Ver documento – La universidad española.
Juan Francisco Julià Igual
La universidad española ha experimentado un importante crecimiento desde que en el año 1983 se promulgara la conocida Ley de Reforma Universitaria (LRU), que, sin ninguna duda, supuso un punto de inflexión en el devenir universitario de España. Con la LRU se produjo una verdadera modernización de la universidad española, que la ha hecho parangonable a la de los países más avanzados, reconociendo el papel central de la institución universitaria para el desarrollo social, científico y tecnológico del país. El crecimiento de nuestra universidad aconsejaba cambios normativos, para avanzar aún más en la autonomía y colaboración con la sociedad, como se recogía en el preámbulo tanto de la Ley Orgánica de Universidades (LOU) de 2001 como en el de la Ley Orgánica de Modificación de la LOU (LOMLOU) de 2007. Una de las aportaciones más relevantes de la LOMLOU fue el avance que esta norma permitió en cuanto a la armonización del Sistema de Educación Superior en España con el llamado Espacio Europeo de Educación Superior, conocido como Plan Bolonia, al introducir una nueva arquitectura curricular de grados y master, incrementando el papel de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) como órgano de acreditación y verificación. Nuestras universidades, pese a tener que desarrollarlo en un contexto presupuestario adverso, realizaron satisfactoriamente este proceso de adaptación. Así se comprueba al observar los indicadores relativos a su desempeño académico, que mejoran claramente, aun a pesar de que, como señalamos, se hizo contando con menos recursos que otros países europeos, que destina-ron mayores recursos a sus sistemas mientras que en el caso español, como es bien sabido, se produjeron, con motivos de la pasada crisis, importantes recortes universitarios.
En definitiva, desde la LRU el crecimiento y el mejor desempeño de la universidad española, tanto si observamos sus indicadores de rendimiento académico como la evolución de su producción científica por número de publicaciones, es innegable, lo que permite hacer un primer balance positivo. Esto no obsta para reconocer los problemas y retos a los que se enfrenta la universidad española hoy, y la necesidad que tiene de responder mejor a las nuevas demandas de la sociedad como elemento clave en el camino hacia una economía basada en el conocimiento, con un uso intensivo del mismo en el conjunto de las actividades.