Las mujeres reducen la brecha laboral

En un contexto como el actual, marcado por las altas tasas de paro y el deterioro de las condiciones laborales, cabe preguntarse en qué medida la crisis ha desanimado a las mujeres españolas en relación con su decisión de participar en el empleo remunerado.

Atendiendo a los datos, no se observa un efecto significativo de la crisis sobre esta decisión. Los cambios en este ámbito son claramente de carácter estructural y continúan a un ritmo muy similar, aunque ligeramente menor, al que mostraban en el período previo a la crisis (gráfico 1).

Gráfico 1– Evolución de las tasas de actividad de hombres y mujeres. 1996-2012

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Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de INE, Encuesta de población activa, varios números.

De hecho, hay dos elementos que sintetizan la fortaleza de la tendencia creciente de la tasa de actividad femenina. El primero de ellos es que entre 2007 y 2012 la tasa de actividad continuó aumentando en todos los grupos de edad a un ritmo similar al que lo hizo en los años anteriores a la crisis (2002-2005), con la única excepción de los tramos de 16 a 19 años y de 20 a 24 años (gráfico 2). En éstos, las tasas de actividad disminuyen como consecuencia de la decisión de prolongar el recorrido académico, probablemente motivado, entre otras cuestiones, por la mayor dificultad a la hora de encontrar un empleo.

Gráfico 2 – Evolución de las tasas de actividad de hombres y mujeres. 2002-2012

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Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de INE, Encuesta de población activa, varios números.

El segundo cambio que se mantiene es el aumento de la tasa de actividad en los grupos de entre 30 y 45 años, en los que se concentran aquellas mujeres que se inician en la maternidad y en la crianza de los hijos. Éste es habitualmente un indicador muy significativo respecto a la sostenibilidad de la participación femenina y en el que nuestro país ha mostrado una evolución muy rápida. En 2012, el porcentaje de mujeres de entre 30 y 45 años empleadas o en búsqueda de un trabajo remunerado oscilaba entre el 80% y el 86%. Además, su crecimiento anual es muy similar al que mostraba antes de la crisis.

En el conjunto del período analizado (2008-2012), el empleo femenino, tanto por cuenta propia como por cuenta ajena, parece haber soportado mejor la crisis. En los últimos cinco años se ha destruido el 18,6% del empleo masculino, frente al 9,3% del femenino. Este resultado se debe fundamentalmente a la mayor incidencia de la crisis económica, especialmente en sus primeros años, en sectores fuertemente masculinizados como la construcción (tabla 3). Resultado de todo ello, las tasas de paro de hombres y mujeres, que mostraban fuertes diferencias en 2007, se han igualado y el diferencial en las tasas de ocupación ha descendido a la mitad (gráfico 3). No obstante, sigue existiendo una diferencia de diez puntos porcentuales entre la tasa de ocupación masculina y la femenina.

Gráfico 3 – Evolución de la tasa de ocupación y de la tasa de paro por sexo. 2005-2012

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Fuente: Elaboración Fundación Encuentro a partir de INE, Encuesta de población activa, varios números.

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