Respuesta a la crisis de refugiados

Respuesta a la crisis de refugiados. Una mirada común desde nuestra espiritualidad ignaciana

1. Introducción

El presente documento busca establecer un marco de criterios comunes de actuación dirigido a la familia ignaciana (obras, comunidades, PAL-PAT, individuos, etc.) y plantea una respuesta integral ante la crisis actual de cientos de miles de personas refugiadas llamando a las puertas de Europa.

Esta realidad ha supuesto un fuerte aldabonazo en las conciencias de muchas personas e instituciones, que quieren arrimar el hombro en este momento. Ante ello, entendemos fundamental que combinemos una apuesta decidida por canalizar ese torrente de solidaridad con el establecimiento de algunos criterios que se nutren de nuestra experiencia de trabajo interna e internacional en el ámbito de la movilidad humana.

2. Criterios generales

a) El criterio ignaciano de universalidad se concreta en esta situación en la necesidad de no hacer distinción entre personas refugiadas y/o migrantes en otras circunstancias. Debemos ayudar a que la corriente de solidaridad hacia quienes huyen de la guerra no excluya, sino que se haga extensiva a otros colectivos vulnerables que han abandonado sus países. Nos referimos a otros solicitantes de asilo que no provienen de los “contingentes” europeos actuales, así como a migrantes en diferentes estadios de sus trayectorias (personas en situación irregular, personas sometidas a condiciones indignas, víctimas de trata de seres humanos, etc.). Asimismo, este criterio nos hace preocuparnos y comprometernos no solo de y con las personas que llegan a España, sino de y con aquellas que están sufriendo en los países de origen y de tránsitob) El criterio ignaciano de mayor necesidad implica que en la coyuntura actual hemos de prestar atención a dónde se encuentran los “agujeros” del sistema. La protección internacional es un derecho reconocido internacionalmente e internamente. Las personas que van a llegar dentro de los contingentes lo harán con una serie de recursos garantizados por el Estado, que incluyen alojamiento, manutención y otras prestaciones (acompañamiento, apoyo psicológico, etc.). El gobierno central, en coordinación con las Comunidades Autónomas, Municipios y entidades especializadas, está a cargo de organizar la llegada y asentamiento de las personas refugiadas. Actualmente estos recursos son limitados, aunque es esperable que se amplíen notablemente, gracias al concurso de las CC.AA. y ayuntamientos. Nuestra aportación puede situarse para ampliar la protección en un triple eje: de ámbito temporal, de alcance de la protección y de ámbito subjetivo.

i) Ámbito temporal: la protección ofrecida por el Estado tiene una duración limitada de aproximadamente 6/9 meses, con lo cual, en la etapa posterior habrá (ya la hay actualmente) una importante necesidad de acogida y acompañamiento.

ii) Alcance: mientras que la protección inicial incide en las necesidades básicas (alojamiento, mantenimiento, educación, etc.), sabemos que el proceso de integración requiere otros muchos apoyos sostenidos en el tiempo: idioma, apoyo escolar, tejido relacional, etc.

iii) Ámbito subjetivo: además de las personas que llegarán por “contingente”, tenemos ya en la actualidad situaciones muy precarias de solicitantes de asilo, a quienes a día de hoy no llega apoyo alguna, por saturación del sistema. Del mismo modo, existen problemáticas y grupos específicos: menores, víctimas de trata, personas en situación irregular sin domicilio, etc. que deben ser incluidas en esta respuesta.

c) Una respuesta que amplía el foco. En doble sentido. Por un lado, en lo geográfico, ya sugerido anteriormente. Nuestro apoyo es tanto a las personas que llegan, como a las que padecen en países de origen y tránsito. Nuestra experiencia de cooperación internacional apoyando al JRS es una parte irrenunciable de nuestra respuesta. Recabar soporte para esta labor es, por tanto, tan importante como hacerlo para la acogida en España. Por otro lado, la acogida y apoyo a los procesos de integración de la gente que llega sería incompleta si no fuera acompañada de un esfuerzo por informar y sensibilizar a la sociedad sobre las causas de los movimientos de personas, y de una acción en el ámbito de la incidencia pública, para cambiar las políticas estatales (mejora y ampliación sustancial del sistema público de asilo, legislación de extranjería, etc.), europeas (acceso seguro, política de visados…) e internacionales (corredores humanitarios, comercio de armas, financiación de ACNUR, aumento de la ayuda humanitaria, etc.)

