«Educando y ofreciendo muñecos por estereotipos ahondamos en una sociedad machista, les ponemos límites absurdos y acotamos las vías de imaginación, según las expertas.
Los juguetes no entienden de género, pero desde pequeños se nos deforma el deseo para que nos adecuemos a una y otra categoría dependiendo de si nacemos niña o niño. Cristina de Babymachismos lleva cuatro años observando y dando visibilidad desde las redes sociales a las diferencias que los estereotipos de género marcan en niñas y niños y cómo inconscientemente educamos en el juego de forma diferente. Ella considera que en la industria juguetera se sigue ahondando en la diferencia: “Grandes fabricantes como Playmobil o Lego han ampliado en los últimos años sus gamas con la versión rosa asociada exclusivamente a unicornios, hadas o escenas de roles domésticos. Cualquier adulto, si no se plantea el sesgo, lo elegiría para regalar a una niña y lo descartaría para un niño”.»
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