Se compra producto de alta gama, se vende cumpliendo exigentes normas de calidad y, para su total tranquilidad, como no podía ser de otra forma cuando existe una transacción económica, si no le satisface, puede devolverlo. La imaginación es libre, bien podría tratarse de un sugerente coche de lujo.
Desgraciadamente no es así, el debate está en la palestra, hablamos de vientres de alquiler o maternidad subrogada. Eufemismos que ocultan un contrato de compra venta de un ser humano, que no constituye ningún progreso ni avance social, como muchos nos quieren hacer ver manipulando la información.
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