d) Una respuesta conjunta y articulada. La complejidad de la crisis, exige una respuesta articulada por parte del conjunto de la Provincia y, para nosotros en concreto, dentro del sector social. La realidad nos empuja a articularnos mejor y poner en práctica las reflexiones sobre la necesidad de una mayor integración del sector. La nuestra ha de ser una respuesta como Provincia, y llevada a cabo de tal manera que contribuya a una mejor articulación de la misma, de sus sectores, áreas y organización territorial. Se antoja especialmente importante la articulación en varios ámbitos: Primero, entre el sector social y las PAL-PAT; Segundo, entre estos y las comunidades de jesuitas. Tercero, con la familia ignaciana más amplia (CVX, etc.). Cuarto, entre las comunidades de hospitalidad ya existentes (tanto de jesuitas como de laicado). Todas estas dinámicas no se producen en el vacío, sino que ya hay esfuerzos en marcha sobre los que construir y profundizar.

e) En red, caminando en compañía. No estamos solos, ni mucho menos, en esta labor. También el momento actual es ocasión de reforzar vínculos con otras entidades que comparten inquietudes. En el ámbito eclesial se ha comenzado una dinámica positiva de colaboración a raíz de la crisis actual. En el ámbito social, esta colaboración también está asentada en varias materias de la migración. Debemos ir viendo en cada momento el alcance de esta colaboración, para combinar los esfuerzos internos con los externos.

f) Una respuesta apasionada y discernida. La multiplicación de noticias e iniciativas de las últimas semanas ha contribuido a generar impaciencia en sectores con ganas de actuar. Va a haber tarea y posibilidades de colaboración para quien quiera sumarse. Pero ello implica organización y coordinación, y estas, tiempo. Hay que tener en cuenta algunos factores. Por un lado, los trámites entre países para reubicar a las personas refugiadas de Grecia, Hungría e Italia tomarán varias semanas, sino más. Por otro lado, como señalábamos, la acogida y los servicios iniciales están a cargo del gobierno central, en coordinación con otros niveles territoriales y las entidades especializadas, y la necesidad se hará más acuciante cuando pase el tiempo.

3. Una respuesta integral

Con estos criterios generales, desde el sector social proponemos una respuesta a esta crisis con cuatro elementos: acogida en España; apoyo internacional (origen y Europa); sensibilización e incidencia pública.a) Comunidades de hospitalidad: un modelo de acogida ya en marcha. 

En el “marasmo” de iniciativas para la acogida que se han puesto sobre la mesa en las últimas semanas no han faltado aquellas que ponían a disposición de las personas refugiadas instalaciones del tipo residencias vacías, centros de menores desocupados y alejados de los centros urbanos, y otras grandes instalaciones de diferente naturaleza. Son propuestas encaminadas a dar respuesta a una necesidad habitacional de manera temporal. Sin embargo, quizá no sean las instalaciones más adecuadas para promover la integración comunitaria y la generación de lazos. Algunas entidades especializadas en la acogida de solicitantes de asilo se han dirigido a la compañía para solicitar este tipo de infraestructura. Al margen de que la provincia pueda facilitar estos recursos inmuebles en caso de necesidad, es importante que resaltemos algunas características del tipo de acogida practicada en algunas de nuestras comunidades y por miembros de la familia ignaciana.

i) Se trata de una “acogida” que convierte a la persona en un miembro más de la comunidad, en pie de igualdad, no en una persona que “recibe” un servicio.

ii) Es una acogida donde se busca compartir vida, donde hay escucha y apoyo recíproco y donde todos dan y reciben. El elemento relacional es fundamental, así como el de integración en barrio, comunidad, etc.

iii) Es una acogida que se nutre de personas que ya acompañamos en otros ámbitos (entidades del sector social), y que puede no tener una duración predeterminada, más allá de la que marcan los procesos de crecimiento de las personas y de la relación.

iv) Es una acogida que demanda presencia cotidiana real y vida comunitaria/familiar.

