Que el tabaco provoca millones de muertes al año no es ninguna novedad. Son casi siete millones las víctimas que se cobra, de las que 900.000 son fumadoras pasivas, es decir, aquellas expuestas al humo producido por otras personas. Casi la mitad de los niños respiran normalmente aire contaminado por el humo del tabaco en lugares públicos, y en el año 2004 representaron el 28% de las muertes atribuidas al humo de tabaco ajeno, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los niños son especialmente vulnerables “porque sus organismos están en crecimiento, sus vías respiratorias están en desarrollo y son más sensibles a los agentes patógenos como el tabaco”, sostiene Fernando Uribarri, pediatra del hospital San Rafael en Madrid.
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