Refugiados latinoamericanos, en el olvido

Valeria Méndez de Vigo, colaboradora del Instituto de Migraciones, ha publicado un artículo en ibe.tv sobre la situación de los refugiados latinoamericanos, reproducimos a continuación el inicio, y te animamos a leer la entrada completa:

Los conflictos armados abiertos en Siria o Irak han centrado la atención de la comunidad internacional debido, sobre todo, al elevado número de personas refugiadas que han llegado a Europa. Mientras las miradas están centradas en la guerra de Siria y en los refugiados procedentes de este país, en América Central hay también situaciones merecedoras de protección internacional que pasan más desapercibidas.

La situación de violencia que viven algunos países de América Latina ha provocado que miles de personas se vean forzadas a abandonar sus hogares y, en muchos casos, sus países de origen. La región de Honduras, Guatemala y El Salvador, también conocida como el Triángulo Norte de Centroamérica, es una de las zonas más conflictivas del mundo.

Según datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la violencia y la inseguridad son factores clave para explicar el desplazamiento forzado en El Salvador, Honduras y Guatemala.

Las familias desplazadas tienen más dificultades para cubrir necesidades básicas como vivienda, educación, salud y acceso a empleos formales[1]. En 2015, 110.000 personas huyeron de la región centroamericana y buscaron asilo en el extranjero, siendo esta cifra cinco veces superior a la de 2011. En El Salvador, la tasa de homicidios de mujeres aumentó un 60% entre 2008 y 2015 y, en Honduras, durante el mismo periodo, aumentó un 37%. En el caso de Guatemala, el desplazamiento de sus habitantes está más relacionado con los altos niveles de desigualdad que sufre el país[2].

La mayoría de las personas procedentes de los países centroamericanos buscan seguridad en México y Estados Unidos, en menor medida, en Belice y Costa Rica. Sin embargo, gran parte de estas personas no obtienen protección internacional. En realidad, según la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, las causas por las que una persona puede ser considerada refugiada están muy tasadas, limitándose a motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas. El hecho de huir de la violencia generalizada puede no considerarse una situación merecedora de protección internacional.

 

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