Los perfiles de personas que comparten vida en las comunidades de hospitalidad son variados, aunque con predominio de varones solos. Un reto, pues, lo puede suponer la llegada de familias enteras, mujeres con niños, menores no acompañados, etc. Debemos ver cómo compaginar la flexibilidad que esto puede implicar, con el mantenimiento de tales características de la acogida. La experiencia y compromiso del área de menores ya está dando algún fruto al respecto, en diálogo con ACNUR en España, para la acogida de menores refugiados. Además, podemos estudiar la posibilidad de plantearnos esquemas al estilo del proyecto Welcome, de JRS-France, donde familias se comprometen temporalmente a acoger a personas, en experiencias que son acompañadas por entidades sociales.

Del mismo modo, esas experiencias de acogida y hospitalidad pueden requerir el concurso y soporte de otras instancias más amplias que den cobertura a la necesidad de integración relacional: parroquias, grupos de tiempo libre, centros educativos, etc. Es importante tener claro que, ciertamente, acoge la comunidad o familia, pero también acoge el barrio, la parroquia, la escuela, el club deportivo. Esta perspectiva también amplía las posibilidades de participación de aquellas personas que no pueden o desean participar en la acogida de techo.

b) Apoyo internacional

Nuestra mirada sobre esta crisis en Europa no olvida las causas, a aquellos que no pudieron escapar del conflicto, así como a los muchos refugiados que se encuentran en tránsito, en búsqueda de una vida digna y segura para sus familias. El apoyo a la labor de acompañamiento de los diferentes JRS en los lugares donde se produce el desplazamiento es fundamental. Por tanto, la solidaridad que estos días busca movilizarse debe incluir también apoyos para el trabajo fuera de nuestras fronteras que permita una acción más completa e integral en el proceso de transito y refugio.

En este sentido, distintos actores del sector social comparten interlocuciones con socios internacionales con la intención de articular una respuesta más amplia y global. El Área de Cooperación que es interlocutor habitual de JRS Internacional y de las distintas oficinas regionales en África y Oriente Medio, lleva años apoyando en la respuesta a las crisis humanitarias que hoy provoca el éxodo de refugiados hacia Europa. En el este de África, los conflictos en Sur Sudán, Somalia y Eritrea ha obligado a millones de personas a huir del país, llegando a los países vecinos como Uganda, Etiopia y Kenya. Muchos de ellos sueñan con llegar a Europa en busca de un futuro en paz, pero la falta de recursos y la inseguridad en el camino, tan solo permite a unos pocos continuar esta marcha y la mayoría se ven obligados a quedarse en grandes campos de refugiados, donde el JRS intenta, a través de proyectos educativos y de protección, dignificar la vida de estas personas. También, desde hace unos años, el área de cooperación contribuye en la ingente respuesta a la crisis siria, centrando nuestra acción en el trabajo con el más de un millón de refugiados que llegan al Libano. La respuesta pasa por hacer posible la educación de los niños refugiados, así como ayuda básica alimentaria y de higiene, y un acompañamiento cercano a las familias refugiadas. Estos apoyos cada vez son más necesarios, ya que el número de refugiados crece exponencialmente y los recursos son insuficientes, y no les podemos olvidar ahora que el foco de las cámaras está dentro de nuestras fronteras.

Por otro lado, el Servicio Jesuita a Migrantes España (SJM) participa activamente en JRS-Europa y contribuye en el modelo de respuesta en un nivel continental. También, el área de cooperación, a través de su participación activa dentro de la Red Xavier (red de ONGs jesuitas en Europa), están buscando canales de respuesta de urgencia a las distintas necesidades en países europeos que reciben a gran parte de estos refugiados, como Grecia, Macedonia o Hungría.

Nuestra mirada universal como Compañía hace que esta dimensión internacional cobre vital importancia de cara a una respuesta efectiva que permita acompañar a los colectivos más vulnerables, más allá de las fronteras.

c) Sensibilización y comunicación:
Aunque la participación en acciones de acogida es un medio extraordinario de sensibilización, no podemos olvidar el trabajo amplio que se realiza en colegios y universidades de la red jesuita en el ámbito de la sensibilización. Esta labor la realiza principalmente el área de Cooperación, con distintas iniciativas que van desde la educación formal a la no formal. Aunque ya existen varias experiencias de sensibilización en el ámbito de la movilidad humana, esta coyuntura nos puede ayudar a darle más coherencia e integralidad a la propuesta. Y, además de esto, es importante generar material específico que contribuya a entender la crisis actual, en un contexto más amplio de flujos migratorios.

d) Incidencia:
De manera similar al anterior apartado, contamos con experiencia amplia en la incidencia en diferentes ámbitos. Desde SJM estamos presentes en debates relacionados con las políticas migratorias. El área de cooperación también cuenta con experiencia propia muy relevante. Hemos de ser capaces de construir una agenda común de incidencia (que incluya investigación y, por tanto, colaboración con las universidades).

