Canarias fue la primera comunidad en atreverse. Desde 2014, los alumnos de primero a cuarto de primaria, de seis a nueve años, tienen 90 minutos semanales de educación emocional en la escuela. Una asignatura obligatoria que les enseña a identificar sus estados de ánimo en un horario arañado a las clases de Matemáticas y Lengua, algo que al principio sublevó al profesorado. Ya tienen algún resultado: “Ha cambiado el clima del aula, ahora se lo piensan mucho antes de insultar a un compañero o juzgarle. Han perdido el miedo a decir que se sienten tristes, y buscan soluciones”, cuenta Mónica Viña, directora del colegio público La Laguna, en la isla de La Palma.Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: El País