«Estas son todas las cosas que he aprendido de mi pequeño que padece una enfermedad rara.
Querido Alvarete,
Vivimos en un mundo del culto al yo, donde prima ganar y tener éxito por encima de cualquier otra cosa. Las redes sociales no ayudan, nos venden un mundo irreal donde los ejemplos a seguir por los jóvenes son irreales.
No es extraño pensar que en este mundo una persona como tú pueda pasar desapercibida. Ni eres futbolista, ni modelo, ni tampoco un empresario exitoso, solo eres un niño con discapacidad intelectual. Cuando las personas se cruzan contigo te miran con pena o indiferencia y ninguna se para a pensar lo que les puedes aportar. Lo cual es natural, yo que soy tu padre y he tardado años en darme cuenta de tus enseñanzas; me quedaba con lo duro de la experiencia, los sueños rotos y el cansancio. Afortunadamente poco a poco empiezo a aprender de ti, me cuesta porque nunca he sido el más espabilado de la clase, pero como buen borrico que soy, una vez que aprendo el camino lo sigo a rajatabla.»
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