La quiebra de la clase media

La quiebra de la clase media - Informe España 2014 - Fundación Encuentro
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Estamos asistiendo a un aumento de la desigualdad y al empobrecimiento de muchas capas sociales que hasta ahora disfrutaban de un nivel aceptable de bienestar social y de condiciones materiales de vida dignas. Aunque podamos interpretar que la causa inmediata sea la crisis económica y otros factores coyunturales, todo apunta a que se está construyendo una nueva distribución de la estructura social. Las franjas de vulnerabilidad y precariedad aumentan. Muchas capas sociales están viendo como entran en una espiral de escasez.

Los elementos a tener en cuenta no son sólo materiales y económicos, como la renta o el poder de compra, también hay que considerar las vinculaciones sociales. El sentido de pertenencia, la cohesión social, la identidad ciudadana aparecen cuando se cumplen las funciones sociales y se cubren de modo efectivo las misiones y objetivos que atribuimos a la sociedad: la cobertura de las necesidades básicas y la posibilidad de construir un proyecto personal y colectivo satisfactorio.

En este capítulo se analizará el efecto de la crisis en las clases medias españolas, sobre todo el grave descenso en su renta y riqueza y, en consecuencia, el deterioro de las condiciones de vida, el aumento de la carencia material y la precariedad en el empleo. Esto ha llevado a una disminución de este grupo social, en un proceso de movilidad descendente, y al aumento de la desigualdad. Se pretende hacer un recorrido descriptivo de la situación de la clase media y un análisis del impacto en los rostros de la crisis: la emigración, la pobreza energética, el aumento de la vulnerabilidad social y la pobreza que llevan a la exclusión social, el cambio de hábitos de consumo para poder cubrir las necesidades básicas, etc.

La realidad de la quiebra o deterioro de las condiciones de vida de las clases medias, además de la económica, tiene una dimensión cultural, social y también política. Este grupo poblacional se considera clave en la estabilidad de los procesos democráticos, por su aspiración a la modernización y a un proyecto social equitativo, entendiendo la democracia como un sistema político capaz de garantizar a los ciudadanos de un corpus de derechos de carácter político, social, económico y cultural a partir de la mediación de las instituciones públicas. La pertenencia, la afiliación, aparece como parte del contrato social en el que el ejercicio de los derechos se convierte en parte de la finalidad de cualquier forma de gobierno. El riesgo de fractura social aumenta cuando la vulnerabilidad y la escasez toman cuerpo en grandes sectores sociales y lleva a la crisis y a la pérdida de legitimidad de las instituciones.

Los hogares han visto como se reducía su renta media año a año desde 2009, provocando un empobrecimiento de la las familias españolas. Entre 2008 y 2012, la renta media por hogar ha disminuido en 3.270 euros (tabla 1), un 10,9% (la diferencia, según la Encuesta de condiciones de vida (ECV) anterior al 2013 sería algo menor, sobre un 8,7%). El año 2012 no ha supuesto una ruptura de la tendencia de pérdida de disminución del nivel medio de renta, los datos de la ECV de 2013 nos indican que ha continuado cayendo un 3,5% más.

Tabla 1 – Evolución de la renta anual media por hogar. En euros. 2008-2012

 

El impacto de la crisis en términos nominales de ingresos de las familias ha sido muy importante, pero si se analiza el impacto en términos reales, es decir, considerando la inflación, aún es mayor la caída. El salario nominal es la cuantía que percibe el trabajador por un período determinado de tiempo en la moneda en circulación. El salario real tiene en cuenta el “precio de la vida”, al considerar el impacto de la inflación en ese salario. Es decir, si existe una subida de precios equivalente a la subida salarial, el salario nominal subirá, pero el salario real será el mismo. Para calcularlo, se utiliza normalmente el Índice de Precios de Consumo (IPC). Por lo tanto, es el mejor indicativo del poder adquisitivo o poder de compra de la población. Si los salarios suben más que el precio de las cosas, entonces el poder adquisitivo sube y también la percepción de que somos más ricos. Si, por el contrario, el salario real cae, podemos comprar menos con los mismos ingresos y nuestra percepción es que nos empobrecemos.

Si se considera toda la etapa desde la restauración de la democracia, se comprueba que desde 1978 hasta principios de los años noventa, los españoles vieron como aumentó el salario real y crecía su capacidad adquisitiva. Desde entonces, el resto de la década de los años noventa y hasta que comienza la crisis, el salario real se estanca o incluso disminuye. Al principio de la crisis, se produjo la paradoja de que subió puntualmente el salario real, pero se debió a un efecto meramente estadístico: los primeros despidos se produjeron en las franjas salariales más bajas, lo que hizo que las medias aumentasen artificialmente al conservarse en mayor medida los salarios más altos. Cuando el desempleo y las reducciones salariales se generalizaron, se produjo una importante disminución del salario real.

Para analizar los datos más detalladamente hay que acudir a la ECV según la base 2004, es decir, excluyendo las cifras de 2013 a causa del cambio metodológico, lo que implica algunas variaciones en los valores absolutos de los datos, pero no en las tendencias. En la tabla 2 se observa que los hogares con mayor número de miembros son los que porcentualmente más han visto reducirse su renta. Para el período 2008-2011, sólo aumenta (casi testimonialmente) la renta media de los hogares unipersonales, aunque hay que tener en cuenta que no se incluyen los hogares destruidos. Los hogares formados por cuatro o cinco miembros son los más afectados, lo que también puede indicar que hay una estrategia de reagrupación familiar en el hogar con la vuelta de hijos o ascendientes como resistencia a los efectos de la crisis, con el objetivo de optimizar los ingresos y gastos. También puede deberse a que en un hogar con un mayor número de personas es más probable que al menos una haya perdido su empleo y, por lo tanto, la renta disminuya; es decir, las personas que han vuelto a compartir la vivienda con su familia por cuestiones económicas al quedarse en situación de desempleo, sin ingresos o con pequeñas prestaciones.

Tabla 2 – Evolución de la renta media por hogar según el tamaño del hogar. En euros. 2008-2011

 

 

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