El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras. Por Aitana Cabello

¡Hola de nuevo! Han pasado ya tres meses desde que inicié mis prácticas en la Cátedra de Refugiados Forzosos en la Organización de Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), y puedo decir que lo que antes era territorio desconocido para mí, ahora se ha convertido en un espacio donde cada día me siento con más seguridad y ganas de seguir.

Tres meses que se han pasado en un abrir y cerrar y ojos y que me han llevado a definir SJM y Casa San Ignacio como una gran comunidad y familia, donde todos y todas son bienvenidos/as y los logros de unos/as son celebrados/as por todos/as. Hoy por hoy, gracias a la mochila de aprendizajes personales y prácticos, puedo afirmar que comprendo mejor no solo la estructura de la entidad donde trabajo, si no también lo vital que es coordinar un equipo como motor fundamental para labor que realizamos.

Mis labores en la organización han cambiado de forma significativa al igual que mi papel dentro de la entidad. Frente a en un pasado en el que únicamente daba apoyo en las áreas de comunicación y proyectos, ahora tengo una responsabilidad mayor.  Por un lado, tomo parte en las reuniones internas de proyectos y comunicación, cerrando proyectos y conformando – en colaboración – documentos oficiales de la entidad, como los que recogen nuestra actividad anual. Por otro lado, de vez en cuando desarrollo mi faceta periodística… ¡subo noticias y newsletters!  Sumado a ello, he formado parte de los encuentros con otras entidades de la red situadas en otros puntos de España como Sevilla, Barcelona, Valladolid… estos encuentros me han hecho sentir de una familia aún más grande, y me han permitido interactuar con el trabajo de otros técnicos, y poder compartir nuestra visión y valores.

En estos meses, también he podido recibir formaciones complementarias que han ampliado y mejorado mis capacidades tanto en el ámbito personal como en el académico. Desde SJM, lanzamos las formaciones de Enredando con la participación de Sira, donde hemos abarcado formaciones como el autocuidado y el bienestar organizacional, como otras formaciones desde nuestros técnicos, como formación en Ley de Extranjería y talleres sobre prácticas de incidencia política. Estas formaciones, me han posibilitado aprender en red, dialogar con otros conocimientos y nutrirme de diferentes perspectivas. El espacio para poder compartir experiencias, dudas y aprendizajes con otros profesionales del sector, me ha enseñado que el conocimiento nunca es estático e inmóvil, sino que es un proceso que se construye entre todos colectivamente, y que nos hace crecer.

¡Pero no todo es trabajo y formaciones, también participo de los logros del equipo! El pasado 5 de febrero SJM recibió el Premio Desalambre, otorgado por El Diario en su sexta edición, en la categoría de mejor trabajo de investigación y documentación de una ONG por su informe CIE 2023 “Internamiento Muteado”. Este acontecimiento supone un hito para la organización, ya que integró una exhaustiva investigación de los CIE, y la recopilación de personas voluntarias de los testimonios de personas internas, que sufren la vulneración de sus derechos.

Volviendo a mi aprendizaje a lo largo de esta experiencia, trabajar en SJM me ha permitido entender la complejidad de la defensa de los derechos de personas migrantes y su acceso pleno a la ciudadanía. Vivimos en una época convulsa, con muchos cambios y mucha incertidumbre, y todo ello, junto con la retirada de la Ayuda Oficial al Desarrollo de Estados Unidos o la mayor afloración de discursos de odio, resulta en el abandono de muchas personas migrantes y refugiadas.

En este momento más que nunca, la labor de SJM tanto como otras entidades es crucial. Es un momento clave para resistir, para fortalecer redes de apoyo y para que la solidaridad y la bondad prevalezcan sobre el odio y el rechazo.  Estos tres meses han sido una experiencia de crecimiento, aprendizaje y compromiso.

Aunque el camino sea largo y quede mucho por recorrer, tengo claro que cada día en SJM reafirma mi convicción de trabajar en equipo, seguir formándome y seguir creyendo en la justicia social, claves para construir un mundo más justo e igualitario. Como decía Loyola, el amor se ha de poner más en las obras que en las palabras. Esta oportunidad me ha mostrado que ayudar no solo parte de una buena voluntad, sino de un compromiso por la justicia y la dignidad de las personas.

¡Por último dejo una foto con mis compañeros y compañeras de oficina! ¡A por el cambio!

Aitana Cabello Ruíz es contrato de prácticas en sede  SJM 24-25 de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos de la Universidad Pontificia Comillas.

 

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