La emotiva historia de Ignacio, el niño que dibujó sus cromos porque su madre no podía comprárselos

«Lete, lete, lete… nole. Lete, nole, nole», es un sonido familiar en cualquier patio de recreo. Cuando comienza alguna moda o se disputa alguna competición, son muchos los niños que repiten estas palabras para conseguir completar sus álbumes de cromos intercambiando estas láminas con sus amigos y compañeros en sus ratos libres.
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