Antonio G. L. estaba en paro cuando volvió a la casa de su familia desde otra provincia para una boda. «Había dejado los trabajos anteriores voluntariamente porque ya no podía más», cuenta. Pero sus padres no lo entendían del todo. Su madre le pidió que no le contase a nadie durante la boda que estaba desempleado. «Yo le respondí que ella podía decirle a la gente lo que quisiera, pero que yo no iba a mentir porque no me avergonzaba de nada».Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Fuente de la imagen: Fotograma ‘En un mundo libre’ [fa type=»external-link»]