A qué colegio va un hijo, si hace la comunión, si puede realizar un viaje al extranjero, apuntarse a una actividad extraescolar, someterse a un tratamiento médico o, incluso, cómo cortarse el pelo. Son decisiones propias de los padres, pero que, cuando tras una separación existen discrepancias irreconciliables entre ellos, han tenido que llegar a dirimirse en un juzgado de familia. Esto provoca una carga de trabajo extra en esos centros y que el juez se convierta en un tercer padre que, además, dicta una sentencia que no resuelve el conflicto.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario