Casi nueve de cada diez (87,9%) asalariados españoles tienen horarios fijos de inicio y final de la jornada laboral u horarios variables decididos por la empresa (tabla 2). Este porcentaje se sitúa más de 20 puntos por encima de los países de la UE-15 (66,5%) y sólo es superado por Portugal (89%). Aunque Finlandia sea un caso extremo contrario (42,9%), la mayoría de los países, tanto los escandinavos como los de Europa central y también Italia, se sitúan en torno al 60%-65%. Complementariamente, sólo el 3,8% de los asalariados españoles disfruta de horario flexible con capitalización del tiempo de trabajo (lo que se pierde un día se recupera otro), cuando países como Dinamarca, Suecia, Finlandia o Alemania superan ampliamente el 20%. Finalmente, la cifra de asalariados que disponen de cierta flexibilidad para organizar su jornada dentro de un número fijo de horas de trabajo por día se aleja también mucho en nuestro país (4%) de la media de la UE-15 (13,5%) y de países tan dispares como Italia, Francia o Finlandia, que superan el 15%.
Podría pensarse que en esta situación influye también el hecho de que no sea una demanda de los trabajadores. A este respecto, los datos de la tabla 3 son elocuentes. Menos de la mitad de los asalariados españoles (47,1%) afirma que en general es posible modificar las horas de inicio y final de la jornada laboral, más de diez puntos por debajo de la media de la UE-15 (57,8%). Esta diferencia se amplía notablemente respecto a Holanda (85,9%), Dinamarca y Reino Unido (75%).
Finalmente, los asalariados españoles están entre los que más horas y más días trabajan a la semana. Como se aprecia en la tabla 4, las 37,25 horas semanales nos sitúan en la quinta posición entre los países de la UE-15, sólo por debajo de Grecia, Portugal, Suecia y Luxemburgo. Por otro lado, España es uno de los cuatro países en los que más de un cuarto de los asalariados trabaja más de cinco días a la semana, compartiendo esta situación con los países mediterráneos: Grecia, Italia y Portugal.
El modelo urbanístico de ciudad compacta característico de los países mediterráneos explica que en estos países se emplee menos tiempo de media en los desplazamientos de ida y vuelta al trabajo (tabla 5). Frente a una media de 45 minutos en los países de Europa central y del norte, los ocupados españoles dedican 38, los griegos 33, los italianos 32 y los portugueses 27. El crecimiento acelerado de la urbanización dispersa en las ciudades españolas en las dos últimas décadas explica nuestro acercamiento en este indicador al modelo continental europeo, lo que empeora aún más las condiciones horarias de los españoles en relación con el trabajo.