Relato desde la Frontera Sur. Por Pablo Badía

Acaba la jornada de trabajo y estoy en el despacho de la DDM (Delegación Diocesana de Migraciones). Me dispongo a escribir el articulo para la Cátedra que me piden.  Me tomo mi tiempo para pensar, y ver de qué puedo hablar, cierro los ojos…  La cabeza se me va, y me resuenan unas palabras que escuché hace unos días de unos mandatarios europeos hablando de la llegada de “inmigrantes ilegales”, cuyo discurso estaba marcado por el odio y el rechazo hacia las personas migrantes, tratándolos de criminalizar y deshumanizar…  Vuelvo de mis pensamientos, abro los ojos, y sigo ahí en el despacho. Doy una vuelta por el pasillo y me encuentro a Amari jugando con el pequeño Malik.

Amari dejó hace dos años su país, ha recorrido cientos de kilómetros a pie, en diferentes tipos de transporte… Ha vivido en el bosque, en la calle, en habitaciones compartidas… Su mujer y sus cinco hijos siguen en su país, él los ha dejado para buscar una vida mejor, y así poderles enviar dinero y quizás algún día puedan ir a su encuentro. El pequeño bebé Malik, le recuerda a su hijo pequeño que dejó atrás y al que añora fuertemente. Amari está en la residencia, algo debilitado de salud, recuperando fuerzas para seguir el trayecto.

De pronto aparece Kamali, la mamá del bebé, y se queda observándolos jugar. Kamali salió de su país, sola, sin estar embarazada. Le prometieron una vida mejor en Europa y cuando llegó a Nador, vino hasta la Iglesia para poder dar a luz al bebé que estaba esperando. Pronto seguirá su viaje, esta vez acompañada de un bebé… Mientras descansa y se repone.

Zaid, aparece y los saluda. Va en muletas, se encuentra en la residencia recuperándose. Zaid es el mayor de sus hermanos, su padre falleció y su madre está enferma. Su hermano mediano salió en patera desde su país y murió ahogado, ha hecho el trayecto a pie. Busca poder encontrar una vida mejor y así poder enviar dinero a su madre para que se le puedan pagar los tratamientos médicos. También tiene hermanos pequeños a los que quiere ayudar económicamente para que puedan estudiar.

Les saludo y me quedo conversando un rato con ellos y con ella. Nos sonreímos, y me despido. Vuelvo al despacho de nuevo. Resoplo, y me pregunto qué pasaría si esos mandatarios europeos estuvieran aquí, hoy, viendo, escuchando estas historias ¿cambiaria su opinión?

Ni Kamali, ni Zaid, ni Malik, ni Amari son sus nombres reales, pero si sus historias… y la de otras tantas personas. Desde aquí seguimos, escuchando, acogiendo, acompañando sus historias.

En este tiempo, han pasado muchas historias como las que he podido contar. Una parte bien importante de esta experiencia en terreno, es “estar”, estar ahí de primera mano, escuchando, compartiendo y viviendo sus historias.

Otra parte fundamental del trabajo, es el “hacer”, nuestra acción. Está siendo un tiempo de aprender y trabajar desde los distintos ámbitos de una organización humanitaria como es la DDM.

¿Qué he hecho?

La verdad, de todo… Desde conducir el 4×4 de la DDM hasta bailar al ritmo de música africana con los niños/as del Espace Enfant.

Me he dedicado a la gestión de proyectos, justificaciones técnicas y financieras, propuestas de nuevos proyectos ante diferentes financiadores… He participado en un proceso de evaluación externa de final de un proyecto. Hemos gestionado y puesto en marcha una nueva base de datos.

Asistido y participado en formaciones como un taller sobre Masculinidades Positivas impartido a los trabajadores de la organización. También he participado junto con otras entidades en una formación sobre las políticas migratorias de la UE y Marruecos. Actualmente estamos realizando una formación en coaching y liderazgo con el equipo de dirección. Hemos desarrollado una formación interna sobre la Planificación Estratégica de la entidad y un protocolo de intervención en Violencia de Género.

Actualmente junto a mis compañeros/as trabajo en la gestión del Albergue de Emergencia para personas migrantes, encargado de acoger a mujeres embarazadas, mujeres con niños/as y jóvenes enfermos.

Se me ha dado la posibilidad de dinamizar reuniones internas por equipos, por medio de las cuales realizamos seguimiento de casos y  me puedo coordinar con los equipos de intervención para resolver problemas y necesidades específicas. He participado en reuniones con otras asociaciones locales en búsqueda de colaboración. Visitas sobre terreno, desde las que realizar diagnóstico y conocer la realidad….

Agradecido estoy a la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la UPC y a la DDM, por esta posibilidad de seguir formándome, desde fuera del aula, desde terreno… Por la posibilidad de estar y acompañar tantas historias con rostros concretos…

Desde aquí seguiremos, desde Nador, desde la Frontera Sur…

 

Pablo Badía es contrato en prácticas en terreno Nador 23-24 de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos.

 

 

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