Un hombre fue detenido el domingo en Alzira (Valencia) por haber degollado supuestamente a su hija de dos años. Las cifras son demoledoras: al menos 23 niños han sido asesinados por sus padres o parejas de sus madres en los últimos cinco años víctimas de la violencia machista. Otros 185 han visto (en muchos casos, presenciado en directo) cómo su propio padre o el novio de su madre les arrebataba a la mujer que les dio la vida. Datos que esconden el horror y el profundo dolor provocado tras esas acciones, vidas truncadas y marcadas por una violencia que se niega a desaparecer pese al rechazo social, llevándose por delante tanto a las propias mujeres (44 asesinadas en lo que va de año, siete más que en el 2016) como a sus retoños, las personas que ellas más quieren. Porque como señala el experto en maltrato Miguel Lorente, los machistas aprovechan cualquier ralentización de la concienciación social para rearmarse y afianzar su pensamiento e ideología. De ahí, señala, la importancia de mantener la vigilancia y el rechazo de los actos machistas.
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