Tomar la determinación de ingresar a una persona mayor en un centro residencial siempre supone un quebradero de cabeza, no solo por motivos económicos, sino por cuestiones emocionales. «Para muchos familiares sacar a una persona de su hogar se percibe como un verdadero fracaso personal -asegura Miquel Aguilar, neurólogo y responsable de la Unidad de Enfermedades Neurodegenerativas de DomusVi Bonanova (Barcelona)-. Entienden que no han podido atenderle tal y como se merecía, que la situación les ha superado y por eso se sienten defraudados, culpables. No debe ser así».
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]
[fa type=»file-text»] Fuente: ABC