La inocencia, la espontáneidad, el descaro, la naturalidad y la diversión que un niño puede dar no puede compararse a nada; capturarlo todo en simpáticas instantáneas puede dar un resultado entrañable y mágico.
Hoy en día todos tenemos una cámara de fotos a mano, ya sea la del teléfono o alguna económica para capturar nuestros momentos importantes; somos muchos a los que, gracias a la oferta que hay en el mercado, a los avances en la edición de imágenes y a las redes sociales, se nos ha despertado el gusanillo por la fotografía.
Si además compartes tu vida con tres bellezas fotogénicas como Yumeji de 9 años, Kotoyo de 4 e Hikono de 2, que no paran de regalar momentazos e imágenes llenas de dulzura e inocencia, lo de creerte un reportero gráfico puede ser adictivo.
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