4. Una propuesta de organización: campaña por la hospitalidad

Tan importante como lo que ya hacemos, y vayamos a hacer, es invitar a establecer un modelo de articulación y coordinación que garantice un mínimo de coherencia en la respuesta. Proponemos que esta campaña se dote de una organización de ámbito provincial y se encarne territorialmente, en aquellas plataformas que sientan mayor capacidad de acogida, coordinación y vigor. Puede que algunas plataformas ya estén trabajando y coordinándose en lo local con diferentes agentes sociales. En este caso, la propuesta puede ser complementaria, nunca excluyente.¿Qué elementos articularía esta propuesta?

o Un grupo motor provincial de hospitalidad, con algunas comisiones para ámbitos concretos. El grupo motor de hospitalidad estaría compuesto por el delegado del Sector Social, el coordinador del SJM, el coordinador del área de cooperación internacional (CI), un representante de las comunidades de hospitalidad (CoHo), de CVX- E, etc. De ella colgarían diferentes comisiones provinciales, que responden a las diferentes dimensiones, como hemos indicado:

o Iniciativas de acogida: con especial participación de entidades SJM y CoHo.

o Comunicación y sensibilización: con especial participación de CI.

o Incidencia: grupo mixto SJM-CI.

o Apoyo internacional: grupo mixto SJM-CI.

o Comisiones PAL/PAT de hospitalidad. Además, territorialmente se propondría articular comisiones PAL/PAT de hospitalidad, allí donde fuera posible. Dichas comisiones funcionarían bajo el liderazgo del delegado correspondiente, con el impulso operativo de las instituciones del sector social del territorio. No es necesario (ni será posible) que cada comisión territorial asuma todas las dimensiones de la campaña, sino aquellas que decida y se ajusten mejor a los recursos disponibles.

5. Recursos disponibles

La implementación de esta propuesta necesitará de recursos humanos y económicos para llevarla adelante. Las distintas áreas y obras del sector aportarán parte de sus recursos actuales para la realización de esta respuesta, pero sin duda serán insuficientes. Trataremos de poner en la práctica el modelo de colaboración que queremos para el sector basado en la puesta en común de las capacidades existentes, complementados con la solidaridad a la que invitamos a toda la provincia.¿Cuáles son esos recursos que aportamos al proyecto común?

o El SJM pone “a disposición” del sector social y la Provincia la iniciativa de hospitalidad que está a punto de lanzar, que cuenta con apoyo económico para dedicar tiempo de una persona que coordine la campaña o haga labores de secretaría técnica. Esto recursos se ponen al servicio de una campaña más global. Asimismo, el SJM pone todos sus centros de acogida a migrantes en cada una de sus sedes a nivel nacional al servicio de esta respuesta conjunta en la crisis de refugiados.

o También desde el área de cooperación se ponen al servicio de este esfuerzo común sus capacidades de comunicación y sensibilización, y los recursos destinados al apoyo a la respuesta internacional que fundamentalmente está dando el JRS.

o Del mismo modo, el área de menores está planteando el uso de sus instalaciones y equipos residenciales para apoyar el esfuerzo de acogida conjunto, en este caso, de personas menores.

o Invitamos a la solidaridad de toda la provincia y a nuestros colaboradores/as y benefactores/as, realizando Donativos para la Emergencia Refugiados y Migrantes a través de:

Cuenta General de la Emergencia:
Titular Fundación Entreculturas (Banco Santander)
ES89 0049 0496 8023 1020 5864

Cuenta para País Vasco y Navarra:
Titular Alboan (Bankoa)
ES59 0138 0006 4100 1065 7318

Todo lo recibido en estas cuentas se destinará íntegramente al proyecto único del Sector Social para apoyo a los refugiados y migrantes. Las donaciones que se efectúen pueden deducirse fiscalmente.

o Se habilitará una plataforma digital (web) con información sobre la campaña, la situación de la crisis de refugiados y se promoverá un estilo «ignaciano» de acogida.

o Asimismo, las entidades del sector social se comprometen a apoyar el despliegue territorial de la campaña, a través de la labor en las PAL/PAT.

 

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