Ver documento – Las ciudades en España y el impacto de la globalización
Andrés Walliser y Daniel Sorando
Si bien existen importantes diferencias entre los municipios españoles, la globalización ha generado impactos decisivos y heterogéneos sobre el conjunto del sistema de ciudades españolas. Estos impactos se definen por dos dinámicas principales:
1. Capacidad de atracción de los principales centros urbanos (de flujos económicos y poblacionales) a expensas del vaciado de los municipios con una posición subordinada en este sistema: vaciado/llenado. En España se llenan las ciudades globales y sus áreas metropolitanas, algunos municipios costeros e industriales se mantienen, al tiempo que se despueblan buena parte de los municipios pequeños e, incluso, medianos de la España interior y meridional.
2. Dinámicas internas a los grandes municipios atractores: a) fuerzas centrípetas en espacios de alta presión: concentración de flujos de rentas altas (nacionales e internacionales) en las centralidades urbanas (segregación elitista, gentrificación/turistización, acaparamiento de las mejores condiciones urbanas), con beneficios muy importantes para los actores económicos que moldean el proceso (desde pequeños inversores a grandes fondos de inversión, con unas políticas públicas favorecedoras del proceso); b) fuerzas centrífugas: desplazamiento hacia periferias sociales y geográficas de las poblaciones más vulnerables o redundantes, concentradas en los entornos urbanos con peores condiciones. El proceso se acentúa con la financiarización de la ciudad y la alta rentabilidad de los inmuebles en las zonas más desfavorecidas y con hogares más vulnerables.
El análisis de los datos transmite la sensación de que la globalización es una fuerza imparable que transforma las principales ciudades ‒las denominadas globales‒ y que además influye directa e indirectamente sobre una serie de variables en el resto del territorio, que de alguna manera se puede definir como globalizado. La gran cuestión, aparte de la incertidumbre que genera no ya el futuro sino también el presente, por la velocidad con la que se suceden los cambios, es cómo se pueden afrontar las dinámicas de cambio y hacer de las ciudades lugares equilibrados, habitables y sostenibles.