Desafíos de la baja fecundidad

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Teresa Castro Martín, Teresa Martín García, Julia Cordero y Marta Seiz

España se sitúa desde hace tiempo entre los países con una fecundidad más baja, tanto en el contexto europeo como en el contexto mundial. El índice sintético de fecundidad cruzó el umbral de reemplazo generacional (2,1 hijos por mujer) en 1981 y continuó descendiendo hasta situarse en el nivel actual: 1,3 hijos por mujer. No estamos, por tanto, ante un fenómeno coyuntural ni probablemente transitorio. Aunque la tasa de fecundidad ha experimentado ligeras fluctuaciones –por ejemplo, un modesto ascenso al inicio de este siglo, que se vio truncado con la llegada de la crisis económica–, lo cierto es que ya lleva tres décadas por debajo de 1,5 hijos por mujer. La fecundidad muy baja y las transformaciones sociodemográficas que conlleva figuran entre los retos importantes a los que se enfrentan muchas sociedades del siglo XXI. De ahí que el debate sobre sus causas y consecuencias tenga una creciente presencia en el mundo académico y en la agenda política internacional.

En este capítulo trataremos de identificar estas barreras para comprender por qué España tiene uno de los niveles de fecundidad más bajos del mundo. En primer lugar, describiremos la evolución histórica y reciente de la fecundidad, desde una perspectiva temporal y generacional, para esclarecer si España es un caso atípico en el contexto internacional. También examinaremos las dinámicas demográficas asociadas a la baja fecundidad, como el progresivo retraso de la maternidad (y la paternidad) o la creciente proporción de personas que finaliza su etapa reproductiva sin hijos. A continuación, presentaremos algunos de los factores socioeconómicos, institucionales y culturales que condicionan la decisión de tener hijos, como la (in)estabilidad laboral, el grado de apoyo institucional a las responsabilidades de crianza y la (des)igualdad de género en el ámbito laboral y familiar. Las pautas reproductivas de la población inmigrante y la transformación del contexto familiar en el que se tienen los hijos son otros aspectos que nos parece interesante abordar para entender mejor la trayectoria reciente de la fecundidad. Tratando de contrarrestar la habitual invisibilidad de los hombres en los estudios de fecundidad, prestaremos especial atención a un concepto de paternidad más multidimensional y a la influencia de la corresponsabilidad en los cuidados en las decisiones reproductivas. Por último, reflexionaremos sobre el papel que juegan –y el que podrían jugar– las políticas públicas a la hora de atenuar los obstáculos que impiden a mujeres y hombres tener los hijos que desean.