria del programa de Clases de español para Refugiados