La explosión del tiempo de uso y de los servicios de Internet se apoya en un notable desarrollo de las infraestructuras de la Red y de los terminales. Utilizando el símil del sistema nervioso, se podría decir que la mejora y multiplicación de las conexiones y de los nodos, el aumento exponencial de la capacidad de procesamiento de los grandes centros de distribución y de los dispositivos utilizados por los usuarios finales es la infraestructura que sostiene y ha hecho posible la revolución en la que estamos inmersos, muchas veces sin darnos cuenta.
A todo ello ha contribuido también el hecho de que la tecnología de transmisión y procesamiento se ha vuelto cada vez más transparente. El plug and play (conéctalo y empieza a manejarlo) ha sustituido en la mayor parte de las ocasiones al engorroso y con frecuencia disuasorio proceso de configuración de las redes y los aparatos. La mejora de las interfaces de usuario hace muchas veces innecesarios los manuales de instrucciones. La creciente complejidad tecnológica ya no es condicionante del uso. Al contrario, aparece como uno de sus grandes impulsores: el acelerado ritmo de aparición de aparatos (gadgets) cada vez más sofisticados, con más y mejores capacidades tecnológicas, se ha convertido en el principal reclamo de las empresas hacia los consumidores. La tradicional puesta en escena de la presentación de sus nuevos productos por parte de la empresa Apple se ha convertido en uno de los iconos de esta sociedad seducida por una tecnología sutil en su presentación y manejo, que va permeando cada vez más espacios de nuestra vida cotidiana.
Por lo que se refiere a las infraestructuras de red, los datos que aparecen en la tabla 11 son muy elocuentes. Las únicas que no reflejan un aumento continuado son las líneas telefónicas fijas, que, tras alcanzar su nivel máximo en 2008, sufren un descenso progresivo desde entonces y pierden un millón de líneas. Esta disminución contrasta con el aumento de más de cuatro millones de líneas de telefonía móvil desde ese mismo año, hasta llegar a casi 55 millones a mediados de 2012. Este número es inferior al de 2011.
A pesar del descenso de las líneas de telefonía fija, las líneas de banda ancha fija –fundamentalmente de ADSL– se han incrementado desde 2008 en casi 1,9 millones, al pasar de 9.327.438 a 11.198.558 en 2012. Estas cifras suponen una penetración del 62% de los hogares españoles, cuatro puntos por debajo de la media de la UE-27 (67%). No obstante, si tomamos en consideración los hogares que cuentan con acceso a Internet, la situación se invierte, ya que la penetración de banda ancha fija alcanza el 97% en España, frente al 92% en la UE-27, según datos de Eurostat. Esta cifra pone de manifiesto que prácticamente todos los hogares españoles que acceden a Internet lo hacen a través de una conexión de banda ancha.
Aunque todavía con cifras muy bajas en comparación con el resto de tecnologías de acceso, merece ser destacada la evolución de las líneas de fibra óptica hasta el hogar (FTTH). Los expertos coinciden en destacar que el futuro de las redes de banda ancha está en la fibra óptica, que irá desplazando las conexiones xDSL sobre el par de cobre tradicional. Tras verificar su correcto funcionamiento en pruebas, en noviembre de 2008, la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones autorizó a Telefónica a comercializar el servicio de fibra óptica FTTH. El verdadero despegue se produjo en 2011, con una ofensiva comercial y de inversión que probablemente hará que se multipliquen las conexiones con esta tecnología que asegura una velocidad de acceso muy superior y la plena operatividad de servicios con alta demanda de ancho de banda, como la televisión en alta definición.
Con todo, el cambio más llamativo se produce en el acceso a Internet a través de la banda ancha móvil. Este acceso se lleva a cabo por dos vías: la conexión a Internet a través de una tarjeta SIM vinculada exclusivamente a una tarifa de datos (datacards, módem USB o cualquier otro dispositivo para notebooks, tablets, ebooks, etc.) y la conexión mediante un teléfono móvil. En este segundo caso se toman únicamente en cuenta las denominadas líneas móviles que se conectan a Internet de forma activa, en las que se incluyen las líneas móviles vinculadas a una tarifa dedicada al acceso a Internet móvil y las que sin tener contratada esa tarifa se han conectado a Internet en los últimos tres meses. La evolución de las datacards muestra un crecimiento exponencial –con crecimientos anuales en torno al 70%– hasta 2010 para ralentizar su progresión en 2011 y bajar en 2012. La irrupción de lossmartphones parece estar detrás de este descenso y del aumento complementario de las líneas móviles que se conectan a Internet de forma activa, que alcanzaron los 13,6 millones a mediados de 2012, un 29,5% más que un año antes. En conjunto, las líneas de acceso a Internet a través de la banda ancha móvil alcanzaron a mediados de 2012 la cifra de 16,6 millones.